Seis "espaldas mojadas", inmigrantes del norte de Africa que navegaban hacia las costas españolas, murieron hoy y más de veinte están desaparecidos, al naufragar en las cercanías del Estrecho de Gibraltar.
Seis náufragos, algunos que llegaron a la costa nadando y otros que fueron rescatados por patrulleras, dijeron que en la "patera" viajaban otras 30 personas, todos con la intención de buscar trabajo en Europa y carentes de visas de entrada.
Las "pateras" son unas embarcaciones utilizadas en los lagos de baja profundidad para cazar patos. Su uso para transportes no autorizados se debe a que pueden navegar en aguas poco profundas, en las que no pueden hacerlos las patrulleras de los guardacostas.
El naufragio se produjo cerca de Tarifa, una zona costera española que hace propaganda turística afirmando que es la que tiene vientos más fuertes, y que por lo tanto atrae a los surfistas de toda Europa.
Los inmigrantes suelen ser en su mayoría jóvenes norafricanos que ahorran durante meses para poder pagar su traslado a organizaciones que las autoridades españolas califican de "mafias organizadas".
El cruce del Mar Mediterráneo se suele hacer de dos maneras. Una es por mar, en las "pateras", cuyos propietarios suelen hacer saltar al agua a los pasajeros cuando están cerca de la costa, sin siquiera atracar.
La policía encuentra de vez en cuando cadáveres de ahogados sin identificar, pues los propietarios de las embarcaciones no se aseguran de que sepan nadar al obligarlos a saltar.
La segunda vía es a través del empleo de dobles fondos o dobles techos en furgonetas y camiones, que cruzan el mar en ferris y prosiguen viaje por carretera, hasta abandonar a los inmigrantes en el interior de España.
En julio volcó uno de esos camiones y murieron más de 20 norafricanos, ninguno de ellos identificado.
El pasaje de cada uno de esos inmigrantes, a los cuales los traficantes califican de "atunes", oscila entre 600 y 800 dólares. Después de llegar a tierra, generalmente se dirigen hacia la casa de un pariente, conocido o "conocido de un conocido".
Uno de cada tres que se embarcan llegan a establecer ese contacto. Del resto, una parte mueren ahogados o en accidentes de tráfico y los demás son capturados por las fuerzas de seguridad, en tierra tratando de orientarse o en mar al ser detectadas y apresadas las "pateras".
El cruce del estrecho es peligroso pero, dice el periodista español Ildefonso Olmedo, los norafricanos tienen "más miedo al hambre que a la patera", aludiendo a la situación social de Túnez, Argelia y Marruecos.
España ha cerrado sus fronteras por acuerdos de la Unión Europea (UE), que exige un control de la inmigración. Al existir un cupo restringido, que no supera los 25.000 permisos de entrada por año, la presión inmigratoria se canaliza por vías informales.
A principios de agosto más de 15 Organizaciones No Gubernamentales (ONG) entregaron un escrito al ministro de Interior, Jaime Mayor Oreja, denunciando la expulsión de ciudadanos de origen argelino residentes en varias ciudades españolas.
Las ONG temen que se esté poniendo en práctica una decisión política discriminatoria por origen nacional, o contraria a derecho, por la grave situación del país de origen de los expulsados.
Su campaña se basa en un hecho destacado por el Instituto Opina, que realizó una investigación para el tradicional diario La Vanguardia, de Barcelona.
Según Opina, 76,8 por ciento de los encuestados cree que los extranjeros realizan trabajos que ningún europeo quiere realizar. Además, 74,5 por ciento de los españoles se muestra favorable a la llegada de inmigrantes, porque consideran que la solidaridad es uno de los valores principales de la sociedad.
Sólo 18 por ciento rechaza ese enunciado. Otro dato es que la mayoría de los españoles prefieren al resto de los europeos, antes que a los árabes o a los norteamericanos.
Al pedirse a los encuestados que calificaran de uno a diez sus preferencias por los extranjeros inmigrantes, los europeos globalmente puntuaron con 7,4, los sudamericanos con siete, los asiáticos 6,7, los negros africanos 6,6 y los norteamericanos 6,2.
Los árabes recibieron una puntuación de seis, considerado un aprobado por el Instituto Opina. (FIN/IPS/td/dg/pr-hd/97