La novena reunión de las partes del Protocolo de Montreal para eliminar el daño a la vital capa de ozono, logró avances importantes para la restricción del tóxico bromuro de métilo, informó el negociador de la polémica cuestión.
El venezolano Eduardo López fue quien coordinó la negociación para acortar el calendario destinado a eliminar el consumo del bromuro de metilo en los países del Norte industrial y del Sur en desarrollo, durante el encuentro realizado en la ciudad canadiense de Montreal, donde hace 10 años nació el Protocolo.
El acuerdo fue "difícil y se alcanzó en el último mínuto", pero tiene el efecto benéfico de reducir en cinco años los tiempos para la eliminación de esa sustancia agotadora del ozono (SAO), dijo López a IPS, a su regresó de Montreal, donde concluyó el día 17 la cita aniversaria del Protocolo.
El problema con el bromuro de metilo era el más trascendente para tratar en la cita de Montreal, ya que Canadá también acogió hospedar el encuentro ministerial, para celebrar los 10 años del Protocolo, con entrega de premios a países y figuras que impulsaron las mejores acciones contra los SAO.
También se introdujo el tema de los llamados HCFC (hidroclorofluorocarbonos), los sustitutos de transición para los CFC (clorofuorocarbonos), que tienen su fecha de eliminación en el año 2040 y la Unión Europea (UE) quería adelantar al 2020.
López indicó que en el grupo negociador para el bromuro que se instituyó participaron, además de Venezuela, Brasil, México, Egipto, Kenia, China y Sri Lanka (por el Sur), y Canadá, Estados Unidos, Gran Bretaña, Italia, Australia y la UE (por el Norte).
Al final, se transó en que el bromuro deberá ser eliminado por el Norte en el año 2005, en lugar del 2001 como planteaban Canadá y Estados Unidos. De todas formas, esto acerca en cinco años la fecha establecida por la reunión del Protocolo, en 1995 en Viena.
En el caso de los países del Sur, la propuesta maximalista de Estados Unidos planteaba un mismo cronógrama, pero se impuso que se mantenga el período de gracia de 10 años para el grupo en desarrollo, respecto de las fechas asumidas por los industrializados, explicó López.
El Sur asumió también el compromiso adicional de congelar el consumo del bromuro en el 2002 y reducir ese nivel en 20 por ciento en el 2005, para culminar la eliminación en el 2015.
Las principales sustancias destructivas del ozono son el cloro y el bromo, porque son muy estables y al emitirse a la atmosfera flotan allí por cinco o siete años y al llegar a la estrastósfera dividen las moléculas de ozono y dañan su cortina protectora.
Los CFC fueron eliminados en los países industrializados en 1996, mientras que los del Sur deben congelar su consumo en julio de 1999, a los niveles promedio del trienio 1995-97, y pasaron a ser sustituidos por los más inocuos HCFC.
Grupos ambientalistas criticaron, en diálogo con IPS en Montreal, que no se decidiera la eliminación del bromuro de metilo para el 2001 y los HCFC para el 2020, y aseguraron que hay un mercado negro de CFC, lo que a su juicio convirtió la reunion "en una tragedia".
Se calcula que los CFC tienen una tasa destructora de uno por ciento, mientras que el bromuro de metilo alcanza un 0,6 por ciento y los HCFC de 0,015 por ciento.
López indicó que detrás de las posiciones de los diferentes negociadores sobre el bromuro hay un trasfondo económico y comercial.
Estados Unidos, por su ley de protección del aire, debe eliminar el consumo de cualquier SAO que tenga porcentajes superiores a 0,2 por ciento en el 2001, lo que incluye ese químico.
Estados Unidos tiene problemas para cumplir esa exigencia interna, porque no existe un sustituto universal y de calidad mínima para suplantar las multiples aplicaciones del bromuro.
El bromuro de metilo se usa sobre todo en la agricultura, como pesticida para la fumigación, esterilización de suelos, cuidado de los silos, eliminación de plagas en semilleros y conservación y liberación de cualquier elemento dañino en las exportaciones.
