Mujeres jóvenes, pobres, poco instruídas, heterosexuales, madres y con pareja estable emergen cada vez más claramente en Argentina como un grupo social vulnerable al sida. Pero ellas siguen creyendo que el problema es de los varones.
"Yo les digo a mis hijos que salen a bailar que usen preservativos, y lo mismo le digo a mi marido", decía con poca consideración de sí misma una mujer que intervino en los talleres de "Sexo Seguro", organizados por la Fundación de Estudios e Investigación de la Mujer.
La mujer-protectora es una de las que integran el 63 por ciento de las encuestadas del taller que carece de información necesaria para protegerse de la enfermedad. Si ellos salen, que se cuiden, pero no exigen lo mismo cuando tienen sexo con ellas.
Al irrumpir en los 80, el sida se relacionaba con la homosexualidad y se creía que sólo afectaba a varones. Luego se comenzó a identificar el mal con hábitos sexuales "promiscuos" y con la prostitución, y ahí comenzaron a aparecer las mujeres.
Cuando el sida comenzó a enfermar a las mujeres, se lo asoció con "conductas desviadas" como el caso de la mujer-prostituta, la mujer-drogadicta, o la madre seropositiva: una embarazada portadora del virus, que puede contagiar a su hijo en el momento del parto.
Recién ahora, cuando los nuevos tratamientos antiretrovíricos muestran avances en la lucha contra el mal, comienzan a aparecer numerosas mujeres que, al no ser parte de un "grupo de riesgo" creyeron que el problema no las alcanzaría, y fueron sorprendidas.
"Yo escuchaba sobre el sida pero pensaba que era algo de los homosexuales, no tenía ni idea de que a mi me podía suceder", cuenta a IPS Lorena Cebolla, de 21 años, que se contagio a los 15 cuando se iniciaba en el sexo con su primera pareja.
De esa relación, a Lorena le quedó una hija de seis años, que eludió el contagio. Lorena vive con sus padres, que le ayudan a criar a su pequeña y contribuyen también a solventarle el costoso tratamiento con la combinación de drogas antivirales.
"En Argentina, como en muchos otros países, las mujeres se contagiaron en una proporción más rápida que los varones. En 1988, por cada 14 varones enfermos se contagiaba una mujer, y para 1994, por cada cuatro hombres, una mujer", explicó a IPS Mabel Bianco, médica sanitarista.
Bianco es presidenta de la Fundación para el Estudio e Investigación de la Mujer, un organismo no gubernamental que publica mensualmente la revista "DeSidamos" y que impulsó la creación de una red de asociaciones que trabajan unidas contra el sida.
Según la revista de la Fundación, en Argentina hay más de 14.000 enfermos declarados, "aunque el subregistro es aquí considerable".
La mayoría de los enfermos son varones, pero el sida aumenta más rápido entre las mujeres, sobre todo en la franja de contagios heterosexuales.
Del total de mujeres afectadas por el sida, 67 por ciento tienen menos de 30 años. "Con el aumento de la infección heterosexual se comenzó a investigar la vulnerabilidad de las mujeres, y allí surgió que la gran mayoría de las afectadas son casadas o con pareja estable".
Y continúa la revista "la mayoría no refiere más de uno o dos compañeros sexuales en su vida".
Muchas de ellas, en los talleres sobre "Sexo seguro" que realizó la Fundación, confiesan que prefieren no pedirle a a sus maridos que usen condon por temor a que ellos crean que estuvieron con otros hombres.
La identificación del mal con los varones y con conductas consideradas "desviadas" distrajo el objetivo de las campañas de prevención, que no aclaraban al principio que el sida era un asunto de toda la sociedad.
Las investigaciones muestran que ahora prostitutas y homosexuales redujeraron sensiblemente su incidencia en el total de contagiados, en tanto muchos de aquellos que creyeron que el sida no los afectaría porque tenían pareja heterosexual estable hoy están enfermos por no cuidarse.
Según las conclusiones difundidas este año en Brasil, durante un encuentro que trató sobre Mujer y Sida en Río de Janeiro, auspiciado por la Comunidad Internacional de Mujeres viviendo con sida, 42 por ciento de las personas infectadas en el mundo son mujeres.
Pero de cada 7.000 nuevas infecciones que ocurren cada día, 50 por ciento las afecta a ellas. A su vez, dos tercios de las mujeres contagiadas son jóvenes, pobres, casadas, que no consumen drogas y que no alternaron con diferentes compañeros sexuales.
Las estadísticas mundiales tienen su correlato en Argentina, donde este mismo sector social está siendo sorprendido por el mal.
Aquí se observa además que el nivel de instrucción de los enfermos de sida es cada vez más bajo desde 1990 y la diferencia es mayor en las mujeres.
Sin embargo, la falta de campañas preventivas dirigidas a este sector social es alarmante, observa la Fundación, que comprobó en 1996 que apenas 15 por ciento de las mujeres de uno de sus talleres tenían conocimiento de su vulnerabilidad ante la infección. (FIN/IPS/mv/dg/pr-he/97)