La Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) considera indispensable tener en cuenta a la mujer a la hora de elaborar proyectos de promoción de las actividades forestales en Guatemala.
Todos los planes de la FAO enmarcados en el Programa de Seguimiento al Plan de Acción Forestal para Guatemala (PAFG) han incorporado el análisis de género, dijo a IPS Maynor Estrada, oficial de la agencia de Naciones Unidas en este país centroamericano.
La realidad del medio rural en Guatemala muestra que existe una íntima conexión entre las mujeres, los hombres, las comunidades y los árboles, una relación raramente reconocida en los programas de desarrollo hasta hace pocos años, señaló.
Mientras el hombre emigra de la comunidad para complementar los ingresos familiares, la mujer se hace cargo de los cultivos, el ganado, las artesanías y los árboles, si los hay.
Por otra parte, en muchas comunidades rurales del país, sobre todo en el altiplano occidental, laa mayor parte de la población está constituida de mujeres que enviudaron como consecuencia del conflicto armado interno que duró 36 años y finalizó el 29 de diciembre con la firma de la paz entre gobierno y guerrilla.
"Para hacer actividades relacionadas con el aprovechamiento integral de los bosques se tiene que estudiar, analizar y proponer proyectos que involucren todas las actividades que realicen las mujeres del área rural, desde proporcionar los alimentos hasta recolectar la leña", señaló Estrada.
La mujer también participa en la recolección de forrajes, de medicinas naturales y en la generación de ingresos complementarios para la familia a través de la venta de productos y subproductos forestales.
Para Juan Carlos Méndez, director del proyecto de FAO, "si se logra liberar tiempo de la mujer en actividades como cocinar, traer leña, llevar alimentos, que son actividades de subsistencia, para dedicarla a las productivas, se estaría trabajando para el desarrollo".
En Guatemala existen 23 etnias que tienen sus propios patrones culturales a los cuales la FAO ha procurado adaptardse para llevar a cabo su proyecto, indicó Méndez. "Nada de lo que sea impuesto sirve", insistió.
Señaló en ese sentido que los intereses de las mujeres y los hombres en relación a los recursos forestales no necesariamente coinciden.
Mientras es la mujer la que debe caminar más para recolectar leña, la depredación del recurso natural con fines comerciales por lo general la hace el hombre.
La cooperación de FAO en esta materia comenzó en junio de 1987, cuando el gobierno de Guatemala solicitó su apoyo para la formulación del PAFG.
El proceso de planificación se extendió hasta marzo de 1991 y al año siguiente el documento base fue sometido a coonsideración de los actores nacionales e internacionales involucrados.
En 1992 se creó la Oficina de Seguimiento del PAFG, adscrita al Ministerio de Agricultura, Ganadería y Alimentación, con el apoyo financiero de la Agencia para el Desarrollo Internacional (AID), del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), y de la Cooperación Técnica Alemana( GTZ).
En octubre de 1994, el gobierno de Guatemala y la FAO suscribieron un acuerdo para la ejecución del Proyecto "Apoyo a la Dirección y Coordinación del Plan de Acción Forestal para Guatemala", que se inició en marzo del año siguiente con apoyo financiero de Holanda.
Antes las políticas forestales eran muy vagas, sólo había una política extractiva del recurso forestal y no una visión de conjunto de lo que luego se llamó "manejo forestal sostenible", recordó Méndez.
El PAFG supone un proceso participativo de planificación del subsector forestal, para la ordenación y manejo de los recursos naturales, con énfasis en los bosques y basándose en la premisa de que "los recursos forestales pueden constituir la base del desarrollo económico nacional".
Méndez destacó que en la actualidad se está trabajando en programas como manejo forestal en tierras comunales y municipales.
También destaca el programa de optimización del bosque latifoliado del Petén (bosque tropical de hojas anchas), arrasado por productores que pretenden plantar maíz y frijol, dijo el experto.
Por otra parte, la política forestal extractiva llevó a que que los bosques perdieran la mayor parte de la caoba y cedro, árboles que tardan de 30 a 40 años para crecer.
"Pero ahora las cosas están cambiando, y lo que estamos haciendo es valorizar el bosque en términos de lo maderable y lo no maderable, y lo maderable en función de la poca caoba y cedro que aún hay, manejándolos bien", destacó Méndez.
El programaa apunta igualmente a la búsqueda de mercados de maderas preciosas poco utilizadas, ya que se supone que el bosque de Petén alberga maderas tropicales más valiosas que la caoba y el cedro. (FIN/IPS/cz/dg/dv/97