Los industriales de Argentina, Paraguay y Uruguay reconocieron esta semana la fuerte dependencia que su comercio tiene de Brasil y la imposibilidad de evitar decisiones unilaterales del mayor de los cuatro socios del Mercado Común del Sur (Mercosur).
"Todos somos brasileño dependientes", dijo Jorge Zorrigueta, presidente de la Unión Industrial Argentina luego de la reunión que el Consejo Industrial del Mercosur (CIM) realizó en Montevideo.
Durante el encuentro se analizaron las restricciones financieras a las importaciones que Brasil dispuso en abril en forma inconsulta y que inicialmente provocaron fuertes protestas de los exportadores argentinos, paraguayos y uruguayos y la reacción de los gobiernos.
El gobierno de Fernando Henrique Cardoso puso un límite de 10.000 dólares a los importadores brasileños para compras financiadas hasta 180 días.
Además de reducir facilidades de importación, el límite impuesto aumenta el costo de embarques y trámites, debido al escaso volumen de los negocios de financiación permitida.
Diversas gestiones determinaron dos meses después a Brasil a elevar el tope hasta 40.000 dólares para los países del Mercosur. Esa excepción vence el 31 de octubre.
Los empresarios insisten en que se trata de una traba al comercio, que contradice el espíritu del Mercosur. Pero también parecen convencidos de que nada podrán hacer contra el poderoso Brasil.
Más de un participante de la reunión en Uruguay coincidió con los gobiernos en que las restricciones financieras brasileñas son "un mal necesario" para preservar la estabilidad regional.
Los gobernantes de Argentina, Paraguay y Uruguay, ante la presión inicial de los industriales, tomaron posiciones que fueron variando. A una enérgica reacción incial siguió la reflexión.
Una crisis interna en Brasil podría desestabilizar el bloque, que está en un proceso de expansión y pretende el liderazgo de América Latina en las negociaciones para crear la llamada Area de Libre Comercio de las Américas (ALCA), se argumenta en los tres países.
El Mercosur formará un frente común en las negociaciones del Alca con Bolivia y Chile, que están unidos al bloque del sur por acuerdos de comercio. También negocia tratados de liberalización comercial con México y la Comunidad Andina que, además de Bolivia incluye a Perú, Ecuador, Venezuela y Colombia.
Osvaldo Moreira Douat, presidente de la Confederación de Industrias de Brasil utilizó dos idiomas en el encuentro: el de la integración y el patriótico, dijeron a IPS fuentes empresariales.
Moreira Douat cuestionó el proteccionismo, pero defendió las trabas dispuestas por Brasil por la necesidad de eliminar el creciente deficit comercial de su país, "que atentaba contra la estabilidad económica regional".
Ese déficit, que en el momento de restrimgirse la financiación de importaciones oscilaba en 6.000 millones de dolares, comenzó a descender como resultado de la medida impuesta y de la promoción de las exportaciones.
Moreira Douat no descartó la posibilidad de que, luego del 31 de octubre, y esta vez mediante consultas, Brasil aumente el tope de importaciones con financiación.
Hugo Barrail, presidente de la Unión Industrial de Paraguay, aceptó la argumentación de su colega brasieño, pero insistió en la necesidad de evitar decisiones que distorsionen los acuerdos del Mercosur.
El mayor perjudicado por las medidas brasileñas es Uruguay, que en el CIM solicitó a Brasil que flexibilice su posición y extienda de 40.000 a 100.000 dólares el tope de las importaciones con posibilidad de financiamiento.
Esa gestión la realizará la Confederación de Industrias de Brasil, según el acuerdo alcanzado en la reunión, dijo a IPS Néstor Gómez Alcorta, presidente de los industriales uruguayos.
Dentro del Mercosur, Uruguay es es país más dependiente de Brasil en términos de comercio. El mercado brasileño absorbió 72 por ciento de las exportaciones de Uruguay al Mercosur en los 12 meses finalizados en abril, de acuerdo con informes oficiales.
La falta de diversificación de mercados de Uruguay queda de manifiesto cuando se considera el cuadro general del comercio del país con el mundo. En efecto, 35 por ciento de sus ventas totales tuvieron destino en Brasil en el periodo considerado.
Las ventas uruguayas a Brasil crecieron 19 por ciento en los primeros cuatro meses de este año. Mientras, las exportaciones realizadas a Argentina se incrementaron 12 por ciento y a Paraguay, que sólo compró a Uruguay por valor de 53,5 millones de dólares, 32 por ciento.
"Brasil es el principal mercado de Argentina, Paraguay y Uruguay y esto debe causar preocupación, por la falta de diversificación. Pero además, porque una eventual devaluación brasileña haría más competitivos los productos brasileños y afectaría" las exportaciones de aquellos tres países, dijo a IPS el ex canciller uruguayo Sergio Abreu.
Abreu también advirtió la necesidad de coordinar las políticas cambiarias dentro del bloque.
"La integración comercial está relacionada con el tipo de cambio y hay que buscar coordinación para evitar sobresaltos o corrientes de comercio basadas en tipos de cambio y no en competitividad de los sectores involucrados", señaló el ex ministro. (FIN/IPS/rr/ff/if/97
