El programa Salud en Casa del gobierno del Distrito Federal de Brasil, basado en el sistema cubano de "médicos de familia", brindará en octubre asistencia médica a 500.000 personas en sus domicilios en ocho localidades cercanas a Brasilia.
El servicio ya se extiende a 225.000 personas que residen en cuatro ciudades distintas del Distrito Federal, Santa Maria, Sao Sebastiao, Sobradinho y Planaltina.
En las próximas semanas se sumarán los poblados de Samambaia, Recanto das Emas, Paranoá y Ceilandia, anunció el coordinador general de Salud en Casa, Antonio Alves.
De ese modo, se más que duplicará la cobertura actual del programa hasta abarcar a la cuarta parte de la población del Distrito Federal, a través de 101 equipos integrados por diez profesionales cada uno, explicó Alves.
Salud en Casa pretende la atención integral de la persona. En cada ciudad donde se implanta, se recopilan datos en cada hogar sobre condiciones de vida, número de niños, adultos y anciano, portadores de deficiencias físicas, renta familiar, condiciones de la residencia, de transporte y escolaridad, entre otros datos.
A travé del proyecto piloto, concretado en mayo en la ciudad de Santa María, a 26 kilómetros de Brasilia, se efectuaron más de 11.000 visitas, de las cuales apenas 142 debieron ser derivadas a centros de salud y 247 atención ambulatoria o de emergencia en el hospital.
"Salud en Casa logró disminuir 70 por ciento la atención en puerta del hospital", sostuvo la secretaria de Salud del Distrito Federal, María José Maninha, quien pronosticó que el programa acabará con las colas en los centros asistenciales del estado.
En el resto del país, en cambio, "la salud está viviendo momentos complicados", agregó.
Las complicaciones se eluden evitando decenas de internaciones, pues los pacientes son atendidos en sus propios hogares con comodidad y seguridad, sin riesgo de infecciones frecuentes en el ambiente hospitalario.
El gobernador del Distrito Federal, Cristovam Buarque, acompañó al equipo de profesionales de la salud en la última implantación del programa, el 22 de julio en la ciudad de Planaltina.
Los funcionarios fueron recibidos por Maria de Fátima Pereira de Souza, quien parece una anciana con menos de 40 años, un marido desempleado y cuatro niños.
Su hija menor, Larissa, tiene dos años y cuatro meses y sufre osteomalacia, enfermedad ósea que se manifiesta a través de dolores, anorexia, magro volumen muscular y pérdida de peso. La niña no habla, no camina, respira con dificultad y tiene convulsiones.
"Los médicos ya se desesperanzaron, pero yo no", dijo Pereira de Souza a Buarque. (FIN/IPS/mom/mj/he/97
