El uso del plástico es casi una segunda naturaleza para la gente de Filipinas, que adopta rápidamente los hábitos de la sociedad consumista del primer mundo, mientras crecen las pilas de basura en esta capital.
Para muchos, las ventajas de la vida moderna implican usar ahora y desechar después. En muchos restaurantes de comidas rápidas de esta capital los comensales utilizan recipientes de poliestireno y vasos y utensilios de plástico. En los supermercados, los compradores se llevan bolsas plásticas.
Un grupo local de activistas busca corregir este hábito perjudicial para el medio ambiente, subrayando la forma en que el plástico y los desechos no biodegradables aumentan el ya gigantesco problema de la basura y bloquean sus cursos y canales de agua de la ciudad.
El Movimiento Sagip Pasig (Salven al Río Pasig) lanzó recientemente una campaña para reducir la cantidad de basura generada en Manila.
El grupo trabaja con comunidades asentadas en las riberas del río Pasig, biológicamente muerto, el cual atraviesa la capital filipina y está lleno de basura, plástico y desperdicios de la red de saneamiento, y las exhorta a reutilizar y reciclar materiales.
La campaña se extendió ahora a los restaurantes de comidas rápidas, para separar materiales reciclables y reducir o evitar el uso de vasos y utensilios de plástico y platos de poliestireno.
Lulu Zúñiga, directora ejecutiva del Pasig Sagip, dijo que los miembros del grupo decidieron hacer algo más tras advertir cómo la basura arrojada a ríos y canales continúa siendo un motivo clave tras la contaminación y la suciedad.
Hace dos semanas, el grupo se reunió con representantes de las mayores cadenas de comida rápida en el país para discutir sobre formas de reducir los residuos de plástico y materiales no biodegradables, destacando que el uso de utensilios no descartables reduce el costo del desecho de basura.
Pero a las compañías de comidas rápidas les resulta conveniente usar materiales descartables debido al volumen y la alta circulación de clientes. Una nueva ronda de conversaciones con estas compañías está prevista para dentro de un mes.
Las cadenas de restaurantes también señalaron que las decisiones sobre el uso de plástico son tomadas en muchos casos por propietarios extranjeros de cadenas populares con licencias locales.
No obstante, Zúñiga dijo que las empresas de comida rápida "reconocen el problema con los desechos sólidos, están dispuestas a hacer algo para reducir la cantidad de basura", y expresaron su voluntad de separar los residuos y trasladar los materiales reciclables a plantas procesadoras para su nuevo uso.
No obstante, hay problemas con la forma de desechar el plástico, o reciclar los recipientes de poliestireno. Aunque muchas de estas bolsas y contenedores llevan el logotipo de reciclaje, en general no se los procesa.
Sólo el metro de Manila genera unas 200 toneladas de plástico de desecho cada día, o casi 10 por ciento del total de basura sólida de la capital.
Aunque según estimaciones el plástico tiene un índice de recuperación de 54 por ciento, gran parte no se recicla y finalmente termina en ríos y vertederos.
Los residentes de Manila no tienen que buscar mucho para ver los efectos del problema de la basura, especialmente durante la actual estación de lluvias.
Las inundaciones son un hecho común durante las lluvias, y con ellas se producen bloqueos en los canales de drenaje y los cursos de agua naturales, empeorando las inundaciones.
La campaña por el Pasig se propuso llegar a las empresas, además de tener como meta la concienciación de consumidores individuales y núcleos familiares.
En los últimos años, algunos establecimientos de comidas ligeras comenzaron a utilizar platos de loza y vasos de vidrio, al menos cuando los clientes toman las comidas dentro de los restaurantes, aunque mantienen el plástico para los pedidos que se trasladan.
Pero modificar el hábito de desechar de los filipinos no será fácil. "La gente ha oído hablar de la reducción de los desechos plásticos. La cuestión es cómo hacerlo", dijo Zúñiga. (FIN/IPS/tra-en/js/ral/97
