La Organización de Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE) criticó en un informe publicado hoy la lentitud de las reformas económicas en Alemania, un tipo de reproche generalmente reservado a los países en vías de desarrollo.
En un momento en que Alemania enfrenta desafíos "particularmente complejos, el ritmo de la reforma se ha enlentecido debido a la dificultad para lograr decisiones consensuales", sostuvo la organización con sede en París en su último informe económico.
El consenso, ahora difícil de alcanzar debido a la urgente necesidad de ajustes estructurales, constituyó históricamente la espina dorsal de la política alemana de la posguerra.
Pero hoy el debate político permanece "concentrado en la distribución de ingresos", sostiene el estudio de la OCDE, una organización de países industriales occidentales fundada por Alemania y otros 19 estados en 1961.
Actualmente, la OCDE tiene 29 miembros, entre ellos México y Corea del Sur, de industrialización reciente, y las antiguas economías socialistas de República Checa, Hungría y Polonia.
La última revisión de la economía alemana por la OCDE fue realizada en julio de 1996, cuando había señales de que el crecimiento de la producción aumentaría nuevamente tras una actuación económica bastante pobre en los 18 meses anteriores.
Según el último estudio, el crecimiento económico mostró signos de recuperación desde la segunda mitad de 1996, pero no se basa lo suficiente en la demanda interna sino en la fuerza del sector exportador.
Por lo tanto, la OCDE exhorta a Alemania a concentrar el debate político en "la necesidad de una respuesta dinámica a una economía europea y mundial cambiante y a la abrumadora necesidad de crear las condiciones apropiadas para el crecimiento del empleo".
"En este año y el próximo deberán adoptarse grandes decisiones políticas, especialmente con respecto a los sistemas impositivo y de seguridad social", urgió Dieter Menke, director de la oficina de la OCDE en Bonn, al resumir el informe.
Sin embargo, Alemania enfrenta muchos riesgos, en especial su fuerte dependencia de las exportaciones, "de modo que cualquier debilitamiento de los mercados extranjeros podría tener un importante impacto negativo", advirtió.
El aumento de las exportaciones de 483.500 millones de dólares en 1995 a 505.200 millones el pasado año se debió al crecimiento de la demanda de varios de los socios comerciales de Alemania, entre ellos Estados Unidos, los países de Europa central y oriental y Japón.
Sin embargo, las condiciones macroeconómicas en la Unión Europea, que absorbe tres quintos de las exportaciones alemanas, fueron menos favorables.
Según el informe, las crecientes exportaciones -ayudadas por un dólar fuerte y un marco débil- e inversiones están apuntaladas por una fuerte competitividad y rentabilidad, y el incremento de los salarios será moderado este año y en 1998.
La OCDE prevé que el producto interno bruto de Alemania aumente 2,25 por ciento en 1997 y 2,75 por ciento en 1998, en marcado contraste con el crecimiento previsto de hasta siete por ciento en economías emergentes como la de India.
Un importante aspecto del problema es el desempleo, que según el informe no se reducirá significativamente este año. En Alemania hay 4,5 millones de personas sin empleo, equivalentes a 11 por ciento de la población activa.
"El objetivo declarado del gobierno y de la industria consiste en reducir el desempleo a la mitad para fin de siglo", dice el informe.
Los autores del informe, quienes consultaron a expertos del gobierno, la industria y la banca antes de publicar el documento, creen que sería poco realista esperar una gran reducción del desempleo en esta etapa.
Esto se debe a que las reformas sólo surtirán efecto gradualmente y un cambio de comportamiento "llevará algún tiempo".
Tal cambio, sin embargo, implica deshacerse de una política posguerra que garantizaba la seguridad laboral, aumentos regulares de salarios, una vida relativamente digna aun sin empleo y sistemas de salud y seguridad social adecuados.
La OCDE respalda al gobierno coalición de la Unión Demócrata Cristiana del canciller (primer ministro) Helmut Kohl, la Unión Social Cristiana y el Partido Demócrata Libre, que intenta convencer a los alemanes de que el pasado pasó y el futuro necesita de una visión diferente.
El Partido Social Demócrata y la Alianza 90/Los Verdes, de oposición, concuerdan en que las cosas nunca serán igual.
No obstante, insisten en que la "economía de mercado social" de la posguerra que tanto enorgulleció a Alemania no debería ser sustituida por una pura economía de mercado con absoluta libertad para contratar y despedir trabajadores. (FIN/IPS/tra-en/raj/rj/ml/ip-if/97