La campaña internacional por la prohibición de las minas antipersonales ingresó hoy en una nueva etapa con la presentación formal del documento del acuerdo al gobierno de Canadá para su firma.
El tratado, que prohibiría las minas de tierra, será firmado en Ottawa entre el 2 y el 4 de diciembre, pero Estados Unidos ya advirtió que no lo suscribirá.
"En menos de 12 semanas, la comunidad internacional alcanzó un objetivo esencial al transformar en realidad este tratado", manifestó el canciller canadiense Lloyd Axworthy.
"La mayoría de los países del mundo reconocieron que es hora de poner fin a estas armas que matan indiscriminadamente de una vez y para siempre", destacó.
Axworthy recibió el documento, llamado oficialmente "Convención sobre la prohibición del uso, acumulación, producción y transferencia de minas antipersonales y sobre su destrucción", de su homólogo noruego, Björn Tore Godal, una semana después de que casi 100 países acordaran la prohibición en Oslo.
"Con este tratado hemos sacado provecho a esta nueva era de desarme", declaró este viernes el secretario general de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), Kofi Annan.
"Finalmente logramos invertir la tendencia sobre producción y uso de minas terrestres e iniciamos una nueva que algún día unirá a todos los países en la lucha contra esas armas", añadió.
Axworthy comenzó la campaña por la prohibición de las minas en octubre de 1996, cuando instó a los gobiernos a firmar el tratado para fines de 1997.
En ese entonces, la meta parecía demasiado ambiciosa, señaló Steve Goose, director de programa del Proyecto Armas de la organización de derechos humanos Human Rights Watch. "Hoy, menos de un año después, lo que pocos creían posible es una realidad", destacó.
El hecho que promovió el cambio fue la enorme movilización de grupos de activistas y pueblos en todo el mundo, subrayó Goose.
Los gobiernos de Noruega y Canadá, así como la Campaña Internacional para Prohibir las Minas Terrestres y el Comité Internacional de la Cruz Roja forjaron una alianza eficaz, agregó.
La semana pasada, Washington quedó aislado al declarar que no firmaría en diciembre el tratado de Ottawa.
El anuncio tuvo lugar luego del fracaso del Pentágono para conseguir la exclusión temporal de las minas terrestres en la frontera entre Corea del Sur y Corea del Norte y de las minas de tecnología "inteligente", que pueden inutilizarse sin activarse.
El presidente estadounidense, Bill Clinton, ni siquiera mencionó el tema de las minas en el discurso que pronunció ante la Asamblea General de la ONU esta semana, luego de varios días de recibir críticas de la comunidad internacional por la política de su gobierno.
"El tratado de prohibición de las minas establece una nueva norma internacional contra el uso de minas antipersonales. Quienes no lo firmen serán estigmatizados y quienes sigan empleando las armas sufrirán el ostracismo", arguyó Goose.
Annan espera que más de 100 países firmen el tratado en Ottawa, luego del cual el Comité sobre Desarme, con sede en Ginebra, podrá dedicarse a conseguir la prohibición de las minas.
"Sin embargo, éste es sólo el comienzo de la Convención de Ottawa. Debemos trabajar incluso con mayor tesón para remover los millones de minas que perduran en las sociedades de posguerra, desde Bosnia y Angola hasta Camboya", añadió.
La ONU estimó que hay más de 110 millones de minas enterradas en 64 países. Cerca de 800 personas mueren cada mes debido a esas armas y más de un millón murieron o quedaron lisiadas por las explosiones desde 1975. (FIN/IPS/tra-en/fah/aa/ml-aq/ip/97