El proceso de negociación que pretende el retorno de Burundi a las leyes constitucionales enfrenta el obstáculo de la negativa de las partes en conflicto a aceptar la mediación y el mediador.
Las credenciales internacionales de Julius Nyerere son reconocidas. Padre de la independencia africana, se conviritó en 1985 en uno de los primeros presidentes africanos que renunció voluntariamente como jefe de Estado. Desde entonces trabajó en diversos organismos internacionales.
Pero en Burundi las opiniones están divididas sobre el ex presidente y su país como mediador y sede, respectivamente, de negociaciones para llevar la paz al país centroafricano.
El ex gobernante Frente para la Democracia en Burundi (FRODEBU), expulsado por los militares el 25 de julio de 1996, tres años después que el país ganara las primeras elecciones democráticas, no tiene dudas sobre Nyerere.
El FRODEBU sostiene que es el único mediador que reconoce, y señala que el ex presidente fue mandatado por la comunidad internacional para forjar una solución a la crisis en Burundi, donde se desarrolla una rebelión armada desde hace dos años.
Pero la Unión para el Progreso Nacional (UPRONA), principal partido opositor hasta entrar en coalición con FRODEBU en 1994, sostiene que ni Nyerere ni Tanzania son imparciales. Lo mismo afirman pequeños grupos aliados.
Una reunión entre las fuerzas políticas de Burundi auspiciada por Nyerere está prevista para el 25 de agosto en Arusha. A pesar de toda la oposición, Burundi prometió enviar una delegación a la mesa de negociaciones.
Joseph Nzeyimana, ex ministro y presidente de un grupo opositor a Nyerere, dijo que el ex presidente africano "es el autor de las sanciones que están matando a la gente de Burundi".
Países del este y el centro de Africa decidieron recientemente mantener un embargo al comercio y el transporte impuesto a Burundi el 31 de julio de 1996, en respuesta al golpe de Estado que llevó al poder al actual presidente Pierre Buyoya.
Las relaciones entre Burundi y Tanzania han sido frías en las últimas semanas, mientras Bujumbura responsabiliza de alojar a rebeldes de Burundi a Dar es Salaam, que desmiente la acusación.
El canciller de Burundi Luc Rukingama aseguró que, "contrariamente a las acusaciones de Tanzania, miles de rebeldes están instalados en nuestra frontera común y utilizan Tanzania para atacar Burundi", y esto es "incompatible con la mediación".
Otra cuestión en disputa es la embajada de Burundi en Dar es Salaam, tomada por la oposición exiliada de Burundi cuando Buyoya se instaló en el poder.
"Tanzania persiguió a los diplomáticos de nuestra misión en Dar es Salaam para beneficio de los líders de la rebelión", dijo Rukingama.
El esfuerzo de mediación es criticado por la sociedad civil, que se ha quejado de ser excluida de las negociaciones, en especial los sindicatos.
Entre la población, muchos identifican la mediación y el hombre que la promueve con las sanciones.
"Nyerere es considerado un hombre sabio en toda Africa, ¿por qué respalda sanciones que realmente dañan a los pobres?", comentó un taxista en esta capital, quien se quejó de la duplicación del precio de la gasolina y el alto costo de la vida tras el embargo.
Otros observadores creen que Tanzania está demasiado cercana a Burundi para ser capaz de mantener la neutralidad, mientras comerciantes tanzanios utilizan el embargo en su beneficio. (FIN/IPS/tra-en/ak/kb/lp/ip/97