Las propuestas del presidente de Bolivia, Hugo Banzer, para combatir la pobreza y generar empleos fueron consideradas inconsistentes por analistas independientes y políticos de oposición.
Banzer destinó la mayor parte de un mensaje de 15 minutos difundido la noche del domingo a criticar duramente la gestión de su predecesor, Gonzalo Sánchez de Lozada, cuyas reformas -dijo- ahondaron más las brechas entre ricos y pobres.
"Hemos recibido un país frenado, burocratizado, endeudado, monopolizado, inseguro y estigmatizado" por la corrupción, dijo, y prometió que generará empleos, desarrollará una política de equidad para reducir la pobreza y que su gobierno resistirá imposiciones externas.
"El 2002 entregaré un país con más empleos, menos pobreza, con justicia y sin drogas", aseguró en la conclusión de su discurso, que este lunes levantó una espesa polémica.
Su primer mes de gestión -asumió el 6 de agosto- transcurrió sin mayor trascendencia y más bien concentrado casi exclusivamente a atender las disputas de los nueve partidos de la alianza de gobierno, que intentan conseguir mayores cuotas de poder.
El mensaje presidencial parece marcar, en ese sentido, el fin del proceso de organización y distribución de cargos en el Poder Ejecutivo y el comienzo de su gobierno, del que sólo se conocen principios pero no un programa concreto.
Bolivia es considerado el país con el menor íncide de desarrollo humano en la región, según el Informe Mundial 1997 del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo.
Para el analista independiente Jorge Lazarte Banzer dará continuidad al proceso de reformas impulsadas por Sánchez de Lozada y sólo querrá "lavar" la cara del modelo para hacerlo "más humano y social".
"Está claro que no se va a cuestionar ninguna de las grandes reformas", dijo Lazarte, también vocal de la Corte Nacional Electoral, en referencia a los procesos de descentralización municipal, capitalización (una forma de privatización), reforma educativa y otras.
Sonia Montaño, militante de organizaciones de defensa de los derechos de la mujer, aseguró que ni en el primer mes de gobierno ni en el mensaje de Banzer se vio una columna vertebral de propuesta productiva para pensar en el crecimiento económico, el empleo estable y el desarrollo.
Los propósitos enumerados por Banzer no son, dijo, un plan de gobierno, sino una serie de acciones.
"La propuesta de Banzer no transforma las bases productivas. Lo que necesitamos para enfrentar la pobreza es una transformación productiva en el campo, y también en las ciudades", afirmó Montaño.
Su idea de cómo encarar la lucha contra la pobreza "no tiene ningún elemento ni profundidad".
"Es vivienda, educación, salud, servicios básicos, pero no está tocando la base, que es la creación de riqueza, la transformación productiva del agro, y para eso hay que dar continuidad a las medidas" del anterior gobierno, indicó.
Otros analistas dijeron sentirse extrañados de que el presidente no hiciera ninguna referencia al destino de las reformas estructurales que desarrolló Sánchez de Lozada.
El economista Pablo Ramos, rector de la estatal Universidad Mayor de San Andrés de La Paz, expresó que esa omisión podría significar que habrá continuidad de las reformas del anterior gobierno, "pese a los altos costos que generaron".
Para el opositor Mauricio Balcázar, ex ministro de Comunicación de Sánchez de Lozada, comentó que el mensaje de Banzer contiene "conceptos de la década de los setenta, pese a que en los recientes años Bolivia dio pasos muy grandes".
Balcázar dijo irónicamente que el discurso de Banzer no debería salir al exterior porque "no es muy serio", tomando en cuenta, además, que Bolivia está considerado en varios países de Europa como un ejemplo por las reformas aprobadas en los últimos cuatro años.
Carlos Villegas, especialsta en cuestiones laborales, sostuvo por su lado que lo importante es "evaluar el resultado de los últimos doce años, para ver la consistencia de la economía de mercado" y eso Banzer no lo hizo. (FIN/IPS/jcr/dg/ip-if/97