Los acuerdos de última hora para asegurar la celebración de las elecciones municipales del último fin de semana en Bosnia-Herzegovina ponen en duda la validez de los resultados, advirtieron observadores extranjeros.
Los resultados no se tendrán hasta dentro de algunos días, pero el entusiasmo de la OTAN (Organización del Tratado del Atlántico Norte) y de representantes occidentales ante los comicios no impidió críticas de International Crisis Group (ICG), una organización observadora angloestadounidense.
"Los pactos a puertas cerradas para salvar las elecciones de este fin de semana pueden haber comprometido la integridad de la primera elección municipal de posguerra en Bosnia-Herzegovina", declaró el ICG.
"Las elecciones deben considerarse defectuosas si el organismo supervisor no proporciona una explicación completa y transparente de esos acuerdos de última hora", afirmó el instituto.
En respuesta, observadores occidentales destacaron la gran cantidad de refugiados que cruzaron antiguas líneas del frente de batalla para votar en los pueblos en que residían antes de la guerra.
Eso probaría el apoyo de la población a los pasos para la instauración de la democracia en el país, opinó Carlos Westendorp, Alto Representante de la Organización de Naciones Unidas (ONU) para Bosnia-Herzegovina.
Westendorp y otros delegados creen que el resultado de las elecciones locales mejorará el panorama político y las relaciones entre los grupos étnicos de Bosnia.
Comunidades expulsadas por los programas de "limpieza étnica" en la guerra de 1992-1995 podrían lograr el gobierno, al menos de modo nominal, de las municipalidades de esos territorios, según los funcionarios internacionales.
La elección de refugiados como autoridades locales contribuirá al retorno de los exiliados, una de las principales condiciones de los acuerdos de paz de Dayton.
Más de 800.000 ciudadanos de Bosnia, de una población de 4,3 millones antes de la guerra, viven en el exilio, y 1,2 millones permanecen como desplazados en estados de la antigua Yugoslavia.
Los refugiados que vuelven a su hogar se enfrentan a la violencia y la intimidación. Sólo han regresado 2.000 de los 250.000 musulmanes que huyeron de zonas controladas por los serbios durante la guerra, informó la ONU.
Las mismas amenazas sufren los serbios que retornan a áreas controladas por croatas y musulmanes.
En la localidad de Drvar, dominada por croatas, decenas de hogares de ex pobladores serbios fueron incendiados, y la ONU señala que los serbios que intentan visitar el lugar son hostigados. Antes de la guerra, 90 por ciento de la población de Drvar era serbia.
Se calcula que cerca de 35.000 votantes cruzaron las fronteras internas de Bosnia-Herzegovina que separan a territorios serbios, musulmanes y croatas.
David Foley, de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE), estimó que 89 por ciento de las personas habilitadas para votar se inscribieron en los pueblos en que residían antes de la guerra.
La mayoría, incluso 400.000 bosnios en el exterior, enviaron sus votos por correo, mientras decenas de miles de refugiados votaron en ausencia, de acuerdo con las normas establecidas por la OSCE.
Los organizadores de los comicios afirman que, para diciembre, deberán instalarse los concejos locales elegidos, y las comunidades que se nieguen a aceptarlos serán sancionadas con la suspensión de la ayuda humanitaria, vital a medida que se acerca el invierno boreal.
El secretario general de la OTAN, Javier Solana, elogió a la Fuerza de Estabilización (SFOR) dirigida por la organización en Bosnia, por garantizar la seguridad de los comicios.
"Ahora, la SFOR trabajará junto a la OSCE y las demás organizaciones internacionales participantes para asegurar que los resultados se cumplan", dijo Solana.
Las elecciones municipales fueron previstas en un principio para septiembre de 1996, en coincidencia con los comicios generales. Pero fueron aplazadas cuando la ONU denunció que los serbios utilizaban vacíos de la legislación electoral para inscribir a miles de refugiados serbios en la ciudad septentrional de Brcko.
En enero, la OSCE anunció las elecciones para junio, luego cambió la fecha para julio, y finalmente para septiembre, arguyendo que no había tenido tiempo suficiente para organizar la votación.
El costo de las elecciones fue de casi 50 millones de dólares, informó la OSCE. Más de 2.000 observadores internacionales se hallaban en Bosnia para asegurar que los circuitos electorales tuvieran supervisión continua.
La cantidad de votantes y problemas con la verificación de documentos causaron ciertos retrasos. La OSCE ordenó la repetición de la votación en un circuito de Brcko, que está controlada por los serbios.
"Los intentos del personal croata por registrar a los votantes con la mayor lentitud posible" demoró el voto de algunos refugiados serbios, declaró Foley a la prensa.
Serbios de Bosnia se oponían a la realización de las eleccionesmy sólo se logró su consentimiento en la reunión de Belgrado entre el dirigente serbobosnio Momcilo Krajisnik, el enviado de la ONU, Westendorp, su vice Jacques Klein y el presidente federal de Yugoslavia, Slobodan Milosevic.
Al final, sólo los croatas de algunas ciudades centrales de Bosnia no participaron en la elección. Se esperaba que la votación debilitara al principal partido croata de Bosnia, la Unión Croata Democrática (HDZ), que anunció su boicot a las elecciones la semana pasada.
"La HDZ sacó cuentas y sabe que perderá municipalidades clave", observó Chris Bennett, del ICG, .
Si el voto se mantiene según la composición étnica de la población, los nacionalistas croatas podrían perder en Drvar, Glamoc y Bosansko Grahovo, tres ciudades de la frontera occidental, vecinas a Croacia.
"Este torpe intento de bloqueo el proceso" electoral perjudicará a los croatas, ya que los votos de los musulmanes se contarán de cualquier manera, "y algunas personas no estarán representadas", dijo Foley.
El domingo, el representante de la OSCE aseguró que todos los circuitos electorales estaban funcionando en Zepce. Pero los medios de comunicación de Sarajevo señalaron que los croatas de Bosnia no votaron.
Drvar, Glamoc y Bosansko Grahovo eran mayoritariamente serbias antes de la guerra y fueron capturadas por fuerzas croatas en agosto de 1995.
Las autoridades locales intentaron impedir el regreso de los refugiados serbios a esas tres localidades. El HDZ, respaldado por el gobierno nacionalista de Croacia, pretende mantener el control de las zonas fronterizas.
También existe el problema de la ciudad herzegovina de Mostar, dividida en dos partes luego de cruentas luchas libradas por croatas y musulmanes en 1993. Los croatas resisten la reunificación de la ciudad, acordada en los pactos de Dayton. (FIN/IPS/tra-en/vpz/ab/wr/rj/aq-ff/ip/97