La ejecución de tres jóvenes mexicanos con antecedentes criminales, aparentemente a manos de la policía de la capital, abrió un nuevo capítulo en la ola de violencia desatada en una ciudad donde se cometen en promedio 27 delitos por hora.
Así lo consideraron políticos y portavoces de grupos humanitarios estatales y no gubernamentales luego de que este martes se encontraran en una zona despoblada los cuerpos de los jóvenes con varios disparos en sus cabezas.
"Es un acto de barbarie que demostraría que el crimen se está comenzando a combatir con el crimen", dijo este jueves el presidente de la estatal Comisión de Derechos Humanos de la capital, Luis de la Barreda.
Según denunciaron los padres de los jóvenes muertos, cuyas edades oscilaban entre 17 y 25 años, sus hijos fueron detenidos el lunes durante un operativo policial en el barrio Buenos Aires, uno de los más peligrosos de la capital, con un alto índice en asaltos, asesinatos y venta de productos robados.
Tras difundirse la noticia sobre el hallazgo de los cuerpos, decenas de personas llamaron a varios radioemisoras para expresar su apoyo al asesinato de los jóvenes y quejarse por enésima vez de la inseguridad, un fenómeno en crecimiento pese a la intervención de personal del Ejército en los cuerpos de policía.
"La población se engaña, pues las ejecuciones extrajudiciales son un gravísimo atentado al estado de derecho y no tienen cabida en un régimen democrático", advirtió De la Barreda.
La Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal confirmó que los cuerpos de los jóvenes tenían evidencias de haber sido ejecutados, pero sostuvo que posiblemente murieron a manos de narcotraficantes, aunque no descartó la posible participación de policías.
"Se quiere encubrir a los culpables, por lo que pedimos a (la Comisión de) Derechos Humanos que nos ayude", declaró uno de los familiares de los asesinados, quien aseguró haber visto el momento en que policías a bordo de motocicletas se llevaban a los jóvenes.
Para el director del no gubernamental Centro de Derechos Humanos Agustín Pro, el sacerdote jesuita David Fernández, "todo pareciera indicar que se está frente al inicio de una acción de escuadrones de la muerte".
El grupo humanitario envió, junto a otros similares, una denuncia sobre el caso a la oficina del relator especial de la Organización de las Naciones Unidas en contra de Desapariciones Forzadas y Ejecuciones Extrajudiciales.
En su tercer informe de gobierno, presentado el día 1, el presidente Ernesto Zedillo reconoció que la inseguridad llega a tales niveles en la capital y en el país que las personas ahora temen por igual a delincuentes que a policías.
Diversos estudios indican que cada día los policías comenten alrededor de 150 asaltos en la capital.
El produrador general, Jorge Madrazo, ha reconocido en más de una ocasión que entre los cuerpos de seguridad de México la corrupción llegó a niveles alarmantes y que prácticas como la tortura y la intimidación son habituales entre los agentes.
Madrazo informó que deberán pasar alrededor de cuatro años para poder renovar los cuerpos de seguridad con elementos formados de manera distinta. Por lo pronto, se mantendrán los planes anticorrupción y la participación de militares en los mandos de la policía, indicó.
En México, una persona puede trabajar de policía luego de cumplir un curso de menos de seis meses.
Los sueldos de los agentes de nivel básico, que en su mayoría registran apenas formación escolar primaria, no pasa de 320 dólares mensuales, cifra menor en 2.180 dólares a la que recibe un policía en Estados Unidos.
Entre 50 y 60 por ciento de los policías de la capital carece de aptitudes, apunta el secretario de Seguridad Pública del Distrito Federal, Enrique Salgado.
"En los servicios de seguridad pública hay egoísmo, autosuficiencia, malos entendidos y equivocadas tendencias a emplear el cargo para intimidar, extorsionar y ofender la dignidad de las personas", reconoció.
La corrupción de los policías es uno de los ingredientes centrales en el "cóctel" de criminalidad que enfrentan actualmente los mexicanos, sostienen los analistas.
Datos oficiales indican que la tasa de homicios en la capital se incrementó 90 por ciento en los últimos 14 años hasta llegar a 19,4 casos por cada 100.000 habitantes.
Las autoridades adoptaron como estrategia los últimos días realizar redadas, con la participación de decenas de policías fuertemente armados y con sus rostros cubiertos o pintados, en las zonas más peligrosas de la capital.
Los operativos son aplaudidos por algunos ciudadanos, pero los vecinos de los lugares afectados se quejan, al igual que los grupos humanitarios, que ven en ello una violación a las garantías individuales. (FIN/IPS/dc/dg/pr-hd/97)