ARGENTINA: Las Madres de Plaza de Mayo quieren una revolución

Son todas mujeres y tienen en promedio 74 años, pero la edad no les impide levantar banderas que sus hijos blandieron en los '70. Las Madres de Plaza de Mayo de Argentina, nacidas como grupo hace 20 años, cada día radicalizan más sus posturas y se aislan del escenario político.

En su último encuentro, las madres de los desaparecidos durante la dictadura militar (1976-83) decidieron abstenerse de votar y separar de sus filas a quienes se postulen a cargos para los comicios legislativos de octubre o acepten la indemnización que da el Estado a los familiares de las víctimas.

En cambio, resolvieron que apoyarán "los movimientos sociales de resistencia y rebeldía, que expresan los justos reclamos del pueblo desocupado, las tomas de tierras, asentamientos, cortes de ruta, protestas y movilizaciones gremiales", como habrían hecho sus hijos, según comunicaron luego de la reunión.

Hebe de Bonafini, presidenta de la asociación, explicó a IPS que nunca cambiaron de postura y desde hace 20 años reclaman "aparición con vida y castigo a los genocidas", sólo que ahora agregaron consignas "revolucionarias" que las identifican con sus hijos.

El Encuentro Nacional se realizó este mes en la occidental provincia de San Juan y contó con la presencia de representantes de 15 distritos. Del total de 450 madres que intervienen en la asociación hay unas 50 muy activas, pese a que la mayoría tiene más de 70 años y varias llegan a los 85.

La Casa de las Madres en Buenos Aires tiene las paredes interiores decoradas con los rostros de cada uno de los desaparecidos y con los incontables regalos, recuerdos y reconocimientos a la tarea reivindicativa de estas mujeres.

El local, que suele ser blanco de ataques anónimos, irrupciones, destrucción y asaltos nunca aclarados, siempre huele a comida y es difícil para el que llega rechazar la insistencia de las anfitrionas por probar alguno de sus platos caseros.

Como en una romería, luego de comer y antes de reunirse, cada martes, van y vienen llevando papeles, muchas de ellas bamboleando sus cuerpos para repartir el peso sobre unas pantorrillas que estallan en várices.

Bonafini, quien recibió a IPS en un descanso de la reunión, consideró "terrorífico utilizar la muerte de los hijos para llegar al poder", aludiendo así a las tres madres que se postulan para las elecciones y a otras que saltaron a la política años atrás.

La decisión de no votar en los comicios para la renovación parcial de la Cámara de Diputados se apoya en que "ningún candidato ni partido nos representa", ni aún el que lleva a la madre de un desaparecido a la cabeza de la lista.

El centroizquierdista Frente País Solidario (FREPASO), aliado hace más de un mes con la Unión Cívica Radical (UCR), colocó a la senadora Graciela Fernández Meijide como primera candidata a diputada por el acuerdo en la provincia de Buenos Aires, el más importante distrito del país.

Fernández Meijide tiene un hijo desaparecido pero su militancia estuvo siempre en la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos y no con las Madres. Ahora, una decena de organismos como la Asamblea y la propia legisladora critican a Bonafini por "intolerante y sectaria".

"Nosotras no cambiamos, sólo agregamos consignas y los demás se nos fueron apartando y plegándose cada vez más al sistema", dijo Bonafini en su descargo, al referirse a las madres que se separaron en 1986 y formaron otro grupo, la Línea Fundadora.

También aludió críticamente a las Abuelas de Plaza de Mayo, que trabajan en la búsqueda de sus nietos desaparecidos y con quienes no tienen relación, y a los partidos políticos de oposición.

Las Madres de Plaza de Mayo sólo mantienen contactos con la Asociación de Ex Detenidos Desaparecidos, que también se opone a la llamada "reparación" por la que el Estado entregará bonos que cotizan en la Bolsa como una indemnización a los familiares de los desaparecidos.

Rechazan también a los sindicalistas, a la jerarquía eclesiástica con la excepción de dos obispos, a la cúpula militar en pleno, incluido el comandante en Jefe del Ejército que proclamó una histórica autocrítica y a quien Bonafini tildó de "asesino". Y, por supuesto, al gobierno.

Bonafini aclaró que creen en la justicia pero no en los jueces y tampoco en los legisladores, al menos en los que hoy ocupan las bancas. Calificó de "burguesa" la elección legislativa de octubre porque no hay partidos que propongan un "cambio de sistema".

La dirigente, de 69 años, aclaró que su organización no respalda a ningún partido, ni aún a las agrupaciones ultraizquierdistas con las que se la vincula, pero en cambio destacó su creciente internacionalismo al apoyar las protestas populares en otros países del mundo.

Dos madres están recorriendo este mes Italia, visitando comunidades eclesiales de base, mientras otras dos viajaron a Sao Paulo para recibir un premio por su trayectoria.

Antes estuvieron en Cuba, en el Festival de la Juventud, y en Perú, donde fueron convocadas por los guerrilleros del movimiento Tupac Amaru para mediar en la crisis de los rehenes en la embajada de Japón.

Por su parte, Bonafini debió declinar su participación en la marcha de la guerrilla zapatista hacia la capital mexicana y en la de negros y latinos que se realizará en Washington en octubre, porque en Buenos Aires una docena de bandas de rock realizarán un recital en homenaje a las madres, en un estadio de fútbol.

Los hijos de desaparecidos que también formaron su propia organización, suelen reconocer la "coherencia" de las madres, su rechazo a todas las formas del poder y, sobre todo, a la impunidad de los responsables de los crímenes durante el último régimen castrense.

Los militares que intervinieron en la represión ilegal se beneficiaron con las leyes "de obediencia debida" y "punto final" dictadas durante el mandato de Raúl Alfonsín.

Posteriormente, los integrantes de las tres Juntas de Comandantes de la dictadura, condenados por la justicia, fueron indultados por el presidente Carlos Menem.

"Queremos que se nos recuerde por no haber mentido, ni transado, ni negociado, ni claudicado", dicen las madres, quienes reconocen que en 1986 algunas integrantes se retiraron cuando la asociación endureció sus posturas.

"Con el tiempo radicalizamos nuestras posiciones y comenzamos con reivindicar a nuestros hijos como revolucionarios, hasta distanciarnos de todas las posiciones mal llamadas democráticas", explica Bonafini.

En este sentido, sostienen planteos poco frecuentes en mujeres de su edad. En momentos en que el neoliberalismo se impone como sistema dominante en el mundo, ellas creen que "la revolución es un sueño vigente".

Las madres aseguran que sus hijos tenían ideales revolucionarios y dicen que les enseñaron que "no sólo se puede morir por la revolución sino que también debemos aprender a matar por la revolución", señalan en uno de sus comunicados.

"Nuestros hijos entregaron sus vidas a un proyecto revolucionario. Sus sueños y esperanzas se basaban en el marxismo y en los hermosos ejemplos de la revolución cubana y la pasión internacionalista de (Ernesto) "Che" Guevara", dijeron las madres en julio de este año.

"Sabemos que la esperanza no ha muerto, que no han muerto las ideologías", añadieron, poco antes de solidarizarse con "todos los revolucionarios del mundo que prefieren morir peleando con dignidad y no mendigando en los partidos políticos". (FIN/IPS/mv/dam-jc/ip-hd/97

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