ANGOLA: UNITA enfrenta ultimátum del Consejo de Seguridad de ONU

El alcalde Domingos Mavunda se halla junto a una cincuentena de mujeres, ancianos y niños desnutridos que huyeron hace dos semanas de Dala, la aldea que gobernara una vez.

La huida de Dala, situada en la provincia de Lunda Sul, cerca de la frontera con la República Democrática de Congo (ex Zaire), se produjo cuando cientos de hombres armados del ex movimiento insurgente de UNITA ingresaron a la zona tras luchar contra fuerzas del gobierno en el norte.

"Cuando tantas personas armadas ingresaron a Dala, supimos que la guerra estaba en camino y que era hora de que todos partiéramos hacia Saurimo", dijo Mavunda.

El sufrimiento del pueblo de Mavunda es consecuencia del combate entre fuerzas del gobierno y de UNITA (Unión Nacional por la Independencia Total de Angola) en la zona del nordeste, rica en diamantes.

La lucha entre los dos bandos ha sido intermitente desde que el gobierno lanzó una ofensiva a mediados de mayo en zonas dominadas por UNITA, en la provincia de Lunda Norte.

El conflicto ha sido confinado a Lunda Norte y Sur, pero Angola ingresó en un período crucial de dos semanas en el que se decidirá si el combate se extenderá o no al resto del país, aseguran las autoridades.

UNITA y su líder Jonas Savimbi tienen tiempo hasta el 15 de agosto para cumplir con las exigencias del Consejo de Seguridad de la Organización de Naciones Unidas (ONU) o enfrentarse a la posibilidad de la reanudación de la guerra civil con el gobierno, explicaron diplomáticos y autoridades cercanos al proceso de paz.

El Consejo exige la desmilitarización de las fuerzas de UNITA y el inicio de la entrega al gobierno de la gran extensión de territorio angoleño que aún controla el ex movimiento rebelde.

"Si UNITA no responde al Consejo de Seguridad de manera satisfactoria, entonces podemos esperar que se desencadene un conflicto en el país", opinó un diplomático.

Hubo pocos períodos de paz en Angola desde principios de los años 60. Luego de una prolongada guerra de independencia con Portugal, se desencadenó una guerra civil entre el gobierno y UNITA en 1975.

Tras el esfuerzo infructuoso, encabezado por la ONU, de celebrar elecciones en 1992, ambos bandos retornaron a la guerra. Recién en 1994 se firmó un acuerdo de paz.

Una Misión Observadora de la ONU en Angola vigila el precario cese del fuego desde 1994. Aunque hubo amenazas a la paz, las autoridades afirman que la misma está por conseguirse.

Desde 1994, la ONU y su representante en Angola, Alioune Blondin Beye, incentivaron a ambas partes para conseguir una resolución a la crisis, que aparentemente no termina nunca. El mayor logro ha sido la formación de un gobierno de unidad y la representación de UNITA en el parlamento con unas 70 bancas.

Pero en los últimos meses, UNITA se resistió a continuar un programa para permitir que el gobierno extienda su administración a zonas ocupadas por el ex movimiento insurgente y declarar la cantidad de efectivos armados que aún controla.

Antes, la ONU y la comunidad internacional, ante la reticencia de UNITA, hubieran continuado intentando durante meses persuadir a Savimbi.

Pero diplomáticos y autoridades vinculadas al proceso de paz señalaron que la paciencia para con la resistencia de UNITA se está agotando y que los ex insurgentes deben responder a tiempo o enfrentarse a sanciones adicionales y la posibilidad de la reanudación de la guerra.

La nueva resolución constituye una señal de frustración tanto con la lentitud del proceso de paz angoleño, que ya lleva seis meses de retraso, como con la nueva debilidad de UNITA.

La guerra civil en la República Democrática del Congo (ex Zaire) y el ascenso de Laurent Kabila a la presidencia le costó a Savimbi su último mejor amigo en Africa, Mobutu Sese Seko, quien fuera presidente de facto de Zaire durante 32 años.

A través del aeropuerto de Ndjili, en Kinshasa, y con la bendición de Mobutu, Savimbi pudo proveer a UNITA grandes cantidades de armamentos, gasolina y otros artículos necesarios.

Ahora, la línea de suministro es más precaria, ya que los aviones de carga importan en su mayoría productos de Sudáfrica que no son de defensa, afirmaron las autoridades.

UNITA también se enfrenta al menguante respaldo de Estados Unidos. Washington trató de mantener el equilibrio en sus relaciones con ambos bandos y utilizó su posición como una de las tres naciones observadoras del proceso de paz, junto a Portugal y Rusia, para incentivar a Savimbi a negociar.

Actualmente, en cambio, las autoridades afirman que Estados Unidos brinda su pleno respaldo al gobierno de Angola.

"Washington está tan cansado de la reticencia de UNITA como cualquiera. Al demostrar su respaldo incondicional al gobierno, obligará a Savimbi a acceder a las exigencias del Consejo de Seguridad", aseguró un diplomático.

No son sólo las declaraciones de Estados Unidos las que hacen pensar que el respaldo ha pasado a favor del gobierno. El gobierno de Washington aprobó recientemente la venta de seis aviones de transporte C-130 a las fuerzas armadas de Angola.

La venta, aunque no significará una superioridad militar del gobierno, tiene el propósito de indicar a UNITA que es probable que la ayuda militar continúe en el futuro si se mantiene la intransigencia del grupo.

Para comenzar, la flota entera de viejos aviones de carga soviéticos Antonov podría ser sustituida por los C-130, afirma un diplomático de un país industrial.

El presidente angoleño, José Eduardo Dos Santos, anunció que obligará a UNITA a cumplir con el ultimátum de mediados de agosto.

Mientras, diplomáticos y analistas militares señalaron que el presidente y el comandante del ejército, general Joao de Matos, hablan de una campaña militar que comenzaría después de la fecha señalada.

Los malos augurios abundan tanto en la capital como en los pueblos entre Luanda y Saurimo. Pero muchos angoleños aseguran que, en el pasado, Savimbi salió del paso al ofrecer una propuesta a último momento.

Hay indicios de que podría haber una reunión entre Savimbi y Dos Santos, que no resolvería los problemas pero podría desactivar la crisis actual, afirman las autoridades.

Savimbi podría sugerir una reunión antes del 15 de agosto o un arreglo sobre los yacimientos de diamantes, ya que UNITA controla la mayor parte de sus ingresos anuales de mil millones de dólares.

Si Savimbi accediera a las exigencias del Consejo de Seguridad, la comunidad internacional presionaría para que el gobierno de Angola controle su actitud.

"Pienso que Savimbi va a proponer algo, pero no sé si será suficiente para evitar el retorno a la guerra", dijo un funcionario vinculado al proceso de paz. (FIN/IPS/tra-en/lm/kb/aq-ml/ip/97

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