Los "shebeen" de Zimbabwe, bares sin licencia para operar pero presentes desde principios de la época colonial, siguen siendo un importante lugar de esparcimiento, pese a las redadas de la policía y al surgimiento de locales modernos.
Los periodistas son recibidos con desconfianza en el shebeen de Mai Majecha, en Bulawayo, la segunda ciudad del país, y peor aún, hasta pueden ser golpeados, si son tomados por policías encubiertos.
La policía confiscó recientemente cervezas y alimentos y detuvo a Mai Majecha junto a los clientes que no pudieron huir. Pero, por lo habitual, el ambiente es tranquilo, la cerveza es buena y la comida puede competir con la de cualquier hotel de tres estrellas.
Epítetos despectivos de todo tipo se usan para describir a los shebeens, desde "guarida del mal" y "refugios del crimen" a "el lugar que frecuentan las personas deshonestas", aunque sólo sean viviendas convertidas en bares.
Mai Majecha indicó que la detuvieron "muchas veces", pero ha seguido trabajando. "No importa lo que tenga que pagar en multas, pues aún gano dinero", dijo.
Muchos aseguran que Bulawayo cuenta con el mayor número de bares informales por habitante en Zimbabwe, aunque no existen datos ciertos.
Las redadas policiales no impiden que, con frecuencia, se encuentren dos shebeens a no más de 100 metros, en esta ciudad situada 430 kilómetros al sudoeste de Harare.
En Bulawayo se instaló a fines del siglo psado el primer shebeen de Zimbabwe. Fue abierto al construirse Mkokoba, el primer barrio de la ciudad.
Entonces, una ley colonial, derogada poro después, prohibía a los africanos el consumo de cerveza embotellada, llamada "del hombre blanco", por lo que la población recurrió a brebajes caseros.
La mayoría de los shebeens son administrados por mujeres. "Atiendo el bar desde finales de los años 80. Es una buena fuente de ingresos para mi familia. Tuve que ocuparme de mis hijos cuando murió mi esposo", explicó Mai Majecha.
La clientela baila al ritmo de la música o conversa a los gritos en el local de Mai Majecha. Mientras, la atmófesera es más tranquila en otro shebeen, el de Sisie Maggie. Hasta podría confundirse con una rutinaria reunión familiar, si no fuera porque un hombre baila al son sudafricano de Mbaqanga.
"Quiero que los clientes sean respetuosos, porque tengo a mis hijos conmigo. Los individuos pendencieros causan daños al local y atraen la atención de la policía", sostuvo Sisi Maggie.
IPS entrevistó a cuatro propietarias de shebeens y todas aseguraron que abrieron su bar llevadas por la necesidad económica. Una de ellas se incorporó al negocio al morir su esposo y otra luego de su divorcio. La tercera era madre soltera y la cuarta lo hizo para incrementar el ingreso de su cónyuge.
Los propietarios de los shebeen deben estar constantemente en guardia ante los potenciales alborotadores y la policía. También hay técnicas básicas que se deben conocer: las cajas de cerveza, por ejemplo, no se almacenan en un solo lugar.
"Cuando llega la policía, confisca la cerveza, así que no es prudente ponerla toda en un mismo sitio", señaló Mai Majecha.
Sólo los comercios expresamente autorizados por el gobierno pueden vender alcohol. Desde los años 80 ha habido varias propuestas de legalización de los shebeens, aunque sin resultado. Los bares informales no son peores que algunos hoteles, advirtió un legislador.
Otro parlamentario, Joseph Msika, solicitó a la policía que no detuviera a los propietarios de los shebeens.
"No quiero que nadie sea detenido en mi distrito electoral por trabajar en los llamados shebeens, porque durante la lucha de liberación, muchos nos escondimos en esos bares", explicó Msika.
Joshua Malinga, ex alcalde de Bulawayo, pidió la legalización de los bares informales de la ciudad. "Los shebeens de aquí son distintos a los de Harare y Masvingo. Son lugares respetables, frecuentados por caballeros", aseguró.
Incluso miembros de la policía frecuentan los shebeen como parroquianos.
Las fuerzas de seguridad investigaron la denuncia de que un bar de Njube, un suburbio pobre ubicado en el oeste de Bulawayo, tenía una gran clientela de policías, al punto de ser conocido como "Comedor de Oficiales de la ZRP" (Policía Republicana de Zimbabwe).
Mai Majecha quiere probar suerte en Harare donde, según afirma, hay mucho dinero. "Personas de la capital que vienen aquí me aconsejan abrir un shebeen en Harare. Lo estoy considerando", informó. (FIN/IPS/tra-en/lm/kb/mk/aq-ff/cr/97