Las reservas de la biósfera de América Latina, España y Portugal se integrarán en una red de cooperación que pretende la conservación de la biodiversidad, la educación ambiental y el impulso del ecoturismo como opción de desarrollo.
Los fondos para el proyecto fueron aprobados por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) y el Programa de Ciencia y Tecnología para el Desarrollo (Cited) de Iberoamérica.
Mario Rojas, coordinador de esa red iberoamericana, dijo que más de 30 centros de investigación de 19 países latinoamericanos, España y Portugal participan ya del proyecto, que pretende fortalecer la investigación y los vínculos entre las áreas protegidas.
La creación de la red fue considerada por los expertos como uno de los anuncios más relevantes al cierre de un congreso sobre diversidad biológica que sesionó entre los días 15 y 19 en la capital de Cuba como parte de la primera Convención Internacional sobre Medio Ambiente y Desarrollo en América Latina y el Caribe.
Unos mil especialistas, funcionarios y representantes de organizaciones no gubernamentales de 20 países participaron en la cita de La Habana, que propició la realización simultánea de siete congresos sobre temas relacionados con la conservación y protección del medio ambiente.
El oficial del Fondo de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) Rafael Rodríguez Capetillo catalogó de "urgente" que la comunidad internacional recupere el espíritu de la Cumbre de la Tierra de Río de Janeiro en 1992, cuando las naciones aunaron las voces en reclamos comunes.
"Los problemas de América Latina pueden resolverse con la integración", aseguró el experto y consideró que la reunión anual de ministros de la región puede convertirse en el foro propicio para estos acuerdos.
Peter Underwood, funcionario de la provincia canadiense de Nueva Escocia, opinó que desde Río 92 se produjeron cambios importantes en las conciencias que repercutieron en las relaciones entre gobierno y comunidad.
Pero José Juan González, presidente de la Asociación Latinoamericana de Derecho Ambiental, advirtió que se observa un fracaso en la introducción en las leyes de la obligación de reparar el daño ambiental ante el temor predominante en muchos países a desalentar las inversiones.
En esta coyuntura Cuba pretende convertirse en un centro regional para la reflexión sistemática sobre el medio ambiente haciendo un énfasis especial en la educación ambiental y en el intercambio entre los diversos actores sociales.
Las autoridades cubanas plantean la necesidad de crear conciencia sobre los problemas que afectan al entorno como una de las premisas fundamentales para abrirle un camino a la Agenda 21 acordada en Río de Janeiro hace cinco años.
El viceministro cubano del ramo, Ricardo Sánchez, aseguró que la convención se repetirá en 1999 y que las autoridades pretenden convertirlo en un foro similar a Pedagogía, un congreso que atrae cada dos años a Ceste país a unos 3.000 docentes del extranjero.
Por el momento la cita de este año fue más exitosa en su convocatoria local y tuvo entre sus participantes una presencia mayoritaria de expertos nacionales, lo cual convirtió al tema Cuba en el predominante en la mayoría de los debates.
Cuba fue sede en septiembre de 1995 de la novena reunión de ministros de medio ambiente de América Latina y el Caribe y este año presentó el estudio nacional sobre la diversidad biológica y una estrategia para su conservación.
Se conoció que el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) aprobó un proyecto de financiamiento para implementar la estrategia cubana que incluye planes específicos para mitigar el agotamiento que sufren sus ecosistemas.
La ayuda del PNUMA coincide con la aprobación por la junta ejecutiva del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y del Fondo de Población de las Naciones Unidas (FNUAP) de un nuevo presupuesto de asistencia a Cuba para el quinquenio 1997- 2001.
El programa de cooperación supera los 3,3 millones de dólares y estará destinado a la consolidación de los logros sociales en materia de salud, educación y potencialización de la mujer y a la recuperación de la economía cubana, en crisis desde 1990.
La ministra de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente, Rosa Elena Simeón, dijo que muchas de las metas propuestas en la Agenda 21 son realidades en Cuba pero -aseguró- el bloqueo de Estados Unidos a la isla se convierte en un obstáculo a las políticas ambientalistas del país.
Por su parte, Ricardo Sánchez opinó que a cinco años de Río los caminos se han cruzado y la transferencia de tecnologías ambientales de los países desarrollados a los menos favorecidos decreció de 0,32 por ciento en 1992 a 0,27 en 1996.
Para el viceministro, "no se han producido acciones profundas para transformar los patrones de producción y consumo" sino que se impulsaron políticas neoliberales que conducen a una mayor depredación del entorno. (FIN/IPS/da/dg/en/97