El bromo es mucho más tóxico que el cloro y más acelerado en su proceso destructivo del ozono, pero cuando se firmó el Protocolo se desconocía su impacto, al revés del cloro.
Pero sobre todo, Estados Unidos teme el impacto para su producción agrícola de la ventaja comparativa de los países del Sur, al poder mantener el uso del bromuro 10 años adicionales para su producción y exportación agrícola, analizó López.
Más aún rechaza Washington que quede en desventaja ante la UE y su producción agrícola, el grupo que más se beneficiaría al tener Estados Unidos que dejar de usar el bromuro antes que la Europa comunitaria, sin que haya sustituto universal y eficaz.
Los que más enfrentaron la propuesta de acortar los plazos asignados en 1995 para eliminar el uso del bromuro fueron Italia, el mayor defensor del statu quo previo a la reunión del 14 al 17, seguido de Francia y España, tres potencias agrícolas de la UE.
Dentro del Sur, la oposición a un cambio más restrictivo la abanderó México, que con China tiene uno de los más altos y diversificados consumos de bromuro de metilo, de lo que presentaron "estudios muy serios", según detalló López.
A México, cuya posición se entiende al consumir entre 5.000 y 6.000 toneladas de esa SAO al año, se le sumó Kenia, con una posición radical en el Sur y que sólo usa unas 50 toneladas anuales de la sustancia para su producción de flores.
La transación se logró con la obligación de los países del Sur de realizar una reducción "significativa y no simbólica" del bromuro, y un adelanto del fin de la producción y el consumo del Norte para el 2005, lo que acorta a cuatro años el período de soledad en el no uso de la sustancia por parte de Estados Unidos.
En torno a los HCFC, usado para la producción de espumas, López explicó que ahí la alianza se dio entre el Sur y Estados Unidos, opuestos a acortar la fecha limite para su uso, mientras no se logre otra sustancia sustitutiva.
López explicó que se hicieron importantes inversiones para usar HCFC para sustituir a los peligrosos CFC y que su eliminación en el año 2020 "tendría un muy alto costo, para un beneficio muy marginal para la capa de ozono".
"Su cronograma será revisado en el año 2000, tal como está fijado", acotó.
"De imponerse posiciones poco cumplibles, se estarían anticipando violaciones que no benefician al ozono ni al Protocolo", consideró López al indicar como "positivo el consenso logrado" después de gran tensión y divergencia.
En Montreal, la Organización Meteorológica Mundial presentó un informe que muestra que el daño a la capa de ozono que protege la Tierra y sus seres vivientes de los peligrosos rayos ultravioleta está contenido y que si se cumple el Protocolo la reversión del problema se producirá desde el año 2000.
Las emisiones de SAO se han reducido considerablemente, por cuanto el Norte industrial tiene el 90 por ciento de su consumo.
Pero el "hueco de la Antartida" que concentra el mayor impacto de las SAO en el polo Sur, sólo logrará cerrarse en el año 2050, si el cronograma del Protocolo se cumple estrictamente.
La capa de ozono es tan delgada que si se comprimiera no superaría a una suela de zapato, pero pese a su fragilidad, bloquea el paso a las radiaciones untravioleta más letales.
López preside en Venezuela el Fondo de Desarrollo Industrial (Fondoin), una oficina estatal autónoma creada en 1989 con la única función de cumplir con el Protocolo y eliminar el consumo de producción y consumo de SAO en el país.
Fondoin es considerado un modelo en su materia a nivel mundial, por lo que fue premiado en el décimo aniversario del Protocolo, junto con otras 11 oficinas de todo el mundo, entre ellas también de Perú y Uruguay, por América Latina.
López también fue premiado como personalidad por la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos, junto con otras 70 figuras consideradas "las mejores entre las mejores" en luchar contra las SAO.
Los proyectos de Fondoin han sido aplicados en otros países como China y Filipinas, y dentro de América Latina por Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, Guatemala, México, República Dominicana y Uruguay. (FIN/IPS/eg/ag/en/97