La crisis entre el gobierno del presidente Alberto Fujimori y la Cruz Roja por el trato en las cárceles peruanas a los acusados de terrorismo tiende a agravarse como consecuencia del nombramiento del suizo Armin Kobel como jefe de la oficina local del organismo internacional.
Kobel fue representante en Perú de la Cruz Roja entre 1989 y 1992 y durante su gestión esa organización humanitaria fue acusada por la policía de interferir en las investigaciones y de intentar sacar del país con documentos falsos a un líder de la organización guerrillera Sendero Luminoso.
Daniel Espichan y Oscar Medelius, dirigentes de la bancada oficialista en el Congreso, recordaron este viernes a la prensa local la existencia de ese informe policial contra Kobel.
Se estima que las denuncia ensombrece aun más el panorama de las relaciones del gobierno con la Cruz Roja, en crisis desde el martes último.
Ese día Fujimori comunicó al presidente del Comité Internacional de la Cruz Roja, el suizo Cornelio Summaruga, que no restituiría la autorización para que esa organización visite a los insurgentes presos.
El permiso fue suspendido en diciembre a raíz de la toma de la embajada de Japón y de unos 300 rehenes por un comando guerrillero, episodio en el que la Cruz Roja realizó intensa actividad para evitar el sangriento desenlace en el que finalmente concluyó el incidente.
Sommaruga, tras su entrevista con Fujimori, deploró la decisión del gobierno peruano de no restablecer las visitas de la Cruz Roja a las cárceles, que consideró como "un trato político a una cuestión netamente humanitaria".
Medelius y Espichan, los parlamentarios que criticaron la designacion d Kobel como nuevo representante local de la Cruz Roja, presiden las comisiones de Justicia y Contra el Abuso de Autoridad.
De acuerdo con sus versiones, en 1991 y 1992, durante el ejercicio de Kobel, los servicios de inteligencia informaron al gobierno sobre la actuación de algunos funcionarios de la Cruz Roja .
"El más grave caso fue el de Kuenen Luna, cuyo seudónimo político era Rambo y hoy cumple prisión, quien con documentos falsos y el apoyo de la Cruz Roja viajó desde la selva central a Lima con el propósito de salir del pais", afirmó el congresista Espichan.
Refirió que el 8 de agosto de 1991 la policía identificó en el aeropuerto de Lima a Kuenen Luna, quien portaba documentos con otro nombre y fue recibido por Phillipe Gagneuax, delegado médico de la Cruz Roja.
Gagneaux exhibió un certificado médico según el cual Luna tenía una herida de bala en un maxilar que requeria atención urgente y amenazó con interponer una accion de Hábeas Corpus si era detenido.
Según los facultativos del hospital de Policía, a donde fue llevado Luna luego de confirmarse su verdadera identidad, su herida estaba en proceso de cicatrización y la única operación que podría efectuársele sería estética.
Medelius y Espichan sostienen que el nombramiento de Kobel afectara las posibilidades de una pronta recuperación del nivel de colaboración que antes existía entre la Cruz Roja y el gobierno peruano . Por su parte, el Defensor del Pueblo Jorge Santisteban recomendó cautela en el tratamiento del tema, "considerando la jerarquía y el prestigio de la Cruz Roja" y pidió distinguir entre las institutuciones y las actitudes personales de sus miembros".
"Además, el nombramiento del representante de la Cruz Roja siguió los canales diplomáticos, el gobierno peruano aprobó su designación el 31 de julio y estoy seguro que lo hizo luego de haber evaluado la situación", concluyó.
Miguel Jugo, subdirector de La Asociación Pro derechos Humanos, expresó que las acusaciones contra Kobel no tienen ningún sustento y responden al sector de línea dura del gobierno de Fujimori.
"La neutralidad de la Cruz Roja es incómoda para esos sectores. Ello los llevó inclusive a condenar la actuación de esa organizacion para buscar una solución pacífica a la crisis de los rehenes en la embajada de Japon", comentó Jugo.
Federico Prieto Celli, autor del libro "Rescate en Lima, crónica de la crisis de los rehenes", expresa que "la dudosa actuación de algunos miembros de la Cruz Roja proviene de su concepción sobre el fenómeno subversivo".
"Mientras para nosotros son delicuentes terroristas quienes matan y secuestran civiles, la Cruz Roja los denomina guerilleros insurgentes y quiere situarse en una posición de neutralidad", dice Prieto.
Por su parte, el comentarista Luis Solari, del diario El Comercio, sostiene que para que la Cruz Roja adopte un papel de neutralidad, ambas partes en la contienda tendrían que cumplir con las normas de la Convención de Ginebra, que la "guerillaa no cumple" (FIN/IPS/al/dg/ip/97