/DERECHOS HUMANOS/CHILE: Pobreza entre los niños supera promedio nacional

Más de 33 por ciento de los niños de Chile pertenecen a los hogares de más bajos ingresos, cifra que supera al índice de pobreza general del país, del orden de 28 por ciento de la población.

En número absolutos, hay 1.332.000 menores de 15 años que son pobres, y entre ellos 354.000 corresponden a la extrema pobreza o indigencia, con 34.000 menores, en su mayoría de estos estratos, que no están incorporados al sistema educacional.

Los datos corresponden a un procesamiento de la encuesta de caracterización socioeconómica (Casen) de 1996 y fueron presentados este jueves por los ministerios de Planificación, Educación, Salud y Justicia.

En 1990, 52 por ciento de los niños chilenos vivían en situación de pobreza, y aunque el último cálculo muestra evidentes progresos, no dejan de preocupar a los organismos gubernamentales vinculados a la infancia y al frente social.

"Evidentemente no es un orgullo para el país tener entre su población a más de un millón de niños en situación de pobreza, pero somos un país subdesarrollado y hay que seguir avanzando fuerte e integralmente en este tipo de problemas", dijo el ministro de Planificación, Roberto Pizarro.

La encuesta Casen determinó que a partir de los quintiles (tramos de 20 por ciento) de ingresos, en el más bajo se ubica 32 por ciento de la población menor de 15 años, y en el siguiente 24,8 por ciento.

Al quintil siguiente corresponde 17,4 por ciento y al cuarto quintil 14,5, para terminar con el 20 por ciento más rico de la población chilena al cual corresponde sólo 11,2 por ciento de los menores de 15 años de edad.

El hecho de que el porcentaje de niños pobres sea mayor al promedio nacional de pobreza, se explica porque en los estratos de menores ingresos se mantienen mayores tasas de fecundidad o crecimiento demográfico.

En el 20 por ciento de familias más pobres el promedio es de 1,8 menores de 15 años por hogar, en tanto en el quintil más rico la proporción de niños por hogar es de sólo 0,6 de acuerdo a la encuesta Casen.

De las 13 regiones del país, la más afectada por la pobreza infantil es la novena, de la Araucanía, unos 700 kilómetros al sur de Santiago, donde está la mayor concentración rural de familias de indígenas mapuches.

La octava región de Concepción, a la cual pertenecen los deprimidos distritos mineros del carbón, a 500 kilómetros al sur de la capital, es otro de los escenarios de este fenómeno de pobreza que afecta mayoritariamente a los niños.

En el "ranking" de niños pobres se situaron a continuación la región décima, también del sur, la séptima, del área sur-central, y la cuarta, la única del norte, localizada a unos 400 kilómetros de Santiago.

Todas las regiones con pobreza infantil tienen una importante presencia rural en su población, lo cual explica en gran medida los fenómenos de marginación del sistema educacional que se observan en el país.

De los 34.000 menores de 15 años que no van a una escuela o colegio, 26,4 por ciento tienen dificultades económicas insalvables o están trabajando para contribuir en algo al sustento de sus empobrecidas familias.

Otras causas de abstención escolar, vinculables también a la pobreza, son los problemas familiares (7,3 por ciento), el tener que ayudar en los quehaceres del hogar (5,5), dificultades de acceso o transporte hacia el colegio (4,4) y la inexistencia de una escuela cercana, que afecta a 4,2 por ciento.

No obstante estos rezagos, Chile tiene una alta cobertura de educación básica (ocho grados de formación), con 98,2 por ciento de los niños en edad escolar incorporados al sistema. En 1990 el porcentaje era de 96,8 por ciento.

Las autoridades destacaron como un fenómeno positivo el aumento de la educación pre-escolar, que en 1990 atendía a 20,9 por ciento de los menores de siete años, para llegar en 1996 a una cobertura de 29,8 por ciento.

La extensión de la cobertura pre-escolar es indispensable en el Plan Nacional de Lucha contra la Pobreza del gobierno del presidente Eduardo Frei, ya que junto con la mejora en la atención alimenticia de los menores permitiría la incorporación de las madres al mercado laboral.

La participación femenina en la fuerza de trabajo está evolucionando positivamente en Chile, pero el crecimiento se evidencia sobre todo en los estratos de ingresos medios y altos y no en los más pobres.

La desocupación y el empleo informal siguen siendo la tónica en los sectores de más bajos ingresos, cuyos escasos niveles de escolaridad les permiten aspirar sólo a trabajos de baja calificación y mal remunerados. (FIN/IPS/ggr/jc/hd-pr/97

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