El jefe de gobierno electo de la Ciudad de México, Cuauhtémoc Cárdenas, llegará este jueves a Buenos Aires en un momento en que, súbitamente, dos importantes partidos de centroizquierda en Argentina sellaron una alianza que podría llevarlos al poder en el corto plazo.
Hace un mes, el triunfo de Cárdenas, del opositor Partido de la Revolución Democrática, había tenido fuerte impacto en los sectores centroizquierdistas de América Latina que aspiran a protagonizar una seguna ola de reformas en la región con acento en el empleo, la transparencia y la distribución de la riqueza.
Pero la alianza que alcanzaron la Unión Cívica Radical (UCT) y el Frente País Solidario (Frepaso), de centroizquierda, cambió de manera repentina el panorama en Argentina, donde los cambios hacia un modelo capitalista "con rostro humano" parecían lejanos pese al desgaste de la gestión de Carlos Menem.
Según las primeras proyecciones, la Alianza por el Trabajo, la Justicia y la Educación podría alzarse con 50 por ciento o más de los respaldos para las elecciones legislativas de octubre, y ya se elabora un acuerdo programático para las presidenciales de 1999, en las que presentarán una fórmula mixta.
El gobierno del presidente Menem, que asumió por primera vez hace ocho años, protagonizó una serie de reformas económicas que pusieron freno a la inflación, generaron un crecimiento sostenido y promovieron la llegada de inversiones.
Pero paralelamente al ajuste con privatizaciones y achicamiento del Estado, comenzó a incrementarse el nivel de desempleo hasta multiplicarse por tres. Hoy la gestión del presidente tiene un respaldo de apenas 12 por ciento de la población, según la encuestadora Graciela Romer.
Organismos de crédito internacional e inversores externos comenzaron este año a inquietarse por la creciente corrupción y la ausencia de una justicia independiente. Sus preocupaciones generaron sintonía con los reclamos de transparencia de la oposición política.
La dirigencia de centroizquierda tenía ante sí una oportunidad pero no podía capitalizarla debido a una sobreoferta de propuestas políticas coincidentes que no llegaban a cristalizar en un programa único de acción parlamentaria y de gobierno.
Dirigentes del Frepaso como el diputado Carlos Alvarez se reunían periódicamente con Cárdenas y con el brasileño Ignacio Lula Da Silva, del Partido de los Trabajadores, en el Foro de San Pablo, encuentro regional para elaborar políticas y estrategias de acceso al poder en reemplazo de gobiernos neoliberales.
En ese ámbito participan también otros partidos de izquierda de América Latina que tienen fuertes posibilidades de acceder al poder central, como el Frente Amplio de Uruguay (que gobierna la capital del país), el Frente Sandinista de Nicaragua o el Encuentro Nacional de Paraguay.
Desde 1990, cuando el Foro se reunió por primera vez tras la caída del Muro de Berlín, el discurso de los partidos de izquierda se fue moderando.
En la última cita, Da Silva consideró "un gran peligro" proponer la reestatización de empresas públicas, lo mismo que opinan Cárdenas en México y el Frepaso en Argentina.
Las tres fuerzas coinciden en la necesidad de mantener las reglas básicas del sistema y defender la estabilidad.
Pero reclaman una participación más activa del Estado en la salud, la educación, la justicia y la promoción de una política industrial que permita revertir el proceso de desempleo que acompaña el crecimiento.
Los dirigentes coinciden en que si se combate la corrupción en sus países, habrá recursos para construir un Estado más eficiente en atender los asuntos que escapan a los intereses del mercado.
La organización Transparencia Internacional indicó que Argentina está entre los 10 primeros pases más vulnerables a la corrupción junto con Bolivia, México, Colombia, Venezuela, India, Indonesia, Pakistán, Rusia y Nigeria.
Como si hubiera sido una premonición, en la última edición del foro, Da Silva admitió que para sustituir a los gobiernos neoliberales es necesario hacer alianzas con sectores de centro, que es lo que hizo esta semana el Frepaso con la UCR.
Los protagonistas de la nueva alianza levantan las banderas de la estabilidad con empleo, crecimiento y reparto equitativo de las riquezas. También coinciden en la necesidad de enfrentar la corrupción y en daral Estado y a la sociedad civil un papel más destacado del que tienen hoy.
La senadora Graciela Fernández Meijide, candidata del Frepaso, sostiene la necesidad de abrir la alianza a organismos no gubernamentales (ONG).
Fernandez participó en julio de un encuentro realizado en Washington por una ONG formada por ex consultores del Banco Mundial y miembros del Partido Demócrata de Estados Unidos para revisar la política de ajuste estructural que se aplica en la región.
Los gobiernos de Argentina, Brasil y México se negaron a participar de la iniciativa que surgió de la reunión. Pero en Argentina una central sindical aliada al Frepaso realizará un foro con participación de organizaciones sociales y políticas, aunque sea sin apoyo oficial.
El economista Claudio Lozano, encargado de organizar el foro social en Argentina, señaló que el Banco Mundial coincide con la idea de promover el desarrollo de las pequeñas y medianas empresas creadoras de empleo, una de las propuestas básicas de la nueva alianza.
La alternativa de poder, que est abierta a una participación de diversos sectores de la sociedad civil y tiene un importante protagonismo femenino en lugares claves, ya está en marcha en Argentina y comenzó a todo ritmo.
La llegada de Cárdenas, que se reunirá con el alcalde de Buenos Aires, el radical Fernando de la Rúa, será un mojón que reforzará el clima de despertar de la oposición.
Uno y otro aspiran a saltar de la intendencia a la presidencia y hoy el escenario no podía ser más benévolo para ellos. (FIN/IPS/mv/dg/ip/97)