Chile conmemoró hoy el aniversario número 24 del golpe de estado de 1973 en una jornada menos violenta que lo previsto por las autoridades, aunque se registraron serios enfrentamientos entre manifestantes y la policía en Santiago.
Fuerzas especiales de la policía de Carabineros invadieron el Cementerio General de la capital para perseguir a jóvenes calificados de "violentistas y anarquistas", cuando se rendía homenaje a las víctimas del cruento pronunciamiento militar.
El ex dictador, general Augusto Pinochet, celebró en tanto su último aniversario del golpe en el cargo de comandante en jefe del Ejército, recibiendo los ya habituales saludos y homenajes de los institutos castrenses y de sectores de derecha.
Como lo señalara el ministro de Obras Públicas y líder socialista Ricardo Lagos, este jueves se volvieron a vivir "dos Chiles", en el contraste de la celebración pinochetista con quienes recordaron con dolor al derrocado presidente Salvador Allende.
El próximo pase a retiro del ex dictador, quien encabeza el ejército desde el 23 de agosto de 1973, dio una connotación especial a la fecha, que no derivó en los grados de conflicto y violencia que había previsto el gobierno.
El ministro del Interior, Carlos Figueroa, dijo hace una semana que se habían detectado preparativos de violencia para este 24 aniversario del golpe y advirtió que la policía actuaría "con dureza" para resguardar el orden.
La Asamblea Nacional de los Derechos Humanos y partidos de izquierda acusaron a Figueroa de crear un clima "de terror" para desalentar la participación en la marcha de homenaje a Allende y las víctimas del golpe, tradicional en esta fecha.
La movilización, sin embargo, fue una de las mayores de los últimos años, con unos 3.000 manifestantes, y comenzó con plena normalidad sin que se repitieran los incidentes de otros aniversarios en cercanías del palacio presidencial de La Moneda.
Pero en los alrededores del Cementario General algunos grupos de manifestantes con el rostro cubierto levantaron barricadas, prendieron fuego a neumáticos y se enfrentaron a la policía con pedradas y bombas incendiarias de fabricación casera.
Con el argumento de perseguir a los "violentistas", fuerzas especiales de Carabineros ingresaron masivamente al cementerio, luego de lanzar a su interior numerosas bombas lacrimógenas y bañar literalmente el lugar con sus carros hidrantes.
La acción policial interrumpió el homenaje que se rendía a las 3.000 víctimas de las violaciones derechos humanos de la dictadura frente al monumento-memorial que recuerda a los presos políticos desaparecidos y asesinados.
La secretaria general del Partido Comunista, Gladys Marín, quien debió interrumpir un discurso a raíz de la incursión policial, calificó el operativo de Carabineros como "una provocación" contra los manifestantes.
Los incidentes en el Cementerio General se prolongaron por unas dos horas y según diversos testigos hubo entre 30 y 40 detenidos, antes de que se restableciera la calma alrededor de las 18,30 gmt.
La viuda de Allende, Hortensia Bussi, rindió homenaje en las primeras horas al derrocado mandatario tanto en el palacio de La Moneda como en su mausoleo del Cementerio General, acompañada por familiares y dirigentes socialistas.
Por expresa invitación de Bussi, participó también en estos actos Carmen Gloria Quintana, la joven que en 1986, cuando tenía sólo 18 años, fue quemada por una patrulla militar en Santiago durante una jornada de protesta contra la dictadura.
La viuda de Allende hizo una exhortación a profundizar la democracia en Chile y advirtió que la transición no termina con la salida del Ejército de Pinochet, quien debe acogerse a retiro a más tardar el 11 de marzo de 1998.
"La transición se se terminará mientras el '11' siga siendo un día feriado, permanezcan los senadores designados y siga existiendo injusticia en el país", dijo Bussi.
La secretaria del Partido Comunista estimó igualmente que el retiro de Pinochet no significa alcanzar la plena democratización y recordó que el ex dictador podrá ser senador vitalicio una vez que deje el uniforme.
El ministro Figueroa encabezó una misa en La Moneda en que se recordó a Allende y a las demás personas muertas en el palacio presidencial, arrasado por un bombardeo aéreo el día del golpe.
El presidente Eduardo Frei, quien en otros aniversarios del golpe se había ausentado del país o la capital, permaneció al parecer este día en Santiago, pero no asistió a la misa en La Moneda.
Pinochet, en tanto, recibió los saludos de las delegaciones militares, de ex ministros y otros altos colaboradores del régimen militar y de la directiva en pleno del derechista partido Unión Demócrata Independiente (UDI).
Los máximos exponentes del otro gran partido de derecha, Renovación Nacional, los diputados Andrés Allamand y Alberto Espina, no concurrieron a saludar a Pinochet, enfatizando así una línea que busca distanciarse del apoyo incondicional al ex dictador que encarna la UDI. (FIN/IPS/ggr/ip-hd/97