AMBIENTE: Uruguay recupera el mayor parque nacional

La recuperación del principal parque nacional de Uruguay, luego de un incendio que lo afectó hace ocho años, lo convertirá en uno de los más importantes lugares públicos incontaminados del cono sur de América.

En 1989, el 60 por ciento del parque nacional Santa Teresa, en la costa atlántica del departameto de Rocha, en el este del país, fue destruido por un incendio que durante varios días diezmó árboles, arbustos y flores autóctonas.

El parque, que hoy puede considerarse totalmente recuperado, se convierte en un importante atractivo turístico que se complementa con la cercana cadena de playas oceánicas.

Paradójicamente, la alta presión turística de esa zona privilegiada es uno de los principales peligros para la protección del ambiente. En el lugar se encuentran también importantes humedales que ocupan 280.000 hectáreas y se consideran como reserva mundial.

Además del parque, en cuyo centro se conserva una antigua fortaleza española, la obra de recuperación permitirá proteger especies de flora y fauna en extinción.

Ahora, mientras el visitante circula por varios de los senderos de las más de 1.000 hectáreas puede observar zorros, ciervos, venados de campo y una variedad de aves difíciles de encontrar en otras zonas del territorio uruguayo.

La recuperación permitió también reverdecer el monte indígena conformado por especies protegidas por ley, aunque también fue necesario importar rosales de Francia, Estados Unidos, Brasil y Argentina, para construir un rosedal atípico que rodea un invernáculo.

Este último tiene como elemento exótico plantas carnívoras únicas en la región.

El cuidado y conservación del parque está a cargo del gobierno uruguayo, que planea para 1988 una inauguración formal con un espectáculo de luces y sonido, y la recreación de elementos históricos, dijo el coronel Leonel Milone, jefe del departamento de estudios históricos del Estado Mayor del Ejército.

El coronel Luis Valetta, director del Servicio de Parques del Ejército, sostuvo que este parque será presentado como "uno de los pocos lugares puros que quedan en el cono sur" de América.

El incendio que provocó la destrucción del parque, como resultado de un mal cuidado del fuego por acampantes, dejó al desnudo la escasa procupación de los uruguayos por la protección del ambiente.

Todos los años, en los casi 500 kilómetros de la costa atlántica, se registran múltiples incendios, en general originados por la misma razón.

Estudios realizados por la empresa Equipos Consultores indicaron que la protección del ambiente "está lejos de representar una preocupación central para los uruguayos". El informe aclaró, sin embargo, que esa preocupación podía esta relegada por la urgencia de problemas económicos.

Como sucede con muchos otros temas, el interés por el ambiente no necesariamente supone un comportamiento en consecuencia con aquellas orientaciones, señala el informe.

A principios de 1995, la consultora había constatado que Uruguay se encontraban en el décimo lugar entre 13 países en una escala de involucramiento con actividades ambientales.

A escasos kilómetros al este de Santa Teresa se encuentra el Parque San Miguel, más pequeño y casi en la frontera con Brasil, pero que desde el punto de vista histórico y turístico forma una unidad con el parque recuperado.

Em ambos funcionan dos museos cuya existencia se buscará divulgar en el futuro.

En San Miguel, con una severa protección luego del incendio del parque vecino, pastan más de 500 reses de ganado bovino criollo, que se mantiene tal cual los españoles lo trajeron a esta zona en el siglo XVI.

Especialistas de la Facultad de Veterinaria, junto con los del Ejército, están investigando la genética y parámetros zootécnicos del ganado criollo, con el propósito de transferir su potencial a la producción.

Valetta resaltó que el ganado criollo es extremadamente magro, se alimenta sin dificultades en cantidad y variedad, tiene un alto índice de parición y gran resistencia a los cambios ambientales, elementos que considera muy interesantes para ser aplicados a otras razas.

Estos animales también se diferencian de otras razas por la gran variedad de su pelaje.

En San Miguel se han registrado 82 variedades distintas, tanto en las hembras, tipo lechería, como en los machos pesados, para carne, indicó Valetta. (FIN/IPS/rr/ag/en/97

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