Nigel Rodley, relator especial sobre torturas de Naciones Unidas (ONU), quien terminó hoy su primera visita a México, regresa a su sede en Ginebra con maletas llenas de denuncias y testimonios "emotivos y tristes", según declaró.
En conferencia de prensa, Rodley señaló que aunque está impedido de hacer una evaluación general por razones "académicas y formales", sí puede afirmar que su visita estuvo justificada.
Rodley, quien se entrevistó en México con varias autoridades, entre ellas el canciller José Gurría y el procurador general Jorge Madrazo, y con representantes de organizaciones humanitarias, indicó que su informe estará listo a fines de año o principios de 1998.
"Espero que cuando emita el informe, el gobierno atienda su contentido y cumpla con las recomendaciones", dijo.
Según los portavoces de grupos humanitarios que se reunieron con Rodley, México vive actualmente una ola de violaciones a los derechos humanos y un recrudecimiento de los casos de tortura, especialmente en Guerrero, Oaxaca y Chiapas, estados donde existe presencia guerrillera.
El funcionario de la ONU, quien llegó a México luego que el gobierno aceptó un pedido de invitación presentado hace dos años, estuvo en el estado de Guerrero, uno de los más pobres del país, donde escuchó múltiples denuncias de detenciones arbitrarias y torturas a manos de militares.
Rodley, de nacionalidad británica, sostuvo que pese a que su visita fue muy corta para entender "las particularidades del país", pudo recoger testimonios suficientes, incluidos los de familiares de personas torturadas, para elaborar su informe.
Organizaciones internacionales como Amnistía Internacional y Human Rights Watch sostienen que en México reina la impunidad y que la tortura es una práctica común.
Entre 1990 y 1996 la estatal Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) recibió 1.127 denuncias de tortura. Tras estudiar los casos, el organismo consideró que sólo 105 de ellos merecían una investigación.
De los casos presentados a los tribunales mexicanos apenas siete de los responsables recibieron una condena.
La CNDH es cómplice de la tortura en México, pues tarda demasiado en aceptar una denuncia y más aún en pedir un proceso judicial, sostiene Rocío Culebro, secretaria de la red Todos los Derechos para Todos.
La CNDH es un organismo sin facultades legales para obligar que se cumplan sus recomendaciones.
El relator especial de la ONU felicitó a la prensa y a las organizaciones no gubernamentales por contribuir "con su excelente labor" a la defensa de los derechos humanos y a crear una conciencia sobre el tema en la sociedad.
En los últimos tres años, el número de organizaciones humanitarias independientes pasó en México de 191 a 376, indica un estudio de la CNDH.
Rodley agradeció al gobierno del presidente Ernesto Zedillo por las facilidades que le brindó para realizar su trabajo en el país.
"En el pasado la ONU estuvo recibiendo bastantes quejas sobre la práctica de la tortura y el Comité Contra la Tortura había ya concluido que en México hay un problema de cierta envergadura, por lo que pareció bastante razonable" realizar la visita, manifestó.
Durante su permanencia en el país, Rodley escuchó del secretario de Gobernación (Interior), Emilio Chuayffet, la promesa de que los esfuerzos para combatir la tortura serán permanentes.
Un comunicado oficial indicó que Chuayffet informó al comisionado de la ONU que las denuncias sobre hechos de tortura en las comisiones de derechos humanos descendieron en el país del primer lugar que ocupaba en 1990 al número 24 en este año.
Las organziaciones humanitarias no gubernamentales acusaron al gobierno de tergiversar las cifras para presentar a Rodley un cuadro distinto al real.
"La situación en México es muy grave en materia de tortura y estamos seguros que eso dirá en su informe el comisionado Rodley", expresó Culebro. (FIN/IPS/dc/dg/ip-hd/97)
