La compañía minera Cambior, de Canadá, acusada por el mayor desastre ambiental de la historia de Guyana, pretende silenciar por la vía judicial las críticas de un activista a sus extracciones de oro en América.
Desmond Travis, perteneciente a Recherches Internationales Quebec (RIQ), envía mensajes a instituciones financieras para advertirles sobre los daños ambientales que provocan las actividades de Cambior y exhortarles a no financiar las operaciones de la empresa.
Un estanque de contención de la mina guyanesa de oro Omai, operada por Cambior, reventó en 1995, lo que provocó el derrame de 3.200 millones de litros de residuos de cianuro en el río Esequibo, la mayor fuente de agua del país. Peces y ganado murieron de inmediato.
En marzo, tres ciudadanos de Guyana que crearon el grupo RIQ junto con Travis entablaron una demanda judicial contra Cambior en un tribunal de Quebec, Canadá, con la finalidad de exigir compensación por los problemas ambientales y sanitarios generados por el derrame.
Travis envió en junio una carta en nombre de RIQ a bancos como Chase Manhattan, Bank of Nova Scotia, Royal Bank of Canada y Nesbitt Burns, que analizaban la concesión de préstamos a Cambior para desarrollar la mina de oro La Granja, en el norte de Perú.
"Cambior ha demostrado una grave indiferencia hacia los ecosistemas en los que opera", denunció Travis en su carta, en la que mencionó el derrame de Guyana así como supuestas violaciones a las normas ambientales en Alaska y Arizona.
Travis también señaló que la compañía tiene malos antecedentes en materia de derechos humanos en Suriname, donde, dijo, obliga a trasladarse de sus lugares de residencia a las comunidades de cimarrones (descendientes de esclavos negros) en Nieuwkoffiekamp.
La carta informaba que Carol Mathieu, encargada de seguridad internacional de Cambior, estaba a cargo de operaciones de paz en Somalia cuando los soldados canadienses mataron a un ciudadano somalí en una sesión de torturas.
Travis advirtió que los activistas considerarían con seriedad realizar un "boicot absoluto a toda institución financiera" que financiara las operaciones de Cambior si la compañía no satisface los reclamos de compensación pendientes en Guyana.
Cambior replicó a través de una solicitud de mandato judicial que impida a Travis comunicarse con las instituciones financieras debido a lo que considera una "interferencia ilegal en sus actividades económicas".
En los últimos dos meses, el precio de cada acción de Cambior cayó de 16 a 10 dólares.
La empresa "solicitó a los jueces que coharten mi libertad de expresión, pero la demanda no sugiere que nada que haya dicho sea mentira. Lo único que dice es que nuestra campaña les causa daño económico", declaró Travis a IPS.
"Respondimos de un modo que consideramos prudente contra una campaña que consideramos ha ido demasiado lejos. Existen leyes contra este tipo de cosas", dijo el portavoz de Cambior Geoffrey King, quien se negó a comentar sobre las suposiciones de la carta de Travis.
"Desde el derrame de cianuro, Cambior consideró al desastre un problema de relaciones públicas y no uno de salud pública", dijo Steve Michelin, abogado de los ambientalistas.
"Creemos que las 23.000 víctimas de la catástrofe en Guyana merecen más que las disculpas del presidente de Cambior, Louis Gigna, aparecidas en publicidad en la prensa", añadió Michelin.
King insistió en que el incidente no fue un gran desastre ambiental y sostuvo que el cianuro se descompone y se torna inocuo cuando se expone al sol y al oxígeno.
Pero la solución de cianuro que se filtra en la tierra no se descompone debido a la ausencia de luz solar, replicaron científicos.
El cianuro tiene efectos nocivos sobre los peces en niveles de 0,01 partes por millón. Concentraciones tan bajas como cinco partes en mil millones inhiben su reproducción y 0,03 partes por millón son mortales, según los activistas.
En humanos, aun una pequeña cantidad de cianuro puede provocar disminución de las funciones respiratorias y de la glándula tiroides, dolor cardíaco, vómitos, dolores de cabeza y toxicidad del sistema nervioso central.
El gobierno de Guyana indica que la concentración de cianuro hallada en el desastre de Omai fue entre 25 y 30 partes por millón, aunque esa proporción se diluyó con rapidez hasta alcanzar tres partes por millón.
Los científicos advierten que el efecto de metales pesados en los residuos podrían tener efectos mucho peores que el cianuro. Las concentraciones de estas sustancias variaron de 1,5 a 2,5 partes por millón tras eel desastre, según datos de la propia compañía.
Mary Mueller, científica que analizó el efecto de derrames similares de cianuro en Colorado, Estados Unidos, afirmó que las concentraciones de cobre y sulfatos que excedan una parte por millón pueden provocar problemas estomacales e intestinales a humanos e incluso causar la muerte a caballos.
El plomo y el mercurios también pueden ser mortales en seres humanos, aseguró. (FIN/IPS/tra-en/pc/mk/aq-mj/en/97