Ninguno de los espectadores que a fines de agosto asistieron en el teatro Solís de la capital uruguaya a la representación de Don Giovanni, de Wolfgang Amadeus Mozart, debe haber pensado en la posibilidad de un incendio.
Ese riesgo tampoco preocupó al nutrido público que presenció el espectáculo del bailarín argentino Maximiliano Guerra en el mismo teatro, que fue construido a fines del siglo pasado y es uno de mas importantes de América Latina.
Pero en la memoria de los expertos aún ronda el fantasma del fuego que hace casi 20 años destruyó el Sodre, el principal centro de espectáculos culturales del estado uruguayo, y más cerca aún, tragedias internacionales como las de la Fenice, en Venecia, o el Liceo de Barcelona.
El riesgo de incendio está latente debido al "viejísimo" tendido de cables del sistema eléctrico del Solís, una sala propiedad de la municipalidad de Montevideo que requiere un cambio "urgente", aunque por el momento, el riguroso control aplicado parece alejar el peligro.
Así lo estableció Lionello Puppi, un técnico italiano especialista en conservación y preservación arquitectónica que tiene a su cargo la recontrucción de la Fenice.
"Es absolutamente urgente que se realice una obra de mantenimiento y remodelación" del Solís, dijo Puppi, que llegó a la capital uruguaya mediante un convenio de intercambio cultural entre Uruguay e Italia.
El diagnóstico fue terminante: la solución definitiva para evitar el peligro de incendio y realizar una produnda obra de mantenimiento demandará entre un millón y tres millones de dólares, que es necesario obtener.
La inversión vale la pena, porque el teatro Solís "es absolutamente extraordinario. La conformación espacial es perfecta, al igual que la organización de la platea y los palcos, y el escenario es elegante", describió Puppi.
La visión de Puppi no es sólo la de un apasionado por la arquitectura. Una óptica similar tiene del teatro el escenógrafo, vestuarista y director de escena italiano Stefano Poda, responsable de Don Givanni.
"Es un teatro grande, una joya arquitectónica", dijo Poda, que criticó a los uruguayos que no se dan cuenta de la importancia del edificio, por considerarlo de menor jerarquía que el Colón de Buenos Aires.
"El Colón es un disparate de teatro, como ya no existen más en el mundo. El Solís es un teatro en grande, que hay que restaurar de manera urgente", alertó Poda. "Aún vivo el luto del Liceo de Barcelona", agregó.
La pasión de Poda se explica porque el Solís "fue creado especialmente para la ópera", aunque el objetivo de aquella época fue luego modificado por la realidad.
Las grandes estrellas del mundo de la ópera que llegan a este país en desarrollo de 3,1 millones de habitantes ya no actúan entre cuatro paredes, sino en escenarios abiertos.
Los ancianos aún hablan del tenor italiano Enrico Caruso, como el máximo huésped del género recibido en el Solis, y ese recuerdo cobra especial fuerza cuando grandes astros como Luciano Pavarotti o Plácido Domingo ofrecen espectáculos en un estadio de fútbol.
Lejos quedó el tiempo en que la catalana Margarita Xirgú asentó en el Solís una sólida escuela de actores que se ha ampliado con los años.
Hoy, la superpoblada estructura del Solís alberga en una de sus alas un Museo de Historia Natural y en la otra un restaurante tradicional que, a juicio de Puppi, es necesario trasladar, para desarrollar allí actividades realacionadas con el teatro.
En el edificio del Solís también se halla la Escuela Municipal de Arte Dramático, se realizan espectáculos de música popular, y actúan el elenco municipal de la capital uruguaya y la Orquesta Filarmónica.
Los problemas que padece el teatro se agravan "porque se lo usa demasiado. El Solís se debería utilizar de modo razonable. Es un teatro delicado, que no puede soportar un uso cotidiano". argumentó Puppi.
El experto regresó a su país, pero se puso a disposición de las autoridades municipales de Montevideo para continuar su asesoramiento y dejó como mensaje la necesidad de realizar un estudio a fondo, como requisito para solicitar ayuda internacional que permita mantener el edificio. (FIN/IPS/rr/ff/cr/97