El gobierno de México protestó ante Estados Unidos por la próxima entrada en vigor de un nuevo programa de controles en la zona fronteriza, al que considera propenso a "confundir migración con criminalidad" y advirtió que podrían provocar "un incidente internacional entre ambos países".
La protesta está contenida en dos notas diplomáticas que la cancillería mexicana dirigió este jueves a las secretarías de Estado y Justicia de Estados Unidos.
"El mero anuncio de esta delicada operación coloca en serio entredicho el compromiso que asumieron los cancilleres de ambos países en el reciente encuentro presidencial para la promoción conjunta de una visión más humana de la frontera", apuntó la cancillería mexicana.
Washington anunció el lunes 25 pondrá en marcha la operación Río Grande, que incluye un aumento de 53 por ciento del número de agentes migratorios en los estados fronterizos de Texas y Nuevo México.
Como ha sucedido en ocasiones anteriores, el gobierno de Estados Unidos reforzará nuevamente las medidas migratorias, sin aviso previo al país vecino.
En mayo, durante la visita del presidente Bill Clinton a México, los dos gobiernos prometieron una vez más trabajar juntos para resolver el tema migratorio y evitar violaciones de los derechos humanos de los inmigrantes.
Según México, los nuevos operativos podrían elevar el número de accidentes entre los inmigrantes.
Un estudio de la Universidad de Houston, Estados Unidos, presentado a mediados de este mes, indica que 1.185 indocumentados, en su mayoría mexicanos, murieron los últimos cuatro años en la frontera entre los dos países.
El gobierno mexicano reconoce el derecho de Estados Unidos a adoptar los controles migratorios que desee, pero sostiene que medidas como la operación Río Grande podrían confundir a los inmigrantes con criminales.
Debe estar claro que los mexicanos van a Estados Unidos a buscar trabajo y no a cometer delitos, dijo Enrique Loaeza, coordinador de Protección Consular de la cancillería.
El nuevo programa se suma a otros, como Bloqueo, Guardián y Salvaguarda, establecidos desde 1994 por Estados Unidos a lo largo de los 3.200 kilómetros de la frontera con México.
Muros de acero, cercas con cámaras de video, detectores de movimientos nocturnos y distribución de polvo fluorescente en sitios especiales son parte de las medidas que la patrulla fronteriza implementa para evitar el ingreso de indocumentados.
Los consulados de México en Estados Unidos "habrán de seguir vigilando activamente que la expansión de medidas migratorias no se constituyan en abuso o violación a los derechos humanos, familiares y patrimoniales de los compatriotas", indicó la cancillería.
El nuevo roce por temas migratorias entre los dos países, que integran junto a Canadá el Tratado de Libre Comercio de América del Norte, sigue a otro registrado en abril, cuando Estados Unidos endureció las condiciones de ingreso a su territorio y el control sobre los inmigrantes legales e ilegales. (FIN/IPS/dc/ag/ip/97
