La lista clásica de derechos humanos, compilada en Occidente, debe complementarse con otros conceptos, como el derecho al desarrollo y los "valores asiáticos", afirmó hoy la Alta Comisionada de Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Mary Robinson.
Robinson, que abandonó la Presidencia de la República de Irlanda para tomar posesión hace dos semanas de su nuevo cargo, dijo que no promoverá sólo la declaración de derechos humanos nacida en Occidente, pues su punto de vista es más amplio.
Al respecto, explicó en conferencia de prensa que, junto a los derechos civiles y políticos, defenderá otros, como los derechos de las mujeres y el derecho al desarrollo.
Así mismo, desmintió expresamente comentarios que le atribuyeron la intención de concentrarse de modo casi exclusivo en la violación de derechos humanos en el mundo en desarrollo.
"Ese no es mi propósito. No creo que la violación de derechos humanos se produzca en un sólo sitio", declaró la ex presidenta de Irlanda, que sucede en el cargo al actual canciller de Ecuador, José Ayala Lasso, primer Alto Comisionado de Derechos Humanos.
Robinson logró el apoyo de Estados Unidos, de la Unión Europea y de organizaciones de derechos humanos occidentales, tres fuentes de críticas a la gestión de Ayala Lasso, a quien exigían más energía en la denuncia de determinados gobiernos.
La nueva comisionada destacó que, en reuniones con cancilleres y diplomáticos asiáticos, detectó "cierta suspicacia e incluso hostilidad" de funcionarios que temen una gestión sesgada contra ellos.
Para disipar ese recelo, los líderes occidentales y asiáticos deben resolver sus diferencias conceptuales en materia de derechos humanos, propuso Robinson.
El 50 aniversario de la Declaración Universal de Derechos Humanos, que se celebrará el próximo año, será la ocasión para un debate honesto de las dos partes sobre el asunto, agregó.
También anunció que aprovechará el aniversario para promover una mayor comprensión de las diferentes actitudes ante los derechos humanos.
En contraste con la conducta reservada de Ayala Lasso, Robinson empleó las dos primeras semanas en su nueva función para condenar atrocidades y conversar con funcionarios de gobierno.
Durante su actual visita a Nueva York, la comisionada se reunió con el canciller chino Qian Qichen para abrir un diálogo sobre derechos humanos y también discutió con los cancilleres de Colombia y Argelia sobre los conflictos en ambos países.
En su reunión con Qian, Robinson dejó claro su deber de hablar "con justicia y responsabilidad" sobre varios asuntos de derechos humanos, declaró posteriormente la comisionada, y anunció que tomará medidas "que no caerán bien a algunos gobiernos".
Así mismo, advirtió que su trabajo no se limitará a países en desarrollo y que abordará cuestiones como la pena de muerte y las condiciones carcelarias en Estados Unidos.
Por primera vez, un relator especial de la ONU, el abogado senegalés Bacre Waly Ndiaye, inició una misión para observar específicamente la pena capital, las muertes en prisión y la custodia policial en Estados Unidos, destacó Robinson.
Ndiaye realiza este mes visitas a funcionarios y a prisiones de Nueva York, California, Texas y Florida, pero hasta ahora no pudo obtener una entrevista con el presidente Bill Clinton ni con la secretaria de Justicia, Janet Reno.
"La Comisión de Derechos Humanos interpreta que no existe una prohibición de la pena de muerte", admitió Ndiaye en entrevista con un periódico, pero señaló que el máximo castigo debe reservarse como "medida muy excepcional" y no debe aplicarse a menores, embarazadas ni retrasados mentales.
La pena capital tampoco debe utilizarse "como receta general para combatir cualquier tipo de dificultad que enfrente el Estado", subrayó Ndiaye.
Estados Unidos y China encabezan la lista de los países que extienden la pena de muerte a una amplia gama de delitos, de acuerdo con el relator especial.
Robinson destacó el caso de Estados Unidos como ejemplo de que la ONU defiende los derechos humanos en cualquier país, sin importar cuán poderoso sea.
Pero la agenda de sus primeras semanas en el cargo está ocupada por reuniones con funcionarios de países en desarrollo, y el público está atento a qué país Robinson criticará más.
La comisionada confía en que, cuando sea tiempo de palabras duras, su condición de irlandesa la ayude a mantener un enfoque imparcial.
"La historia de Irlanda se define como la historia de una nación del Sur", señaló Robinson, quien hizo referencia a la colonización de su país por Gran Bretaña, la ruinosa hambruna de hace un siglo y el actual proceso de paz, que intenta poner fin a una prolongada insurrección en Irlanda del Norte contra el dominio británico.
Robinson espera que la recién creada oficina de derechos humanos permanezca pequeña. "Siendo irlandesa, estoy contra los imperios. Los irlandeses, como ustedes saben, lucharon contra un imperio durante largo tiempo", dijo. (FIN/IPS/tra-en/fah/mk/ff-ml/hd/97