La televisión por cable tendrá siete millones de abonados en Brasil en el año 2000, contra 2,1 millones actualmente, pero llegará únicamente a los sectores de mayores ingresos, acentuando las desigualdades sociales y culturales existentes en el país.
Ese pronóstico fue divulgado por la Asociación Brasileña de Televisión por Suscripción durante la feria TV Link- 97, que tuvo lugar en Sao Paulo entre este mnartes y jueves. Dentro de diez años se espera que sean 12 millones los abonados.
Un empuje será proporcionado por el Ministerio de las Comunicaciones, que licitará 1.500 concesiones de nuevos canales en cerca de mil ciudades del interior a partir del 1 de octubre.
Hasta ahora sólo 68 grandes ciudades del país disponen de televisión paga, por satélite o cable. Otras 20, pequeñas o medianas, cuentan con operadoras "piratas", no reconocidas por el gobierno pero que sirven a unos 70.000 abonados.
Las nuevas concesiones contemplan principalmente ciudades de 20.000 a 300.000 habitantes y algunas decenas de mayor tamaño. Las más pequeñas han sido relegadas a un futuro imprevisible. Como en general son muy pobres, aparece como poco viable una operadora local.
La experiencia con la televisón cable en Brasil desde 1991 muestra una tendencia a consolidar una "teledivisión de clases", según Gabriel Priolli, comentarista de televisión del diario Gazeta Mercantil.
"La televisión brasileña instaura una fase de 'feudalismo electrónico", escribió Priolli, al ofrecer el privilegio de nuevas tecnologías y una programación de un centenar de canales, con mejor calidad, a los telespectadores ricos, mientras los pobres disponen de diez alternativas gratuitas.
Ese apartheid televisivo se debe a que la suscripción de televisión cableada en Brasil es "la más cara del planeta", según el columnista cultural del diario Jornal do Brasil Artur Xexéo.
Actualmente los dos grupos que monopolizan el servicio, Globosat y Grupo Abril, cobran cerca de 45 dólares al mes, además de una inscripción que puede costar el triple. El promedio mundial es de 20 dólares, asegura Xexéo. El salario mínimo brasileño es de 110 dólares, uno de los más bajos del mundo.
De esa forma los usuarios son prácticamente todos miembros de las clases A y B, según la definición del mercado de publicidad, que divide a la población en cinco capas.
Aún así, sólo 37 por ciento de las capas A y B es abonada al cable, según un estudio de dos operadoras del sistema Globo, Net y Multicanal. Ese índice llegaría a 62 por ciento en 2003, según anticipó Claudio Santos, director de Medios de la Net.
A esa altura el público ya se habrá extendido a una capa media, la "clase C", evaluó a su vez un publicitario en la feria TV Link.
Con la evasión de una parte de los telespectadores ricos hacia los canales para abonados, que ofrecen una programación más diversificada, hubo un deterioro en la calidad de los programas de la televisión abierta, señalan críticos televisivos.
La "dualización" de le televisión se hace patente en una mayor importación de telenovelas de otros países latinoamericanos e incluso una cierta "mexicanización" de las produciones nacionales, agregan.
La televisión pública, convencida de que es vista por gente "simple", le ofrece "emociones baratas", una programación supuestamente popular, mientras el cable abastece la a élite con contenidos sofisticados, periodismo en varias lenguas, cultura erudita, destacó Gabriel Priolli.
Es al público privilegiado que se dirigirá, por ejemplo, el canal Futura, dedicado a la educación y lanzado oficialmente durante la feria TV Link.
Una asociación de 14 grupos privados, entre bancos, gremios empresariales e incluso la Turner Broadcasting, propietaria del canal de noticias estadoundiense CNN, invertirá un millón de dólares anuales para mantener la emisora.
Su acceso, por cable, no será sin embargo posible a las capas que más necesitan de apoyo educativo, las clases D y E.
De todas formas, la televisión paga constituye uno de los grandes negocios en Brasil, donde existe un mercado poco explotado. Un país como Argentina, con una población cinco veces menor, tiene mucho más usuarios del sistema.
Las 1.500 concesiones ofrecidas por el Ministerio de Comunicaciones estimularán inversiones estimadas en 6.000 millones de dólares en los próximos cinco años. Entre los inversionistas figuran cada vez más empresas extranjeras.
En la TV Link se realizaron negocios por 1.600 millones de dólares, de acuerdo a estimaciones de sus organizadores.
Hasta ahora los canales obtienen sus ingresos básicamente de las suscripciones. Este año la publicidad debe alcanzar 63 millones de dólares, uno por ciento de un mercado nacional de 6.600 millones.
Pero ese ingreso publicitario más que cuadruplicará en seis años, llegando a 263 millones de dólares, 1,8 por ciento del total, prevé la Net. (FIN/IPS/mo/dg/cr/97