EE.UU: Empresas en campaña contra convención de Cambio Climático

Algunas de las principales compañías de Estados Unidos están gastando millones de dólares en avisos publicitarios para difundir su oposición a la profundización del tratado que restringe las emisiones de gases invernadero.

El presidente de Estados Unidos, Bill Clinton, sufre la presión cruzada de grupos ambientalistas, que exigen la firma de compromisos más profundos, y empresas petroleras, de explotación de carbón y fabricantes de vehículos, que consideran "injustos" esos tratados.

"El acuerdo perjudicará la economía al establecer cortes en el uso de energía a los países industrializados mientras exceptúa a países como India, China, México y Brasil", advirtió Jerry Jasinowski, presidente de la Asociación Nacional de Industriales Manufactureros de Estados Unidos.

Esta campaña publicitaria, a un costo de 13 millones de dólares, fue descrita por expertos como la más intensiva jamás montada para ejercer presión política sobre una única cuestión. La intención es convencer a la ciudadanía estadounidense de la presunta injusticia de la convención.

"Este acuerdo mundial no es mundial y coloca todo el peso (de su cumplimiento) sobre Estados Unidos y otros pocos países", según uno de los muchos anuncios difundidos por radio, televisión y medios de prensa.

Organizaciones ambientalistas replicaron que Estados Unidos emite más dióxido de cargón que ningún otro país, que la campaña apunta a la desinformación del público y que desvía la atención de la responsabilidad de la industria nacional en la producción de gases invernadero, causantes de grandes cambios climáticos.

A medida que se acerca la reunión de las partes de la Convención de Naciones Unidas sobre Cambio Climático, que se celebrará en diciembre en Kioto, Japón, aumenta la temperatura del debate sobre el calentamiento planetario.

Si se produce un acuerdo, las partes firmarán en Kioto nuevas metas y objetivos sobre reducción de emisiones de gases invernadero, que surgen de la quema de combustibles fósiles (petróleo, gasolina y carbón), los más utilizados por las sociedades modernas.

Muchos científicos coinciden en que estos gases, una vez que son liberados, quedan atrapados en la atmósfera y no permiten la salida de los rayos solares al espacio, de modo que incrementan la temperatura en la superficie de la tierra.

Con el tiempo, este fenómeno provoca cambios climáticos, entre ellos aumento en la frecuencia e intensidad de las tormentas, inundaciones, olas de calor y sequías, agregan.

En 1995, un panel de científicos creado por la Organización de Naciones Unidas (ONU) concluyó que el calentamiento planetario derivaría en aumentos de temperatura de hasta 3,5 grados en el próximo siglo.

A fines de septiembre, científicos de todo el mundo viajarán a Washington para presentar los resultados de sus estudios al presidente Clinton y exhortarle a comprometerse la firma de su país en una nueva meta para reducir la liberación de esos gases a la atmósfera.

Una iniciativa en debate propone la reducción de las emisiones de los países industrializados en 20 por ciento debajo de los niveles de 1990 para el 2005, aunque algunos científicos han llegado a establecer como objetivo más adecuado una reducción de 50 por ciento.

A las empresas se exigirá, a través de nuevos controles obligatorios, la instalación de equipos que utilicen la energía de modo eficiente y el empleo de combustibles "limpios".

Esos cambios provocarían pérdidas de empleos en Estados Unidos y aumentos de impuestos, según las empresas. "El acuerdo llevará a la bancarrota a muchas pequeñas empresas y obligará a algunas a trasladar sus operaciones industriales al exterior", pronosticó Jasinowsky.

Los ambientalistas replican que las quejas de los empresarios son desproporcionadas. "Apelan a una visión pesimista y poco realista", dijo Michael Marvin, director ejecutivo del Consejo Empresarial para la Energía Sustentable, grupo que reúne a compañías tecnológicas y energéticas de alternativa.

Los países como México y China no serán exceptuados del tratado, pero el cumplimiento de los acuerdos propuestos en sus territorios se acompasará al de los países industrializados en pocos años, aseguró Dan Lashof, del Consejo de Defensa de los Recursos Naturales.

"Resulta claro que las grandes empresas no están preocupadas de que el tratado sea aplicado o no, sino de socavar cualquier acuerdo", afirmó Lashof.

"Son empresas contaminantes. Todas ellas gastan su dinero sucio en propaganda y desinformación", agregó Philip E. Clapp, presidente del Centro de Información Ambienta, grupo con sede en Washington.

Los ambientalistas de Estados Unidos lanzarán su propia campaña publicitaria la semana próxima.

Uno de los carteles que se instalará en las estaciones de trenes subterráneos alude a la frase común para anunciar el pronóstico del clima en los noticieros de radio y televisión. "Las Grandes Empresas le acercarán el clima de mañana", reza.

Washington ha tenido a lo largo de la historia una posición vacilante en las negociaciones mundiales sobre calentamiento planetario.

En la Conferencia Mundial sobre Ambiente y Desarrollo (Cumbre de la Tierra) celebrada en 1992 en Rio de Janeiro, Estados Unidos fue el único país industrializado que se negó a firmar un acuerdo sobre reducción de gases invernadero.

Más de 2.000 economistas estadounidenses, entre ellos seis premios Nobel, difundieron en febrero una declaración conjunta en la que aseguraron que la disminución de las emisiones de esos gases en la atmósfera podría concretarse con un impacto pequeño o nulo sobre la economía nacional.

El gobierno de Clinton anunció luego, por primera vez, que aceptaría el establecimiento de metas obligatorias para abatir las emisiones en la reunión de Kioto, pero el mandatario aún no ha decidido si respaldará el tratado tal como se lo ha propuesto.

Clinton alertó la semana pasada que parte del territorio de Estados Unidos sufriría inundaciones en poco tiempo si no se toman medidas contra los gases invernadero.

"Podríamos reducir 20 por ciento las emisiones mañana mismo con la tecnología disponible y sin costo si cambiamos el modo en que nos comportamos", dijo el presidente. (FIN/IPS/tra- en/dk/mk/mj/en/97

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