El presidente de Bolivia, Hugo Banzer, se anotó un nuevo triunfo en sus 48 días de gobierno, al convocar a un diálogo nacional con representantes de la sociedad civil, luego del acuerdo con los campesinos cultivadores de coca para destruir pacíficamente los cultivos ilegales.
La iniciativa del diálogo nacional fue acogida con agrado por casi todos los sectores sociales, y el diálogo comenzó a organizarse la pasada semana, para empezar oficialmente el 6 de octubre.
La propuesta es observada como una nueva muestra de la intención de Banzer de dejar atrás definitivamente la imagen de "ex dictador de los 70" con que aún se lo identifica en el país y especialmente en el exterior.
Banzer, que juró la Presidencia el 6 de agosto, también logró un acuerdo con los campesinos cultivadores de coca para destruir pacíficamente las plantaciones ilegales que utiliza el narcotráfico.
De ese modo descartó el uso de la fuerza militar en el Chapare – zona roja de la coca y la cocaína en Bolivia- para erradicar 7.000 hectáreas de coca hasta fin de año, un objetivo que aseguraría a Bolivia la certificación de la lucha contra las drogas que concede Estados Unidos.
En el diálogo nacional, los campesinos cultivadores de coca participarán en la discusión sobre coca-cocaína para proponer la despenalización de la hoja del arbusto.
El diputado Evo Morales, dirigente sindical de los cocaleros, advirtió que el capítulo más polémico del diálogo nacional será el de coca-cocaína y que en esa materia los campesinos solicitarán despenalizar e industrializar la coca con fines medicinales y alimenticios.
Banzer se comprometió también a apoyar hasta el final las investigaciones para encontrar el cadáver del asesinado líder socialista Marcelo Quiroga Santa Cruz, que fue su principal adversario político.
Quiroga fue acribillado el 17 de julio de 1980 las fuerzas golpistas del general Luis García Meza.
A su convocatoria al diálogo nacional han acudido casi todos. Sólo la Central Obrera Boliviana no decidió en una primera instancia si participará en las conversaciones.
El diálogo se desarrollará en base a cinco comisiones que discutirán los temas de equidad (pobreza, salud, educación y servicios básicos), oportunidad (empleo y crecimiento de la economía), institucionalidad (reformas judiciales y corrupción), descentralización y coca-cocaína.
Cada comisión será dirigida por un moderador independiente y estará compuesta por 30 personas: 10 representantes elegidos de sectores sociales, 10 de organizaciones no gubernamentales y 10 de los Poderes Ejecutivo y Legislativo.
Al presentar el plan, Banzer dijo estar convencido de que en 15 años de democracia, los bolivianos aprendieron a ejercitar la tolerancia y a no ver a quien piensa distinto como un enemigo, sino como un contendor.
"Ya no podemos gobernar el país con decretos, con planes de emergencia, con disposiciones transitorias. Ha llegado el tiempo de las grandes respuestas, de las políticas concertadas", afirmó.
El gobierno invitó como moderadores a cinco reconocidas personalidades del ámbito intelectual: la periodista Ana María de Campero, el economista y analista Carlos Toranzo, el politólogo Jorge Lazarte, el sociólogo René Mayorga y el investigador Roberto Laserna.
Para garantizar la imparcialidad en la conducción del diálogo, los moderadores serán remunerados con fondos de cooperación de la Corporación Andina de Fomento, del Banco Interamericano de Desarrollo y del Programa de las Naciones para el Desarrollo.
"Nos han dado garantías para llevar a cabo esta iniciativa. Al grupo de moderadores se le ha garantizado que el diálogo será amplio y abierto. Nuestra misión no será hacer un plan de gobierno, sino buscar objetivos de largo plazo", explicó Campero a IPS.
Lazarte, que se desempeña como vocal de la Corte Nacional Electoral, informó que las comisiones harán llegar "insumos" al gobierno, que decidirá si los convierte en programas.
"Lo que haremos será recoger lo que la sociedad civil quiere y espera", aseguró Lazarte.
Las orientaciones que saldrán del diálogo no servirán únicamente para el actual gobierno, sino para los siguientes, porque se definirán líneas de acción a largo plazo, a manera de posibles políticas de Estado y no de un solo gobierno, dijo el politólogo.
A finales de octubre, los moderadores entregarán a Banzer las conclusiones y recomendaciones de los 150 miembros de las comisiones.
El presidente ha asegurado en varias ocasiones que está dispuesto a dejar de lado su programa de gobierno para hacer una gestión de consenso. Aunque, en opinión de políticos y analistas, aún no existe un plan de gobierno propiamente dicho, sino tan sólo un conjunto de intenciones y principios generales. (FIN/IPS/jcr/ff/ip/97