Amazonia de Brasil, una escuela apunta a formar una generación de ambientalistas que al mismo tiempo sean capaces de manejar herramientas "modernas" como la informática.
Mientras desde el banco de una escuela los adolescentes de otras latitudes sueñan con una aventura al aire libre, Carlos, un brasileño de 14 años, cursa sus estudios en un establecimiento al aire libre en la Amazonia.
Para él, como para otros 1.700 alumnos de la Escuela Bosque, el aprendizaje es una aventura cotidiana en la selva amazónica.
"La razón por la cual existe esta escuela es concientizar a las personas de que destruyendo al medio ambiente están autodestruyéndose", explica el adolescente.
"La degradación ambiental es un acto irresponsable de personas que no están preparadas para convivir con su medio", agrega Carlos, que formará parte de la primera promoción de técnicos ambientales de la Escuela Bosque.
La institución, ubicada en una de las 39 islas del distrito de Outeiro, a 35 kilómetros de Belém, capital del norteño estado brasileño de Pará, fue construida en medio de un área preservada de la selva amazónica de 120.000 metros cuadrados.
"La Amazonia es blanco de preocupación en el mundo entero en torno a la cuestión de la preservación de sus recursos naturales y de la potencialidad de sus riquezas", explica Jackeline Serra, presidenta de la Fundación Escuela Bosque.
"Pero necesitamos que esos problemas también sean comprendidos por el propio habitante del Amazonas. Nosotros no podemos cruzar los brazos frente a nuestro propio proceso de degradación", agrega.
La propuesta de la escuela, pionera en América Latina en este tipo de contenido curricular, comienza con la educación preescolar y termina en la escuela secundaria.
Al currículum tradicional de la enseñanza oficial brasileña agrega contenidos y prácticas que sus educadores califican como "socioambientales".
Sus programas de educación formal e informal son volcados a las demandas de las comunidades isleñas en las que está insertada.
"El objetivo es crear una cultura de valorización del medio ambiente, entendido no sólo como una cuestión verde sino también como algo que comprende las relaciones sociales y la calidad de vida de un pueblo", señala Serra.
Para alcanzar esas metas, la Escuela Bosque está abocada a la formación de especialistas en las necesidades crecientes de la selva amazónica, como manejo de flora, de fauna y de ecoturismo.
Iona, otra estudiante, está dispuesta a luchar para revertir lo que sus antecesores destruyeron.
"Nadie se preocupa por preservar el medio ambiente. Esto llamó mucho mi atención y por eso voy a hacer todo lo que esté en mis manos para que cambie ese escenario", dice.
David decidió por su lado ingresar a la Escuela Bosque por razones más prácticas. "Pretendo formarme en ecoturismo, que es un área de mucho futuro en esta región", justificó.
Aún en medio de la selva, la escuela dispone de todos los instrumentos presentes en los centros educativos de los grandes centros urbanos.
El concepto de aventura para sus alumnos -la mayoría hijos de los habitantes sin recursos del archipiélago- es internarse en la biblioteca de la escuela, en las aulas de informática, de biología, de física, o en sus salas de juego o de lectura.
Entre otras actividades extraescolares, los hijos de los isleños tienen acceso a cursos de horticultura, reciclado de basura, forestación, nutrición y farmacia natural.
"Yo escogí esta escuela porque vi que era como una del primer mundo", destaca Iona.
La perspectiva de la secretaria municipal de Educación de Belem es extender la experiencia de la Escuela Bosque a la formación universitaria en las áreas de Ciencias del Hombre y Ciencias Naturales.
Según los educadores, el curso superior permitirá la formación de profesionales capacitados para "salvar al Amazonas", pero nacidos en la región y disponiendo de "una identidad propia".
Actualmente, para realizar un estudio de impacto ambiental en la región se recurre a expertos provenientes de empresas de Rio de Janeiro o de Sao Paulo, que están a miles de kilómetros y viven en realidades totalmente distintas.
"Nuestra intención no es solamente trabajar con esa dimensión localizada de la región amazónica. Nuestros hombres del mañana necesitan también comprender la problemática ambiental en un sentido más global", concluyó Serra. (FIN/IPS/ff/dg/ed-pr-en/97