"Umabatha", versión sudafricana y zulú de "Macbeth", la obra teatral de William Shakespeare, fue elegida para inaugurar la primera temporada internacional del reconstruido Globe Theatre, de Londres.
Una de las paradojas del régimen del apartheid en Sudáfrica fue la intensa producción de teatro político que engendró. A la vanguardia estuvo el Market Theatre, de Johannesburgo, pero aun este bastión contestatario tiene dificultades para atraer al público a sus producciones ahora que el país está en democracia.
Si no se hallan respuestas a las preguntas del futuro en los acontecimientos del presente, lo mejor es recurrir al pasado, pensó el director Welcome Msomi.
Msomi está representando nuevamente su Umabatha, que fuera un éxito en 1971, inspirada en Shaka, el famoso rey guerrero zulú. El director trasladó a Macbeth de los yermos de Escocia a las sabanas de Sudáfrica, donde era común la lucha entre clanes con resultados mortales.
"Creo que la atracción que ejerce Shakespeare sobre nosotros tiene mucho que ver con nuestra incapacidad para aprender de nuestros errores. Aunque nuestras acciones tengan consecuencias terribles, en situaciones similares, las repetimos", sostuvo Msomi.
"Mientras el hombre esté atrapado en este terrible ciclo, Shakespeare, y especialmente Macbeth, tendrán vigencia", aseguró.
"Umabatha" demuestra con qué facilidad se puede trasladar la obra de Shakespeare a una tierra lejana. Las brujas de Macbeth se convierten en chamanes o curanderos tradicionales africanos y el funeral de Duncan de la tragedia original es sustituido por la pompa zulú.
Quizá la innovación más chocante sea la de Lady Macbeth, que se transforma en una esposa africana ferozmente dominante, cuya locura provocada por la culpa es representada como posesión demoníaca.
En lugar de distraer, los cambios contribuyen al tema central de la historia y la producción no se limita al texto, como otras obras de teatro africanas, sino que incorpora tambores, cantantes y bailarines.
El elenco de más de 46 actores invade el escenario y da vida a la tragedia con un mensaje actual. "Sí, el poder corrompe y creo que lo hace porque los líderes se alejan por completo de quienes pretenden dirigir", opinó Msomi.
"Olvidan lo que tenían que hacer y se obsesionan por completo con mantenerse en el poder, sin importar lo que tengan que hacer para lograrlo", añadió.
La historia de "Umabatha" es larga y atormentada. La producción surgió de la frustración de Msomi con el régimen del apartheid. "Quería estudiar teatro en la Universidad de Natal pero la situación política lo hacía imposible. Así que decidí crear mi propia compañía teatral", dijo.
"Hallé a los actores en poblados, estaciones de ómnibus y bares. Sólo observé cómo la gente interactuaba y respondía ante la vida y así formé mi compañía", explicó Msomi.
"Nuestra primera producción se basó en la vida en un poblado sudafricano. Vendí las entradas de casa en casa. Con frecuencia, la gente me preguntaba por qué debían pagar por algo que no habían visto aún", recordó.
La producción tuvo éxito y atrajo la atención de la Universidad de Natal, que solicitó a Msomi una nueva versión de una obra de Shakespeare.
"Pensé de inmediato en Macbeth, sabía que tendría éxito", manifestó.
"Umabatha" se estrenó en 1971 y el éxito fue tal que recibió una invitación de la Royal Shakespeare Company, de Londres, para participar en un festival de teatro mundial en Gran Bretaña. A partir de entonces, la producción realizó giras internacionales durante nueve años.
"Todo se detuvo cuando me exilié en Estados Unidos. Después de las elecciones, el presidente Nelson Mandela me preguntó qué había pasado con la obra, de la que oyó hablar mientras estaba en prisión. De mala gana, decidí revivirla para una nueva generación post apartheid", relató Msomi.
Los tiempos cambiaron. Los críticos de arte que aplaudían el mensaje cuando el apartheid dominaba a Africa no se muestran tan complacientes ahora que la discriminación racial fue abolida oficialmente.
Aunque "Umabatha" es un éxito comercial, la crítica no está segura sobre sus méritos. Diarios londinenses como The Guardian y The Evening Standard expresaron su preocupación por la mezcla fortuita de comedia y drama de la obra.
"Es muy occidental la creencia de que en una tragedia sólo hay situaciones trágicas. En Africa, acontecen tantos hechos terribles que con frecuencia la única manera de soportarlos es mediante la risa. No se podría sobrevivir sin ella", expresó el director. (FIN/IPS/tra-en/ba/mk/aq-ml/cr/97