BRASIL: Hay salvación para los últimos de los excluidos

Las mujeres de Vila das Caieiras, en Brasil, ya no están condenadas a la desesperanza y la miseria. En la misma actividad, sacando la pulpa de cangrejos, multiplicaron sus ingresos, pero ahora como empresarias insertadas en el mercado.

Las llamadas "deshiladoras de sirí" (nombre de un cangrejo común en Brasil) vendían antes a 38 centavos el kilogramo de un producto que luego en los restaurantes se convertía en platos de más de 10 dólares.

Sumidas en la profunda marginación del barrio insalubre, en los manglares de la periferia de Vitoria, capital del centrooriental estado de Espiritu Santo, parecían no tener otra perspectiva que soportar su situación.

Pero ahora la cooperativa, formada por unas 30 mujeres en su mayoría con enseñanza primaria incompleta o analfabetas, ya tiene sede y un kiosco para turistas, participa en ferias de alimentación y espera de la alcaldía un terreno donde instalará una industria y un gran restaurante.

La transformación tuvo lugar en pocos meses, impulsada por el Programa de Generación de Empleo e Ingresos en Areas de Pobreza (PROGER), proyecto de cooperación entre el gobierno brasileño y la Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO).

Otras empresas y cooperativas se están organizando en comunidades pobres de Vitoria, una ciudad portuaria y turística de 260.000 habitantes. En dos casos los grupos optaron por el servicio de instalar y mantener albañales residenciales.

En el barrio Nueva Palestina, 97 personas, todas desempleadas y la mitad mujeres, participan en el "Laboratorio de Organización en el Campo", curso y taller en el que se identifican y evalúan recursos, vocaciones y posibles actividades productivas en empresas asociativas, para generación de ingresos.

La metodología, denominada de "capacitación masiva", fue desarrollada en los años 70 por el brasileño Clodomir Santos de Moraes, quien trabajó para FAO y la Organización Internacional del Trabajo en América Central, de donde se difundió al resto de América Latina y Africa.

En algunos meses se espera consolidar la empresa o cooperativa que el grupo decida organizar, en la actividad adecuada a los recursos humanos y materiales disponibles. Las soluciones son las más variadas, según las vocaciones y mercados identificados.

En Brasil se aplica desde 1993 por el PROGER, como el instrumento más adecuado a las capas más marginadas de la población, "los excluidos de los excluidos", según Eliana Martins, agrónoma y representante adjunta de FAO en Brasilia.

Se trata de personas que por falta de información y baja o nula escolaridad, sobreviven dificilmente del trabajo individual, temporal y precario en zonas rurales o urbanas. No tienen acceso a los mecanismos usuales de capacitación profesional, ni al crédito y el mercado, explicó la funcionaria.

La marginación extrema les impide verse beneficiados por las políticas públicas.

El programa y su metodología permiten "incorporarlos al circuito" del mercado, de la asistencia técnica, organizados en empresas donde adquieren incluso capacidad gerencial, dijo Roberto Rocha Leao, coordinador del proyecto.

En Brasil, 30 por ciento de los 74 millones de personas que componen la población económicamente activa es analfabeta y sólo 20 por ciento tiene acceso a la capacitación profesional ofrecida por instituciones públicas y organizaciones no gubernamentales, reconoce el Ministerio del Trabajo.

Los laboratorios de capacitación masiva, de bajo costo, corta duración y atendiendo a muchas personas a la vez, son diseñados específicamente para abrir puestos de trabajo y fuentes de ingreso para los excluidos de la sociedad.

El PROGER se ejecuta en módulos variados, estaduales o municipales, según los convenios que firma con gobiernos o instituciones regionales o locales. Este año sus laboratorios deben favorecer a unas 3.600 personas en siete módulos, informó el coordinador.

Pero el programa pasa actualmente por una revisión que debe ampliarlo a 15 nuevos módulos el próximo año, con la meta de capacitar a 15.000 personas, aprovechando las buenas experiencias como las de Vitoria, añadió.

Itamarcos Coutinho, un mecánico de automóviles de 26 años, se incorporó al proyecto el año pasado, tras participar en un laboratorio que capacitó técnicos en desarrollo económico y resultó en la formación de una empresa de consultoría.

Desempleado y sin futuro en Vitoria, pensaba emigrar a Estados Unidos. Ahora codirige el laboratorio que está creando la empresa de sanitarios en Nueva Palestina y espera hacer un nuevo curso en Brasilia, aún este año, para "difundir la metodologia y esperanzas" en Brasil.

El método es eficaz, aseguró Coutinho. "Recupera la confianza de la gente, muestra que se puede cambiar el mundo, que hay alternativas para el desempleo".

La psicóloga panameña Isabel Labra coordina el PROGER en Vitoria desde mayo pasado con un equipo de 14 técnicos. A principios del próximo año vuelve a Zimbabwe, donde vive desde 1988 y desde donde difunde la metodología en Africa Austral junto con su marido, el chileno Iván Labra.

El matrimonio fue contratado temporalmente para contribuir a la solución de una de las carencias del PROGER, la escasez de personal calificado para aplicar la metodología.

"La demanda es enorme y las potencialidades son muchas, podría ejecutarse una operación masiva en el país", evaluó Isabel Labra.

Otro problema que identificó en Brasil es "la falta de una estructura legal más adecuada". La legislación es demasiado compleja, contribuye a marginar a los excluidos con exigencias que dificultan operar una cooperativa, tener cuenta en el banco y obtener crédito.

"Hay que cambiar ese círculo vicioso", concluyó la experta. (FIN/IPS/mo/ag/dv-pr/97

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