Las elecciones parlamentarias del domingo en Vietnam podrán abrir paso a un nuevo liderazgo, pero el cambio no implicará necesariamente una transformación de las políticas del país asiático.
Los vietnamitas se preparan para elegir el 20 de julio un nuevo parlamento, llamado la Asamblea Nacional, en comicios realizados cada cinco años. Vu Mao, secretario general del Comité Electoral Nacional, afirmó que el nuevo parlamento seguirá adelante con la renovación económica del país, o la política del "doi moi".
Cuando los medios oficiales publicaron la lista de candidatos el mes pasado, estuvieron ausentes los nombres del triunvirato que gobierna Vietnam, el presidente Le Duc Anh, el jefe del Partido Comunista, Do Muoi, y el primer ministro, Vo Van Kiet.
La omisión significó que no se postularían para la reelección, porque la Constitución afirma que el presidente y el primer ministro deben ser miembros de la Asamblea Nacional.
La posición de Muoi como jefe del Partido Comunista no requiere que sea electo, de modo que mantendrá su puesto. Algunos analistas, no obstante, sugieren que no extendería su mandato durante largo tiempo.
Fuera de la Asamblea Nacional, Anh, Muoi y Kiet seguirán siendo figuras claves del buró político.
Los miembros del triunvirato se controlaron entre sí al fijar la dirección de la adhesión de Vietnam a la práctica socialista mientras inició el camino de búsqueda de una economía de mercado.
Anh, quien sufrió un ataque cardíaco en noviembre de 1996, es la figura clave de la troica, y representa fuertes lazos entre el Partido Comunista y las fuerzas armadas. Como secretario general del Partido Comunista, Muoi representó la doctrina, mientras Kiet es descrito como reformista.
Los nombres de los nuevos líderes no se sabrán hasta septiembre. Vietnam debería tener una nueva Asamblea Nacional antes del 20 de septiembre, última fecha prevista.
Según rumores, los candidatos a la presidencia son el canciller, Nguyen Manh Cam, y el actual presidente de la Asamblea Nacional, Nong Duc Manh. El actual viceprimer ministro, Phan Van Kai, debería asumir como primer ministro.
Fuentes locales están de acuerdo en que el actual jefe del departamento político de las fuerzas armadas, Le Kha Phieu, asumirá el puesto de jefe del Partido Comunista tras Muoi. Phieu sigue una línea más dura, aunque con el apoyo de los sectores políticos y militares del gobierno.
El nuevo conjunto de líderes necesitará un consenso sobre cómo seguir adelante con las reformas, un proceso que podría enfrentar presiones conflictivas dentro del Partido Comunista.
La sucesión no resuelta de la dirigencia ha retardado el ritmo de las reformas económicas desde el año pasado. A partir del inicio de las reformas hace una década, la economía de Vietnam floreció y atrajo considerables inversiones extranjeras. El crecimiento de su producto interno bruto PIB excede ocho por ciento anual desde 1992.
Las elecciones son seguidas de cerca por otros motivos, entre ellos, se aplicarán nuevas leyes afectando la campaña y expandiendo el número de miembros de la Asamblea no pertenecientes al Partido Comunista. El número de escaños fue ampliado de 395 a 450.
Estas reformas son parte de un paquete diseñado para responder a críticas de que la Asamblea General sólo es un sello del Partido Comunista.
Bajo una nueva ley, ahora se permite a los candidatos hacer campaña en medios estatales, pero sólo algunos aprovecharon la oportunidad.
Aunque las elecciones no son en Vietnam un evento tan estridente como en otros países, tienen sus propia dosis de polémica.
El período de la campaña fue marcado por un escándalo que forzó al candidato Nguyen Van Bu a retirar su postulación a un escaño parlamentario y admitir que mantenía varias relaciones extramaritales. El consejo electoral anunció que renunciaba por "no lograr el nivel" para la candidatura.
El miércoles, el diario local "Lao Dong"' informó sobre preparativos de fraude, y afirmó que los residentes del distrito de Ha Ba Trung se quejaron de recibir "instrucciones detalladas" sobre cómo emitir su voto. (FIN/IPS/tra-en/sb/js/lp/ip/97