El presidente de Filipinas, Fidel Ramos, elogiado por poner en marcha la maquinaria económica y mantener la estabilidad política, se encuentra de repente contra las cuerdas, pocos meses antes de que termine su período de gobierno.
Desde obispos católicos y empresarios hasta ciudadanos comunes pretenden saber si procurará otro período en la presidencia, pero él no ha dicho ni sí ni no. "La paciencia es una virtud", dijo Ramos este jueves, antes de partir en un viaje hacia Medio Oriente y Europa oriental.
"Debo mantener mis opciones abiertas porque lo que está en juego no es mi futuro personal sino el interés nacional y el bienestar del pueblo", dijo el mandatario ante un grupo de empresarios el día 5.
Ramos había dicho hace unos meses que un período era suficiente para él, pero muchos creen que abriga la secreta intención de competir por la reelección para permanecer en el poder más allá de junio de 1998.
Para que eso suceda, deberá reformarse la constitución, que limita la permanencia al frente de la presidencia a un solo período.
La expectativa política tiene a la ciudadanía sobre ascuas, mientras grupos empresariales manifiestan preocupación de que la incertidumbre tenga efectos perjudiciales sobre la moneda y el mercado de valores.
Nadie afirma que la constitución esté esculpida en piedra, pero muchos temen que se concrete una enmienda reeleccionista porque ya están apoyando a algún otro candidato.
"No es un eventual cambio en los períodos presidenciales lo que causa ansiedad entre los inversores, sino el riesgo de turbulencia política, que hace peligrar la confianza en la viabilidad de nuestra estabilidad económica", dijo el comentarista político Alex Magno.
Al igual que otras monedas del sudeste de Asia, el peso filipino sufrió ataques especulativos tras la crisis financiera en Tailandia. Los operadores de bolsa sostuvieron que la incertidumbre política deprime el mercado accionario.
Los simpatizantes de Ramos han recolectado millones de firmas para respaldar el levantamiento de la disposición constitucional que fija un período único para los presidentes, pero la Corte Suprema consideró ilegal esa campaña en dos oportunidades y se aguarda su tercer veredicto.
La Cámara de Representantes comenzó a debatir en las últimas semanas su constitución en Asamblea Constituyente para enmendar la carta de 1987, pero suspendió la discusión debido a las crecientes protestas. El Senado considera una propuesta similar que aún no ha sido presentada ante el plenario.
Esas iniciativas "no están bajo mi control", se escudó Ramos. Pero la oposición afirma que esto es difícil de creer.
El debate nacional llegó a su punto más álgido la semana pasada, cuando el propio Ramos debió referirse a la situación política ante empresarios con los que se había reunido para considerar los problemas financieros del país.
Los empresarios le reclamaron que indicara sus intenciones de forma categórica, al margen del resultado de los debates en el Congreso. Pero la elusiva respuesta de Ramos sembró aun más confusión.
Los opositores le han llegado a calificar de "mentiroso consistente" que apela al doble discurso.
La ex presidenta Corazón Aquino, quien impulsó en las anteriores elecciones la candidatura de Ramos, le pidió que enunciara sus intenciones con claridad, y agregó que "hay suficientes buenos hombres en el gobierno para convertirse en presidente".
El arzobispo de Manila, Jaime Cardinal Sin, se opone a una reforma constitucional que admita la reelección y convocó a la ciudadanía a una manifestación el día 21 para demostrar "oposición a las dictaduras".
Otros acusaron a Ramos de tendencias dictatoriales y le compararon con el fallecido presidente Ferdinando Marcos, quien derogó la constitución y declaró la ley marcial en 1972 para permanecer en el poder más allá de su período de gobierno.
Algunos llegan al extremo de afirmar que Ramos se apresta a declarar la ley marcial. El presidente debió replicar que esas acusaciones eran "mentiras rampantes, falsedades y maquinaciones", y aseguró que las elecciones previstas para mayo de 1998 se celebrarán de acuerdo con lo programado.
En otra reunión, a la que asistieron Sin y Aquino, Ramos dijo que esperará para tomar una decisión hasta noviembre, cuando la convención de su partido político deba decidir su candidato a la presidencia.
Sean cuales sean sus planes reales, las dudas no le hacen bien a la economía, que en los últimos cuatro años experimentó un saludable crecimiento.
Pero la crisis en Tailandia ya golpeó a Filipinas y abatió las proyecciones del gobierno. El crecimiento del producto interno bruto de 1997, estimado a comienzos de año entre 6,1 y 6,8 por ciento, llegará a cinco por ciento, según operadores bancarios. (FIN/IPS/tra-en/js/ral/mj/ip if/97