/AMBIENTE/BRASIL: El Niño acentúa desequilibrios y problemas con el agua

El fenómeno de El Niño acentuaría en los próximos meses la injusticia "natural" de la mala distribución del agua en Brasil y operaría como un "castigo" a la carencia de una política de manejo de los recursos hídricos del país.

Una mayor sequía en el noreste y lluvias torrenciales en el sur, que se extienden a los países vecinos y repiten las inundaciones de 1982 y 1983, son las consecuencias previstas del calentamiento de las aguas del Pacífico en las cercanías de las costas sudamericanas.

Eso es lo que temen expertos en estudios climáticos del Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales (INPE), loss primeros en advertir la llegada de El Niño este año.

El fenómeno actual "evolucionó más rápidamente de lo usual", y se hizo visible en mayo y no en septiembre, observó Gilvan Sampaio, uno de los meteorólogos del INPE.

Brasil es una potencia en agua dulce, pero ese recurso natural está tan mal distribuido como las demás riquezas del país.

Más abundante en el norte y el oeste, donde vive poca gente, escasea en el noreste, cuya numerosa población en gran parte migró a otras áreas del país escapando a la pobreza y las sequías.

Una nueva sequía afectaría la agricultura y agravaría los problemas de desnutrición en el noreste, en una época en que otras regiones ya no tienen excedentes de empleos para ofrecer a los migrantes.

En las regiones más desarrolladas, al sur, el agua se vio contaminada como consecuencia de la acción humana, que también fue la causa de las inundaciones registradas.

Santa Catarina, el estado sureño que más sufrió en 1983, con ciudades enteras sumergidas a raíz de El Niño, pagó el precio de la deforestación generalizada que incidió en la crecida de los ríos.

La región metropolitana de Sao Paulo, con sus 17 millones de habitantes, espera en los próximos seis meses un período de lluvias más intensas que el normal y la fatal repetición de las inundaciones de calles y barrios, con su saldo de paralización de las actividades.

Con una inmensa área impermeable por el asfalto y con ríos que no tienen capacidad para absorber tanta agua, por su excesiva sedimentación y contaminación, las inundaciones serán inevitables en esta primavera y verano, según los urbanistas.

Recuperar y ampliar los lechos fluviales en el conjunto de las cuencas hidrográficas que atraviesan el área metropolitana es la única forma de solucionar esos desastres, sentenció Emilio Azzi, coordinador de un programa con ese objetivo que en diez años de ejecución no logró revertir el fenómeno.

Hasta ahora El Niño venia provocando sequía en el centro-sur de Brasil, acentuando la escasez de agua potable y su pésima calidad en la capital y ciudades del interior del estado de Sao Paulo.

La contaminación de los ríos y manantiales es el problema que más preocupa a autoridades de 69 por ciento de los 645 municipios paulistas, según una encuesta realizada por la secretaría estadual de Medio Ambiente para un seminario internacional sobre ' 'Ciudades Sostenibles" que se efectuará en diciembre en Sao Paulo.

Muchas ciudades del interior ya viven el drama de Sao Paulo, donde la población con alto poder adquisitivo sólo bebe agua mineral y hace largo tiempo no consume el agua de distribución pública, salvo para limpieza y baño.

"Tiene un gusto insoportable", dice Paulo Costa, funcionario público jubilado que semanalmente suele hacer incursiones a la periferia de Sao Paulo para recoger botellones de agua de manantiales "puros" en bosques montañosos.

La región metropolitana también sufre racionamiento de agua en un sistema de rotación por los barrios, que se acentúa en los períodos de menos lluvias. En una situación en que los manantiales están cada vez más contaminados, el riesgo de colapso en el suministro de agua es una amenaza constante en Sao Paulo.

Ello se debe principalmente al derroche. Un programa nacional contra el desperdicio de agua fue lanzado por el gobierno brasileño en abril.

La meta de ese plan, según el ministro de Minas y Energia, Raimundo Brito, es reducirl el derroche de agua a 25 por ciento. En los países desarrollados el índice varia de 15 a 20 por ciento, reconoció el ministro, preocupado también por el hecho que 11 por ciento de la población urbana no recibe agua tratada.

El programa responde a necesidades ya manifestadas por la población.

Una encuesta llevada a cabo a inicios de este año por el Ministerio de Medio Ambiente indicó que 55 por ciento de los brasileños considera como su mayor preocupación ambiental la escasez de agua.

El plan atiende igualmente advertencias de la Organización de Naciones Unidas para Educación, Ciencia y Cultura y de otros organismos internacionales para los cuales si no se preserva los manantiales enel 2025 dos tercios de la población mundial no tendrá agua suficiente y la disputa por su posesión podría degenerar en guerras. (FIN/IPS/mo/dg/en-if/97

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