Congresistas republicanos de Estados Unidos acusan a la ONU de un intento de financiar abortos en campamentos de refugiados, y por ese motivo amenazan con impedir el pago de parte de 1.500 millones de dólares que Washington debe al foro mundial.
El presidente de Estados Unidos, Bill Clinton, logró un acuerdo este año con el Congreso, controlado por el opositor partido Republicano, para que Washington pague 819 millones de dólares en los próximos tres años, condicionado a varias reformas claves de la Organización de Naciones Unidas (ONU).
Pero ahora el acuerdo está en peligro ya que varios republicanos de extrema derecha protestan por lo que consideran un plan de la ONU para brindar servicios de aborto a refugiados.
El grupo republicano está encabezado por el representante Chris Smith, acérrimo opositor del aborto que objetó varias pautas políticas bajo estudio del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) y la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Aunque representantes del foro mundial aseguraron en reiteradas ocasiones que el organismo no practica abortos, su negativa a adoptar la política antiabortista de la derecha cristiana concitó la ira de políticos como Smith.
"Están considerando el aborto en todos los campamentos de refugiados del mundo. Esta decisión no logrará el consenso", sostuvo Smith.
Si las agencias de la ONU practican el "aborto a pedido" de los refugiados, Smith y otros republicanos del Congreso impedirían el pago de las deudas previsto para los próximos dos años fiscales, advirtió. Cien millones se pagarán durante el actual ejercicio económico, que termina en octubre.
"No dejen que el programa de la ONU sea secuestrado por quienes fomentan el aborto", exhortó Smith.
Sus palabras ensombrecieron la reunión del lunes entre el secretario general de la ONU, Kofi Annan, y varios destacados congresistas, incluyendo al representante Benjamin Gilman, de Nueva York, presidente del comité de relaciones exteriores de la cámara baja.
Muchos legisladores republicanos y demócratas elogiaron los planes de Annan para reformar la ONU y solicitaron cooperación para terminar con el problema de la deuda.
"Tuvimos una buena reunión con el secretario general y nos sentimos alentados por las reformas que se están adoptando", dijo Gilman.
El representante señaló que se estima que algunas sugerencias de Washington adoptadas por la ONU, como la designación de un inspector general, ahorrarán al organismo 30 millones de dólares.
Bill Richardson, embajador de Estados Unidos ante la ONU, añadió que su país está preparado para cumplir con su parte en el pago de la deuda. Una enmienda republicana para impedir el desembolso inicial de 100 millones de dólares fue derrotada el viernes por 246 votos contra 168 en la Cámara Baja, destacó.
"El apoyo hacia la ONU está aumentando lentamente en el Congreso de Estados Unidos. Creo que falta poco", declaró Richardson.
"El pago de la deuda es una obligación", arguyó Christopher Shays, republicano moderado de Connecticut que discrepa con Smith sobre el tema del aborto.
Gran cantidad de legisladores de la mayoría republicana y la minoría demócrata en el Congreso piensan que se deben pagar las deudas, a pesar de las diferencias que se puedan tener con el organismo mundial en varios temas políticos, añadió Shays.
No obstante, la amenaza de Smith de impedir el pago de la deuda demuestra todo lo que Washington aún debe hacer para convencer al Congreso de pagar los aportes, que representan una obligación contractual, sin condiciones.
La semana pasada, decenas de cancilleres presentes en la Asamblea General de la ONU criticaron a Estados Unidos por no pagar su parte, que representa 25 por ciento del presupuesto aproximado del foro mundial de 1.300 millones de dólares, en su totalidad, a tiempo y sin condiciones.
Richardson reconoció que las objeciones de Smith amenazaban impedir el pago de las deudas y, hasta ahora, la administración de Clinton no modificó la situación. Pero el embajador agregó que estaba presionando al Congreso para que comprendiera que "las reformas están en camino en la ONU".
"Lo que queremos es un voto por sí o por no sobre el paquete de la deuda tal como está", indicó Richardson y señaló la preocupación de la Casa Blanca porque los republicanos en el Congreso puedan alterar el acuerdo conseguido en los últimos meses.
Pero el embajador añadió que le agradaba que líderes republicanos como Gilman y Shays quisieran pagar la deuda.
Incluso si se logra apaciguar a la derecha, quedan muchos obstáculos en los próximos meses. Una de las condiciones para el pago de la deuda es la exigencia de Washington de que sus aportes se reduzcan de 25 por ciento del presupuesto total de la ONU al 20 por ciento.
Los aportes de los estados miembros a la ONU no se modifican desde 1974 y Estados Unidos estima que países con economías más fuertes desde entonces, como Alemania, Japón y China, deben pagar más.
Richardson anunció que la Casa Blanca pretende que la Asamblea General vote antes de diciembre sobre la reducción de la contribución de Estados Unidos.
La administración de Clinton está comprometida, por el paquete de la deuda acordado con el Congreso, a buscar reducir los aportes a 22 por ciento este año y a 20 por ciento en el 2000.
Es difícil que dichos objetivos puedan cumplirse. Los otros 184 estados miembros de la ONU se oponen a la idea de que Washington dicte los términos de su deuda y muchos podrían votar en contra de la reducción de los aportes estadounidenses.
Los funcionarios de la ONU también reconocen que el esfuerzo de Washington será más difícil debido al intento de representantes como Smith de añadir nuevas condiciones al paquete. (FIN/IPS/tra- en/fah/mk/aq-lp/ip/97