Los rumores sobre la supuesta enfermedad y aún la muerte del presidente cubano Fidel Castro, difundidos el miércoles por un canal de televisión de Miami, parecen haberse generado fuera de Cuba, y no tuvieron eco en la isla.
La vida seguía su curso normal en Cuba en la tarde del miércoles, cuando corresponsales extranjeros acreditados en La Habana comenzaron a recibir llamadas telefónicas de medios de prensa de Estados Unidos.
Como es usual cuando de Castro se trata, los funcionarios cubanos evitaron comentar las versiones y la prensa monopolizada por el Estado mantuvo el más absoluto silencio sobre el tema.
Pero la agencia mexicana Notimex y la Agence France Press (AFP) se vieron obligadas desmentir supuestos despachos de sus corresponsales en La Habana dando cuenta del supuesto deterioro de la salud e incluso de la muerte de Castro.
Notimex desmintió "categóricamente" haber transmitido un despacho que citó el canal 51 de Miami, y agregó que esa emisora de televisión no figura entre los suscriptores de su servicio.
Hasta el momento se desconoce quien echó a rodar el infundado rumor que, como siempre en estos casos, iba desde versiones menos pesimistas, que afirmaban que Castro se encontraba grave y hospitalizado, hasta otras, que daban por cierta su muerte.
El diario Granma, órgano oficial del gobernante Partido Comunista, informó este jueves que en la víspera fue sepultado en el cementerio de La Habana un funcionario del Ministerio de Relaciones Exteriores llamado René Orley Sánchez Castro.
La coincidencia del apellido puede haber contribuido a la circulación de los rumores, opinaron fuentes diplomáticas.
Llamar a la prensa extranjera en Cuba con el fin de poner en marcha rumores parece estar de moda, como podría concluirse de anuncios de los últimos meses sobre explosivos que nunca fueron colocados.
La especulación sobre el estado de salud del presidente cubano tampoco es un hecho nuevo. Si por los rumores y las declaraciones de algunos cubanos exiliados fuera, Castro padecería todas las enfermedades del mundo.
Los rumores podrían multiplicarse en los próximos meses, en la medida en que se acerque el quinto congreso del Partido Comunista, previsto para octubre, y la visita en enero del Papa Juan Pablo II.
Por supuesto, a los 71 años y con 38 en el poder, Castro no puede lucir la vitalidad a la que tenía acostumbrados a sus seguidores y admiradores y hasta a sus más fervientes enemigos.
En los últimos meses, el presidente se ha visto cansado y, aunque participó de las principales actividades públicas, ha eludido el micrófono y su inclinación natural por los discursos.
Este año, Castro delegó en su hermano, el general Raúl Castro, el tradicional discurso del 26 de julio, día en que se conmemora el comienzo de la rebelión que conduciría al triunfo de la revolución cubana.
Para los habitantes de la isla, la intervención de Raúl Castro, número dos en el poder, tuvo dos explicaciones posibles: el presidente no estaba bien de salud, o se decidió que un discurso fuertemente dirigido contra Estados Unidos fuera pronunciado por el ministro de las Fuerzas Armadas.
Cualquiera que fuera la razón, el hecho de que el presidente Castro lleve varios meses sin pronunciar discursos preocupa a muchos de sus seguidores.
Observadores locales estiman que este año ha sido bastante duro para Castro, dado que la aguardada reactivación de la economía de Cuba después de siete años de hundimiento podría postergarse.
La caída de la zafra azucarera a niveles aún no reconocidos oficialmente pueden desacelerar el crecimiento económico, que debía llegar este año a cuatro o cinco por ciento, según las previsiones oficiales.
Una ola de atentados a instalaciones turísticas comenzada este verano boreal mantiene en alerta a las autoridades. Mientras, aumenta la tensión entre La Habana y Washington.
En esta coyuntura, Castro prepara para el congreso del Partido Comunista un informe sobre la situación económica del país y su proyección futura.
Castro se encuentra también ante la disyuntiva de, pasado el congreso, aceptar o renunciar a la concentración en su persona de los cargos de comandante en jefe del ejército, secretario general del Partido Comunista y presidente de los consejos de Estado y de Ministros. (FIN/IPS/da/ff/ip/97