RUSIA: Ola de secuestros en el Cáucaso

El número de rehenes rusos y extranjeros secuestrados en el Cáucaso subió a 14, tras la captura de seis personas en las últimas dos semanas en esta ciudad de Osetia del Norte, república de la Federación Rusa.

En general, los secuestrados son periodistas y trabajadores de ayuda humanitaria.

Entre ellos se encuentran un francés de la agencia de ayuda Equilibre, detenido en la frontera con la vecina república rusa de Daguestán el 2 de agosto, y otros dos trabajadores humanitarios, un alemán y un eslovaco, capturados en la vecina Ingusia el 3 de agosto.

Dos días antes, dos médicos británicos que trabajan para el Centro para la Paz y el Desarrollo Comunitario de Moscú, Camilla Carr y John James, fueron secuestrados por hombres armados no identificados en Grozny, capital de Chechenia.

La noche anterior a la desaparición de los británicos, el trabajador francés de ayuda humanitaria Christophe Andre fue capturado de la oficina y residencia de Médicos Sin Fronteras en Nazran, Ingusia.

Hasta ahora, nada se sabe del destino de los cuatro, y tampoco hay demandas de rescate.

Estas desapariciones son los últimos ejemplos de lo que se convirtió en uno de los problemas más agudos del Norte del Cáucaso, los secuestros y el comercio de personas.

Mucha atención pública concitó recientemente el caso de cinco periodistas rusos de televisión desaparecidos desde hace varios meses. En Chechenia y Rusia también hay interesados en secuestrar extranjeros, para aumentar la publicidad y desestabilizar aún más la región.

Otro factor poderoso es el dinero. Ciertas áreas del Norte del Cáucaso se convirtieron en bastiones de la delincuencia organizada, con un alto grado de corrupción, y los secuestros son la forma más rápida de lograr ganancias considerables.

Es común que grupos osetios, ingusios y chechenos trabajen juntos o trafiquen con rehenes entre sí, cooperando de una forma contrastante con la falta de coordinación de la policía y las agencias de seguridad.

El 7 de julio secuestradores liberaron al último de seis habitantes de una villa en la república de Osetia del Norte- Alania, recibiendo un rescate de 400.000 dólares.

En un primer momento parece difícil que amigos y familiares de seis personas de una pequeña villa logren reunir 400.000 dólares. Pero la acción es resultado de una de las peculiaridades del desarrollo económico ruso de la era post-soviética.

Mientras la mayoría de la población de Osetia del Norte continúa en la pobreza y desempleada, un pequeño segmento hizo fortunas con la producción de vodka y alcohol durante los últimos seis o siete años.

Estimaciones sugieren que las ganancias de esta industria se situaron en 1996 alrededor de los 1.000 millones de dólares.

Con sumas tan grandes de dinero en circulación en la región, provenientes de la producción de vodka y todo tipo de actividades clandestinas, la toma de rehenes se convirtió en una práctica lucrativa.

La última cifra oficial en Ingusia a fin de julio fue 21 secuestros. Pero las cifras oficiales dicen poco. Muchos casos se resuelven en el silencio, sin la participación de las autoridades o los medios.

En un intento de detener el creciente número de incidentes, el gobierno del presidente de Chechenia, Aslan Maskhadov, decretó en febrero que, bajo la ley islámica, los secuestros serán castigados con la pena de muerte, mientras los cómplices recibirán una pena de 15 de prisión.

Pero la medida parece haber tenido poco efecto.

Tras la desaparición de los dos médicos británicos, el jefe del Serivicio de Seguridad de Chechenia, Lecha Kultygov, declaró que una nueva fuerza de investigación con abogados y jueces islámicos "pondrá fin al negocio sucio de comerciar con personas".

Maskhadov ordenó una redada policial esta semana para encontrar a los secuestrados, pero el ejecicio fue visto como una mera maniobra pensada en función de la próxima visita del presidente ruso, Boris Yeltsin.

Muchos creen las autoridades chechenas están lejos del éxito. Su anterior promesa de detener a los responsables de las muertes de seis trabajadores de la Cruz Roja, asesinados en sus camas en el hospital Novye Ataqi en Chechenia antes de Navidad, aún está incumplida.

Además, todo indica que el comercio ilegal de personas continuará en el norte del Cáucaso.

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(*) Per Ilsaas trabaja para el Consejo Noruego de Refugiados en Vladikavkaz. Este material llega a IPS a través del Instituto de Información sobre la Guerra y la Paz, con sede en Londres-.

(FIN/IPS/tra-en/wr/rj/lp/ip/97

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