Las estadísticas y el propósito de la nueva visita del Papa Juan Pablo II a Brasil esta semana parecen apuntar contra la crisis en la familia, pero es sólo el matrimonio el que pierde su razón de ser en el mundo actual.
Según Estrela Bohadana, profesora de filosofía en una universidad de Río de Janeiro, esa distinción es importante para aclarar que la familia "en sus distintas formas, pero con el triángulo básico de padre, madre e hijo, no enfrenta ahora problemas mayores que los que ya superó en el pasado".
El Papa inicia este jueves su tercera visita a Brasil para participar en el Encuentro Mundial de las Familias, a realizarse el sábado y domingo en Río de Janeiro.
Una "Fiesta del Testimonio", que reunirá a 144.000 personas de todos los continentes en el estadio de fútbol Maracaná, y una misa para 1.500.000 fieles en el mayor parque de la ciudad, serán los dos grandes actos que presidirá Juan Pablo II.
El problema es que la Iglesia Católica confunde familia con casamiento, que es un contrato con papeles definidos y distintos para el hombre y la mujer, que "perdió peso como institución" ante los cambios económicos, sociales y culturales, opinó Bohadana.
En Europa, "familia y matrimonio coinciden como instituciones fuertes", pero no es así en otras sociedades con una gran población como en Africa, donde "las familias siguen sólidas, sin el casamiento", muchas veces en poligamia o poliandria, argumentó la experta.
El contrato matrimonial es el producto de un orden económico o político, que busca asegurar la propiedad privada, la herencia o continuidad de la nobleza. Pero cuando la familia se afirma como el lugar de la afectividad y de las relaciones amorosas, esto pierde sentido, añadió.
El Papa estará cuatro días en Río de Janeiro en una misión de "fortalecimiento de la familia", no en una visita formal a Brasil, aclaró el cardenal Eugenio Salles, anfitrión y organizador de las celebraciones.
Un Congreso Teológico Pastoral precederá el Encuentro Mundial de las Familias con el Papa. De miércoles a viernes, teólogos y jerarcas de la Iglesia Católica discutirán el tema central: "Familia: don y compromiso, esperanza de la humanidad".
Esa campaña en defensa de la familia constituida por matrimonio formal choca con una realidad desfavorable, reflejada en las estadísticas y en las nuevas costumbres que ganan fuerza por todas partes en el mundo.
Mientras a principios de la década del 80 se realizaban cerca de un millón de casamientos en Brasil -994.246 en 1982, según el Instituto Brasileño de Geografía y Estadísticas (IBGE)- en la actualidad apenas superan los 700.000.
El último censo, realizado en 1991, indica que en los registros civiles se concretaron 743.416 uniones matrimoniales.
Pero los matrimonios celebrados en la Iglesia Católica cayeron aún más, mermando a casi la mitad en 10 años. En Sao Paulo, la cifra de casamientos pasó de 29.388 en 1986 a sólo 12.069 en 1996, mientras que en Río de Janeiro de 15.537 pasó a 8.408 en el mismo lapso, según los datos de las arquidiócesis locales.
Casarse informalmente es una opción creciente. Las estadísticas oficiales indican que en 1980 sólo 6,6 por ciento de mujeres entre 15 y 50 años constituían familias sin registro de casamiento, mientras que en 1995 ya eran 15,4 por ciento.
Por otra parte, también aumentó la inestabilidad de los matrimonios, reflejada en la cantidad de mujeres que son jefes de familia, las que representaban 22,9 por ciento del total nacional en 1995, contra 18,2 por ciento de 10 años atrás.
La defensa de la familia y el matrimonio como unidad de reproducción, de defensa de la vida, constituye otro reto para la Iglesia. La visita del Papa coincide con un recrudecimiento de la polémica sobre el aborto en Brasil.
El Congreso ratificó este mes el derecho de las mujeres al aborto en caso de estupro o amenaza a su vida, obligando así a los hospitales públicos a prestar ese servicio.
La Iglesia condenó tal decisión e intenta movilizar a la opinión pública para rechazarla. Pero 76 por ciento de los católicos de la región metropolitana de Río de Janeiro aprobó el aborto en estos casos, según una reciente encuesta.
La consulta, hecha por el Instituto Gerp para el diario Jornal do Brasil, concluyó en que sólo 16 por ciento rechaza la norma aprobada.
El 74 por ciento de las personas entrevistadas se manifestaron también contra las propias reglas de la Iglesia Católica, pese a identificarse con el catolicismo, al pronunciarse a favor del casamiento de los sacerdotes.
Al poner la familia en discusión, aunque defendiéndola en su forma tradicional por razones religiosas, la Iglesia Católica provoca un debate importante, opinó el politólogo René Dreifuss, autor de varios libros sobre cambios en el orden mundial.
La familia se modifica en todas partes y discutirla ayuda a comprender la reorganización económica, social y cultural que vive el mundo globalmente, y podrá incluso modificar a la propia Iglesia Católica, sostuvo el investigador. (FIN/IPS/mo/dam/pr- cr/97