CUBA: Verano caliente, con atentados, tensiones y crisis

Cuba vive un alza inusual de la temperatura económica y social este verano entre atentados a instalaciones turísticas, crecientes tensiones con Estados Unidos y malos augurios en cuanto al crecimiento del producto.

La certeza de que, pase lo que pase, se avecinan tiempos peores, parece flotar en el aire y está en boca de personas jóvenes, adultas y viejas que escuchan con escepticismo los partes sobre el desempeño de la economía.

"En cuanto pase el verano, empezarán los apagones", dijo una empleada de una tienda por departamentos que agregó estar segura de que el gobierno esperaría la llegada de septiembre para tomar medidas de ese tipo.

Agosto es uno de los meses más calientes en la isla del Caribe y desde la "crisis de los balseros" de 1994 se identifica con el momento más propicio del año para cualquier tipo de explosión social.

Unos 30.000 cubanos salieron por las costas aquel verano rumbo a Estados Unidos, después de sucesos del 5 de agosto considerados los primeros disturbios antigubernamentales bajo eel gobierno de Fidel Castro, iniciado hace 38 años.

En estos días las temperaturas se elevan a casi 40 grados centígrados, el aire no circula, el sol quema como nunca y el ánimo de los cubanos se exacerba al punto de que cualquier cosa molesta, altera, genera descontento.

Observadores locales aseguran que no por gusto los autores de explosiones recientes en tres hoteles de La Habana escogieron los meses de verano para esas acciones, interpretadas como un atentado contra la industria turística.

Dos artefactos explosivos estallaron el 12 de julio en los hoteles Capri y Nacional y otro el lunes último en el hotel Meliá Cohiba, dejando sólo tres lesionados leves y escasos daños materiales.

Aunque se habla de intentos similares en abril nunca fueron confirmados y no tuvieron ningún tipo de repercusión interna en la prensa nacional o a nivel poblacional, más allá de círculos muy reducidos de las empresas supuestamente afectadas.

"Más que nada se anda buscando un efecto sicológico", dijo un profesor de política de la Universidad de La Habana.

"Alejamiento del turismo, dar la impresión de una creciente oposición interna, generar desconcierto en la población" serían los objetivos perseguidos por los autores de los atentados, según el catedrático.

El gobierno aseguró que tenía pruebas de que tanto el material utilizado en las explosiones como los autores de los hechos proceden de Estados Unidos y están vinculados a organizaciones del exilio cubano en ese país.

La certeza de que actos como éstos pueden organizarse contra Cuba impunemente en territorio estadounidense no es nueva entre las autoridades de la isla.

Desde inicios de año La Habana acusó a Estados Unidos de agresión biológica, de preparar secretamente un endurecimiento del bloqueo económico y de no garantizar la seguridad de deportistas cubanos que debían viajar a ese país.

El presidente Bill Clinton lanzó un proyecto para una transición hacia la democracia en la isla y buscó apoyo en Europa y América Latina para aumentar las presiones diplomáticas y políticas en aras de profundas reformas en La Habana.

Raúl Castro, ministro de las Fuerzas Armadas y segundo secretario del gobernante partido Comunista, dijo el 26 de julio que un alto funcionario del gobierno de Estados Unidos había promovido la subversión interna durante una visita de trabajo a la isla.

Venga de donde venga las amenaza, salvo raras excepciones los encuestados en la capital cubana creen que el terrorismo no es un método acertado de oposición al gobierno y que a la larga la economía del país sufre y la población pagará las consecuencias.

Radio Reloj, emisora gubernamental de alcance nacional, afirmó la semana pasada que el crecimiento del producto interno bruto podría cerrar este año por debajo de lo esperado tras el reajuste realizado en junio.

Cuba esperaba crecer cinco por ciento en 1997 pero la caída de la producción azucarera hizo disminuir los pronósticos a cuatro por ciento y, según fuentes especializadas, ese estimado podría ser demasiado optimista.

Autoridades y expertos coinciden en que, aunque el crecimiento sean mayor que la media reportada el pasado año en América Latina, no tiene una incidencia directa en las condiciones de vida de la población por cuanto se parte de niveles muy bajos.

Los tres últimos años la economía nacional creció 0,7, 2,5 y 7,8 por ciento, pero en 1993 había caído 38,4 por ciento con relación a 1989, considerado el último momento de alza antes del inicio de la crisis que afectó todas las esferas de la economía.

Con la caída azucarera el gobierno coloca sus esperanzas fundamentales para este año en el turismo y el níquel, dos ramas con fuerte inversión extranjera y que tienen resultados incluso por encima de los obtenidos antes de la crisis.

Pero, como dicen los cubanos, "de cifras no se vive".

Estimados del Centro de Estudios de la Economía Cubana aseguran que la economía nacional tendría que crecer a un ritmo sostenido de 10 por ciento anual para que los habitantes sientan los cambios.

Con un salario per cápita promedio de 100 pesos mensuales, los cubanos miran cada vez más hacia las ocupaciones informales como la vía para obtener los ingresos necesarios para satisfacer las necesidades más elementales.

El dólar se cotiza a 23 pesos en las casas de cambio y se necesita poseer divisas para obtener productos que sólo se venden en esa moneda, como detergente, aceite de cocina o escobas.

El gobierno garantiza la venta de una canasta básica a precios subsidiados pero muy reducida, y la población goza de las ventajas de los servicios públicos de salud y educación totalmente gratuitos.

Expertos estiman que en Cuba "no pasará nada" mientras se mantenga el equilibrio entre las consecuencias de la crisis y la deuda que muchos en la isla sienten tener con su gobierno por las políticas de beneficio social de las últimas décadas.

Para Isabel Jaramillo, investigadora del Centro de Estudios de América, la seguridad de Cuba en los años 90 estará relacionada "principalmente con la viabilidad económica y el concenso interno" necesarios para dar continuidad al proceso de desarrollo emprendido por el gobierno de Castro. (FIN/IPS/da/dg/ip-if/97

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