La coalición Izquierda Unida, tercera fuerza electoral de España, comenzó hoy un proceso formal de ruptura, que alejará de sus filas a un sector próximo al Partido Socialista Obrero Español (PSOE), el principal de oposición.
Izquierda Unida agrupa a varios partidos menores y a políticos independientes en torno del Partido Comunista (PCE), uno de los pocos que en Europa mantienen ese nombre y una sólida estructura orgánica.
Julio Anguita acumula los cargos de secretario general del PCE y de coordinador general de Izquierda Unida.
La crisis se debió a posiciones del Partido Democrático de la Nueva Izquiereda (PDNI), encabezado por los ex comunistas Cristina Almeida y Diego López Garrido e integrado hasta ahora en Izquierda Unida.
El PDNI aboga por una estrecha alianza con el PSOE, para enfrentar electoralmente al centroderechista y gobernante Partido Popular (PP).
Anguita acepta como conveniente esa unidad de acción, pero la condiciona a un acuerdo programático con los socialistas, a los que considera alejados de la izquierda.
Izquierda Unida rechaza la convergencia monetaria de la Unión Europea, a la que pertenece España, y los convenios suscriptos por el gobierno, los sindicatos y la patronal, que fueron aceptados por el PP, el PSOE y el PDNI.
El factor causante de la ruptura fue la decisión de las organizaciones regionales de Izquierda Unida en Galicia y Cataluña, controladas por el PDNI, de presentarse a las elecciones en coalición con el PSOE.
La presidencia de Izquierda Unida objeta esas alianzas, por entender que el PSOE sigue orientado a la derecha y que la decisión fue tomada, tanto en Cataluña como en Galicia, contra la política global de la coalición.
Rosa Aguilar, portavoz de Izquierda Unida, informó este miércoles que la presidencia de la coalición decidió la separación del PDNI por sus actitudes "desleales" y "antirreglamentarias".
Aguilar subrayó que todos los grupos pertenecientes a Izquierda Unida delegaron las relaciones con otros partidos a la dirección de la coalición. Agregó que, al acordar directamente alianzas con una fuerza ajena a Izquierda Unida, el PDNI "se ha puesto fuera de juego".
Los dos sectores de Izquierda Unida, el mayoritario encabezado por Anguita y el minoritario de López Garrido y Almeida, consideran que la ruptura es irreversible y que la reunión del Consejo General de la coalición, en noviembre, sólo la formalizará.
Las divergencias surgen de la evaluación de consecuencias. Para López Garrido, la fractura supone la paralización de Izquierda Unida como instrumento político y la demostración de "su incapacidad para crear una alternativa frente a la derecha".
Sin la alianza con el PSOE, sostiene el PDNI, el Partido Popular volverá a ganar las elecciones y "se perpetuará un gobierno de derechas".
Anguita, por el contrario, cree que la salida del PDNI aclarará el panorama político, evitará confusiones y obligará al PSOE a conversar directamente con la dirección nacional de Izquierda Unida, si pretende lograr acuerdos.
"Entonces, hablaremos de programas, y sobre esa base discutiremos lo que debemos hacer", dijo Anguita.
Mientras, la dirección de Izquierda Unida registró sus siglas en Cataluña, Galicia y Valencia, para evitar que los críticos las utilicen.
Por otro lado, y para demostrar que no se trata de diferencias verbales únicamente, el PDNI impulsa una coalición con el PSOE en Galicia, en la que además participa el ecologista Partido de los Verdes.
Este domingo, esa alianza fue presentada en Santiago de Compostela, Galicia, en un acto al que asistieron los secretarios regionales de las centrales sindicales Unión General de Trabajadores (prosocialista) y Comisiones Obreras (procomunista), y representantes de organizaciones ambientalistas, feministas y de inmigrantes. (FIN/IPS/af/ff/ip/97