ARGENTINA: Cuando explota un Estado intervencionista

De acuerdo al último informe sobre comercio mundial de las Naciones Unidas, que previene sobre los riesgos de la globalización, el Estado argentino fue reformado a la manera explosiva del "big-bang" y ahora debe recuperar su papel conductor.

Así lo explicó a IPS el economista Arturo O'Connell, director del Centro Económico Internacional de la Cancillería, al comentar en Argentina el Informe sobre el Comercio y el Desarrollo 1997 de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD).

El documento alerta de manera general sobre efectos no deseados de la globalización.

Cita así al lento crecimiento de las economías, la subordinación de la producción a la inversión financiera, el desempleo, la brecha creciente entre países ricos y pobres, la declinación de la clase media y la precarización del empleo.

También advierte sobre la necesidad de que el Estado recupere un papel más activo, una recomendación que parece elaborada a la medida de Argentina, el país latinoamericano que adoptó las reformas neoliberales en la forma más ortodoxa para terminar de un golpe con el intervencionismo.

Contrariamente a muchas de las ideas económicas vigentes, la UNCTAD señala que la mayor competencia mundial no se traduce automáticamente en un crecimiento y desarrollo más rápidos, ni tampoco el crecimiento y el desarrollo reducen de manera automática la desigualdad.

"No hay ninguna ley económica que establezca que las economías en desarrollo, con sólo abrirse, aproximarán más sus niveles de ingreso a los de los países desarrollados", advierte el texto.

Ante esta perspectiva, la UNCTAD indica que el planteamiento de "big bang", como identifica al modelo en que los Estados abrieron sus economías a la competencia de manera desprogramada y privatizaron empresas aceleradamente como hizo Argentina, debe ser corregido.

En su lugar recomienda un modelo de "liberalización cuidadosamente programada" en el que cada país se integre a la economía mundial de acuerdo a sus particularidades y sus ritmos, ajustando el proceso a la fortaleza de su economía y sus instituciones.

El modelo de Estado cerrado de las economías hoy en transición sigue siendo rechazado en el informe, pero se destacan ejemplos en países de Asia y Chile, donde la liberalización fue encaminada hacia ciertos objetivos establecidos con antelación.

Argentina estaría en el otro extremo. El gobierno de Carlos Menem triunfó sobre la inflación, pero el papel del Estado se redujo al mínimo, desapareciendo del área de la competencia como productor de bienes y servicios, y replegándose en áreas claves de su responsabilidad tradicional como salud y educación.

Durante los primeros años de la gestión de Menem se redujo drásticamente la plantilla de la administración pública y se privatizaron empresas por valor de 20.000 millones de dólares. Los servicios se entregaron en condiciones monopólicas, con mercados cautivos.

Paralelamente, con Domingo Cavallo como ministro de Economía (1991-96), Argentina abrió la economía a la competencia externa, eliminó regulaciones y aranceles e incentivó la llegada de inversiones, no sólo directas sino también financieras, sin condicionamientos para neutralizar la volatilidad, como se practican en Brasil, Colombia o Chile.

Esa politica, que permitió al país conseguir índices sostenidos de crecimiento entre 1991 y 1995, se mostró vulnerable durante la crisis mexicana de fines de 1995, cuando unos 8.000 millones de dólares fueron retirados del sistema financiero y se produjo una profunda recesión que se sintió particularmente en 1996.

"Se creía que sólo la reducción del Estado y la apertura del comercio traería crecimiento y desarrollo, pero ahora se ve que no es así y en cambio se observan efectos preocupantes de la globalización", dijo O'Connell al señalar las debilidades del sistema.

En Argentina, la desocupación es de 16,8 por ciento, crece la brecha entre ricos y pobres, se reduce la clase media, la economía se concentra cada vez más, se alientan inversiones de portafolio y se precariza el empleo.

"Los países que la UNCTAD señala como exitosos en el proceso de liberalización son aquellos que tomaron medidas de intervencionismo estatal previas a la apertura económica. En cambio critica a aquellos como Argentina, que no tomaron estas precauciones", dijo O'Connell.

El economista destacó que en el último año surgió un consenso creciente de que "Argentina constituye el típico caso de una reforma de tipo big- bang, un verdadero shock que arrasó con las políticas de Estado".

O'Connell admitió que ahora hay huecos, y una fuerte demanda social de mayor intervencionismo en áreas como salud, educación, seguridad, allí donde "la mano invisible del mercado" parece no muy dispuesta a restablecer equilibrios.

El funcionario consideró que no será fácil ahora disciplinar a las fuerzas del mercado. "Habrá que construir un nuevo consenso político y social que logre vencer el terror a la inflación y permita a Argentina salir de la parálisis", remarcó.

"Nadie está hablando de reestatizar la economía, pero las empresas públicas fueron transferidas sin mecanismos de control que son los que ahora reclama la sociedad", ejemplificó O'Connell.

Ante este panorama, la oposición política y hasta el propio candidato del oficialismo para las elecciones presidenciales de 1999, Eduardo Duhalde, ya comienzan a hablar de la necesidad de dotar al Estado de un papel más activo.

En este sentido, el politólogo Oscar Oszlak advirtió que durante la llamada primera Reforma del Estado en Argentina, que comenzó en 1989 con el primer gobierno de Menem, la privatización, la desrregulación y la descentralización redujeron el aparato estatal.

"Pero menos Estado no significó mejor Estado", diferenció. Para Pszlak, la cirugía reformista disminuyó la "obesidad" del paciente pero también removió órganos vitales y aumentó su vulnerabilidad.

Por eso una segunda reforma debe enfrentar el desafío político de "fortalecer lo que queda" e incorporar nuevas funciones que procuren restablecer equilibrios políticos y sociales, perdidos en el Universo luego de la gran explosión. (FIN/IPS/mv/dg/if-pr/97)

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