EGIPTO: Valores tradicionales continúan mutilando a las mujeres

El respeto por la tradición es tan poderoso en Egipto que, pese a advertencias de los médicos de que la mutilación genital puede causar infecciones y la muerte, se estima que unas 3.600 jóvenes sufren la operación cada día.

Algunas organizaciones afirman que alrededor de 70 por ciento de las mujeres egipcias están mutiladas, pero recientes encuestas de grupos civiles sitúan la cifra en más de 90 por ciento.

En la actualidad, la creciente influencia islámica en Egipto fortaleció la dimensión religiosa de esta costumbre milenaria.

Aunque la mutilación genital femenina fue practicada durante siglos antes del advenimiento del Islam, intentos del gobierno secular de Egipto por erradicar la práctica enfrentaron la resistencia de grupos islámicos conservadores.

La resistencia aumentó en particular desde que la mutilación genital de una niña de 12 años fue transmitida por la cadena de televisión estadounidense CNN en 1994.

La transmisión, que mostró a la niña llorando antes de la operación y dando gritos mientras era mutilada catapultó a la atención pública un tema hasta entonces silenciado o tratado con reserva en todo Egipto.

En 1995, el ministro de salud, Ismail Sallam, sucumbió ante las presiones de organizaciones de mujeres locales e internacionales y prohibió la llamada "circuncisión femenina" en los hospitales gubernamentales.

Pero fuerzas conservadoras se unieron para luchar por mantener lo que consideran una opción personal y de los padres favorecida por el Islam.

Liderados por el jeque Yussuf el-Badry, clérigo dedicado a introducir la ley islámica o sharia en los códigos legales seculares de Egipto, los conservadores demandaron a los ministerios de Salud por ordenar la prohibición y de Educación por utilizar textos escolares que se refieren a la mutilación como una "costumbre dañina".

En junio, una corte de El Cairo revirtió la prohibición del Ministerio de Salud sobre la base de un tecnicismo legal. Los conservadores la consideraron una victoria para el Islam. "No es requerida por nuestra religión. Pero es mejor para la mujer si está circuncidada", explicó El-Badry.

No todos los líderes islámicos comparten su opinión. Algunos de los líderes más influyentes, incluyendo a las dos mayores autoridades religiosas, el mufti y el jeque de Al- Azhar, subrayaron que el Corán, libro sagrado del Islam, no se pronuncia sobre el tema.

Trabajadores de la salud en El Cairo destacan que la prácitca pre-islámica tiene más que ver con una costumbre de clase que con creencias religiosas.

Es tan común entre la minoría cristiana copta, por ejemplo, como entre la mayoría musulmana, mientras las niñas de la clase alta, cualquiera sea la religión, tienen pocas posiblidades de ser mutiladas. La práctica es casi desconocida en países islámicos estrictos como Arabia Saudita e Irán.

"La religión no es la principal razón", dijo la doctora Mawaheb Moyelhy, quien lucha desde hace 12 años por detener la mutilación desde una pequeña clínica en uno de los suburbios urbanos de El Cairo.

La mutilación es igualada a la preservación de la virtud de la niña, cualquiera sea su religión, dijo El-Mouelhy. Y en una sociedad donde el honor famliar a menudo es sinónimo de la castidad de sus mujeres, ese valor es domianante.

En las villas, la prueba de la virginidad es un requisito para el matrimonio. La madre despliega una sábana ensangrentada ante la comunidad la mañana después de la boda para demostrar el honor de su hija. Sin esa prueba, seguramente el marido pida el divorcio.

Disminuyendo el deseo sexual de las jóvenes mediante la mutilación, las madres esperan evitar un infeliz escenario. "Saben que la mutilación dañará a sus hijas ahora, pero creen que, en el largo plazo, podrán casarse", destacó El-Mouelhy.

En Egipto se practica la forma de mutilación más benigna, que extrae el clítoris y los labios menores de la vulva. En Africa central, en los países subsaharianos, desde Mauritania en el oeste a Somalia en el este, es más común la operación conocida como infibulación, explica la médica.

La infibulación extrae también los labios mayores de la vulva, cosiendo el tejido remanente alrededor de la vagina, y dejando un orificio para el pasaje de la orina, lo cual produce grandes dolores y desgarros durante la relación sexual y el parto, además de infecciones.

Activistas egipcios de los derechos humanos estiman que entre cinco y seis por ciento de las niñas mutiladas sufre alguna clase de complicación, en general una infección prolongada o incapacidad de cicatrización de la herida.

Cada año, muchas mueren desangradas, en general las que sufren una enfermedad no hereditaria similar a la hemofilia que afecta a hombres y mujeres.

El-Mouelhy lleva a cabo desde su clínica un programa para explicar al público las posibles complicaciones de la mutilación, con la esperanza de revertir los valores tradicionales que convencen a madres, maridos y suegras a practicarla.

Aún no hay estudios que indiquen la eficacia de la labor de los trabajadores de la salud para reducir el número de operaciones practicadas.

Trabajadores de la salud indican que, antes que el tema se politizara tras el informe de la CNN, la situación comenzaba a presentar algunos cambios. "Antes de la cobertura, estábamos avanzando", dijo Aziza Hussein, presidenta de la Asociación de Planificación Familiar de El Cairo.

Hussein espera que una vez que el tema pase a un segundo plano, los trabajadores de la salud podrán progresar. "Para la próxima generación, esto habrá parado", asegura. (FIN/IPS/tra-en/dho/rj/lp/pr-he-hd/97

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