Es difícil conseguir lugar a la hora del almuerzo en Chengmai, un pequeño restaurante tailandés en el centro de la capital de Japón. Plenos de curry y picantes sofritos, cada plato se vende a 10 dólares.
Al mediodía, los empleados de las oficinas cercanas colman el establecimiento. Por las noches, solo es posible entrar con una reservación. Pran, la gerente de Chengmai, recuerda que la clientela era escasa cuando comenzó a trabajar allí hace 25 años.
Los japoneses consideraban a la leche de coco y el pasto de limón, ingredientes esenciales de la cocina tailandesa, algo "muy exótico, para probar una vez". "Pero ahora son comunes, como la salsa de soja y la pasta de frijoles", aseguró.
A poca distancia de Chengmai se encuentra el Taj Mahal, un concurrido restaurante indio conocido por sus condimentados platillos. "Me encanta el curry y almuerzo aquí al menos tres veces por semana", dijo Takemi Sato, empleado de oficina de 26 años.
Los restaurantes asiáticos están de moda en Japón, una señal más del creciente interés que los japoneses demuestran por las culturas de países vecinos. No es una hazaña menor: los japoneses tienen reputación de tener el paladar más exigente del mundo.
Además de comida asiática, los japoneses están consumiendo películas, música y ropa de otros países de la región, e incluso aprenden sus idiomas para viajar a ellos.
El japonés promedio demuestra ahora mayor interés en aprender sobre sus vecinos. Antes, los vínculos culturales entre Japón y el resto de Asia se hallaban muy por detrás de los económicos.
"Es increíble que hayamos ignorado a nuestros hermanos asiáticos durante tanto tiempo", afirmó Midori Nakayama, quien toma clases de cocina nepalesa y pasa sus vacaciones veraniegas en las playas de Cebu, en Filipinas.
La moda de lo asiático es, en parte, resultado del éxito económico de algunas economías de la región así como de la creciente búsqueda de felicidad espiritual que cunde entre los japoneses, según los expertos.
"Japón adquirió riqueza y poder aprendiendo de las tecnologías superiores de Occidente, pero ahora la población se da cuenta de que el éxito material le hizo perder algo más valioso", explicó Gen Tamaki, quien practica medicina de India.
La clínica de Tamaki está repleta de pacientes y estudiantes de entre 20 y 70 años de edad. "Los japoneses le están dando la espalda al mundo de Occidente que antes veneraban y buscan alternativas en Asia", dijo.
Muchos japoneses incorporaron en sus vidas cotidianas el yoga, los tejidos, la pintura en seda, la danza y las hierbas medicinales, manifestaciones culturales originarios de otros puntos de Asia.
Los asiáticos también sobresalen en los círculos culturales japoneses. La actriz filipina Ruby Moreno, de 24 años, es la protagonista de numerosas películas y series dramáticas de televisión.
En las tiendas caras, las prendas que llevan la firma de diseñadores de Hong Kong y Corea del Sur se exhiben junto a famosas marcas francesas e italianas.
Además, la firma Sony Corporation anunció la inauguración de una nueva sucursal en Nueva Delhi con el fin de llevar allí la música que se escucha en el resto del mundo y, al mismo tiempo, exportar la música de India.
Pero la relación cultural entre Japón y el resto de Asia aún está rezagada con respecto a los lazos económicos.
Un sondeo de opinión del diario Asahi reveló en mayo que, mientras el comercio con Asia aumenta, no ocurre lo mismo con la amistad que los restantes pueblos del continente sienten hacia Japón, en gran medida debido a la política colonialista desarrollada por Tokio en el pasado. (FIN/IPS/tra-en/sk/js/mk/aq- mj/cr/97