Las organizaciones no gubernamentales (ONG) de España se oponen a que se ejecute un plan para confinar en guetos a las personas que ejercen la prostitución.
Pepa Barahona, portavoz de la ONG Médicos del Mundo, afirma que "nadie puede reprimir el ejercicio de la prostitución y menos aún en los espacios públicos". La legislación española prohibe el proxenetismo, pero no la prestación de servicios con el propio cuerpo.
El ayuntamiento de Madrid, gobernado por el centroderechista Partido Popular (PP) pretende alejar a los hombres y mujeres que ejercen este antiguo oficio, de una transitada carretera que atraviesa un gran parque, la Casa de Campo, y lo une con el residencial pueblo de Somosaguas.
El principal grupo de la oposición, el Partido Socialista Obrero Español (PSOE) coincide con ese objetivo, aunque difiere con algunas de las medidas propuestas.
La mayoría de las prostitutas "de calle" de Madrid, como las que ejercen en la Casa de Campo, son extranjeras y de éstas una buena parte inmigrantes africanas, latinoamericanas y de Europa del Este.
Los profesionales de alto nivel, hombres y mujeres que trabajan en hoteles de lujo o en viviendas privadas, se identifican como "masajistas", cobran con tarjetas de crédito y se anuncian diariamente, por centenares, en los periódicos más prestigiosos y de mayor venta, como El País, ABC y El Mundo.
Los extranjeros, por lo general, carecen de residencia en el país y, durante años, ofrecieron sus servicios en los laterales del Paseo de la Castellana, una gran avenida que corta Madrid de Sur a Norte. Pero fueron expulsados por presión de los vecinos y se trasladaron a la Avenida de Méndez Alvaro.
Expulsados nuevamente, tras serios conflictos vecinales, recalaron en la Casa de Campo, una gran extensión arbolada, en cuyo interior se encuentran el zoológico, un parque de atracciones, instalaciones feriales y cuatro restaurantes.
Pero ahora no son los vecinos quienes protestan por la actividad de estas personas en la zona (más de un millar), sino los ejecutivos del parque de atracciones.
Del millar de prostitutas y prostitutos que frecuentan la Casa de Campo, alrededor de 600 se someten mensualmente a medidas de prevención sanitaria en los vehículos que Médicos del Mundo desplaza a la zona.
El aislamiento no sería una medida nueva en España e incluso en algunas ciudades ya se aplica. En Barcelona, desde el siglo pasado existe un "barrio chino", en el que se concentra la prostitución.
Ya en la edad media, cuando terminaba la cosecha, los hombres disponían de dinero y se aprestaban a la diversión. En los campos sólo quedaban los rastrojos y allí solían concertar sus citas.
Las prostitutas tenían proscripta su entrada a los pueblos y ciudades.
En alguna de éstas, como Salamanca, sede de la célebre universidad del mismo nombre, sólo podían ingresar a determinados barrios marginales, con unas ramas de arbustos en la cabeza, para no ser confundidas con las mujeres "decentes".
Ese distintivo es el que dio origen a la palabra "ramera", con la cúal hoy aún se las denomina.
En el Madrid de fines del siglo XX, no se les obliga a cubrirse con ramas, ni a vagar por los rastrojos, pero sí a recluirse en algunas zonas y, de prosperar ciertas iniciativas, podrían ser encerradas en una miniciudad, con guardias privados y circuitos cerrados de televisión para vigilarlas.
Las organizaciones de defensa de los derechos de las prostitutas señalan que en las proximidades del parque de atracciones las mujeres encuentran seguridad e iluminación, dos factores que evitan que sean atacadas.
Médicos del Mundo destacó este miércoles que son los automóviles privados los que constituyen un peligro para la Casa de Campo, "no una mujer". Por lo demás, añade la ONG, esas mujeres llevan tres o cuatro años allí y no provocan problemas.
Pepa Baraona, afirma, además, que hay actitudes racistas porque la mayoría de las mujeres que quieren erradicar son negras.
Esa ONG asiste a las mujeres que trabajan como prostitutas. A las que "personalmente" hayan decidido abandonar ese oficio, las orientan hacia los servicios sociales que las apoyan en su reinserción.
Sobre la propuesta de edificar una "miniciudad" sólo para las prostitutas, con servicios de salud y vigilancia, la respuesta de las ONG es negativa.
Rocío Nieto, directora de la Asociación de Atención y Reinserción de Mujeres Prostitutas subrayó, que en todo caso "serán las prostitutas quienes deban decidir si eso sigue adelante o no". (FIN/IPS/td/jc/pr-hd/97