Estados Unidos y México amargan sus relaciones en un conflicto comercial por el azúcar y los edulcorantes de maíz. El caso, que fue llevado ante la Organización Mundial de Comercio (OMC), involucra a autoridades, industriales y a 300.000 trabajadores mexicanos, que temen por su empleo.
El problema, germinado en la firma del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLC), según afirma la industria azucarera de México, se desató cuando el país latinoamericano inició en febrero una investigación antidumping (comercio desleal) y luego impuso aranceles especiales a los edulcorantes de maíz exportados por Estados Unidos.
El comité de Agricultura del Senado de Estados Unidos acusó este martes al gobierno de México de realizar acciones coercitivas e ilegales contra las empresas de bebidas refrescantes, al limitar la compra de jarabe de maíz extranjero.
El pronunciamiento del comité del Senado siguió a una declaración de la Asociación de Refinadores de Maíz de Estados Unidos, que acusó al gobierno mexicano de proteger su "ineficiente industria azucarera".
Washington presentó el caso a la OMC, por considerar violatorias de las normas internacionales de comercio las barreras impuestas en México a la importación de sucedáneos del azúcar.
La Cámara Nacional de la Industria de Azúcar y Alcohol de México (CNIAA) apoyó las medidas del gobierno y negó que las autoridades apliquen presión al sector de bebidas refrescantes para que aumente su compra de azúcar.
La CNIAA exige la reforma de los documentos del TLC, un acuerdo en vigencia desde hace tres años, que limitan a 25.000 toneladas al año la exportación de azúcar de México a Estados Unidos. Mientras, no hay tope previsto para la venta de jarabe de maíz y de fructuosa de Estados Unidos a México.
El analista financiero Alberto Barranco, del diario Reforma, sostiene que la batalla de los azucareros mexicanos parece perdida a largo plazo, pues México se comprometió en el TLC a limitar sus ventas de azúcar y permitir el ingreso indiscriminado de fructuosa.
Con una zafra de 4,7 millones de toneladas en 1996, México es el séptimo productor mundial de azúcar, detrás de India, Brasil, China, Estados Unidos, Tailandia y Australia.
Según la CNIAA, las embotelladoras de gaseosas y los fabricantes de dulces de México sustituyeron gradualmente el azúcar por jarabe de maíz, lo que pone en grave peligro a los ingenios, cuya producción va en aumento y no logra colocación en el mercado internacional.
Los empresarios advirtieron que los subsidios del gobierno de Estados Unidos a la agricultura reducen el precio de exportación de los edulcorantes de maíz, que son entonces más baratos que el azúcar y de más rápido procesamiento industrial. También aseguraron que el consumo de esos productos es perjudicial para la salud.
Pero no sólo Estados Unidos produce edulcorantes de maíz, sino que México cuenta con una creciente industria en ese ramo.
"Si el gobierno del presidente Ernesto Zedillo no limita el uso de fructuosa, los trabajadores azucareros bloquearemos fábricas y haremos marchas en las ciudades", afirmó Enrique Ramos, líder del sindicato de la industria del azúcar.
"Al hacer extensivo el uso de los derivados de maíz se corre el riesgo del cierre de, al menos, 20 ingenios azucareros, con lo que se provocaría el despido de miles de trabajadores", explicó Ramos.
La industria azucarera mexicana, con más de cuatro siglos y medio de existencia, emplea hoy a 380.000 personas, 75 por ciento de las cuales viven en áreas rurales.
El cultivo de caña de azúcar ocupa el quinto lugar en la agricultura nacional y cubre una superficie de 700.000 hectáreas.
La mayoría de la producción de los 61 ingenios existentes se vende a las fábricas de bebidas sin alcohol locales y transnacionales, y en segundo lugar, a la industria de dulces y chocolates y al sector de repostería.
México es, luego de Estados Unidos, el país de mayor consumo de refrescos en el mundo.
La Secretaría (Ministerio) de Comercio de México puntualizó que, pese al conflicto por la frutuosa y el azúcar, no se renegociarán los acuerdos referentes al tema, pues ya fueron concertados y firmados, y tampoco se impedirá que los fabricantes de refrescos compren el producto que más les convenga.
El gobierno actuará dentro del marco del mercado y del TLC, el acuerdo al que pertenecen Canadá, Estados Unidos y México, aseguraron las autoridades. (FIN/IPS/dc/ff/if/97