Los ex rebeldes de Angola entregaron sólo una insignificante ciudad del interior a cuatro días de un acuerdo con el gobierno para la devolución del territorio bajo su control, renovando rumores sobre la reanudación del conflicto.
El acuerdo, realizado el lunes en Luanda, fue recibido como un avance decisivo en el largo y accidentado proceso de paz del país africano, y temporalmente acalló las advertencias sobre un retorno a la guerra entre el gobierno y la Unión Nacional para la Independencia Total de Angola (UNITA).
El viceministro angoleño de Administración Territorial, Higino Carneiro, anunció el lunes que la esperada entrega del territorio de UNITA al gobierno comenzaría al día siguiente.
Carneiro hizo el anuncio luego de una larga reunión con representantes de los ex rebeldes, de la Misión de Observación de las Naciones Unidas en Angola y de los tres países que actúan como observadores oficiales del proceso de paz (Estados Unidos, Portugal y Rusia).
Según el acuerdo, amplias zonas controladas por UNITA serían entregadas en pocos días, incluida la estratégica ciudad de Negage, donde se piensa que la organización tiene numerosas fuerzas.
Así mismo, más de 145 áreas serían devueltas para mediados de septiembre, y la totalidad de Angola estaría en manos del gobierno para fines de noviembre.
Aunque aparentemente el plan contaba con la aprobación de UNITA, según lo señaló su principal representante en las negociaciones, Isaías Samakuva, llegó el martes y nada ocurrió.
Mientras Samakuva se encontraba en la base de operaciones de UNITA en Bailundo, en las montañas centrales, consultando con el máximo líder de la organización, Jonas Savimbi, en Luanda los líderes ex rebeldes ofrecían una gran diversidad de excusas para el atraso en la entrega de territorios.
Se dijo que algunas demoras obedecían a razones "técnicas", como problemas de transporte y comunicaciones, mientras otras fueron atribuidas a que los líderes de UNITA en las áreas a ser entregadas no fueron avisados de la medida.
Para este viernes, solamente una pequeña localidad del interior había sido devuelta, y Angola había vuelto a los rumores sobre una reanudación de la guerra.
En el momento de anunciarse el acuerdo "todo sonaba muy bien, especialmente porque UNITA formaba parte de él, pero el problema es que lo acordado no se concretará, al menos a corto plazo", expresó un funcionario involucrado en las conversaciones de paz.
El gobierno y UNITA estuvieron en guerra 19 años desde la independencia del país africano de Portugal, en 1975. En 1994, ambas partes finalmente suscribieron un acuerdo de paz en Lusaka, Zambia.
En los tres años transcurridos desde el tratado de Lusaka, el país vivió en relativa paz, se formó un gobierno de unidad nacional y representantes de UNITA ocuparon bancas en la Asamblea Nacional. Incluso algunos municipios bajo control de UNITA fueron entregados formalmente al gobierno.
Pero desde mayo, cuando fue derrocado en el ex Zaire el antiguo aliado de UNITA, Mobutu Sese Seko, el gobierno angoleño ha estado en pie de guerra y lanzó una ofensiva contra áreas de los rebeldes en el noreste, deteniendo el proceso de devolución de territorios.
Un reciente informe del gobierno al Consejo de Seguridad de la ONU recomendó una ampliación de las sanciones contra los ex rebeldes, incluyendo el congelamiento de sus cuentas bancarias y el cierre de sus oficinas en el exterior.
Aunque el Consejo aún no adoptó una decisión sobre las sanciones, diplomáticos y funcionarios en Angola creen que lo hará en breve.
Están en juego tres medidas que UNITA debería tomar según el tratado de Lusaka: entregar su territorio al gobierno, proveer información sobre el número de soldados que posee y convertir su estación radial de propaganda, Vorgan, en una entidad neutral.
La reciente "concesión" de UNITA sobre la entrega de su territorio y las posteriores demoras y "problemas técnicos" constituyen un ejemplo clásico del proceder de la organización, según diplomáticos en Angola.
"Así es UNITA", dijo un diplomático. "Intenta demorar el proceso lo más posible para evitar la imposición de sanciones" y "siempre está prometiendo cosas que luego no cumple", afirmó.
Pero ya "a todo el mundo se le acabó la paciencia con las demoras de UNITA, que esta vez deberá hacer concesiones reales o enfrentarse a las sanciones", advirtió. (FIN/IPS/tra-en/np/lm/pm/ml/ip/97