//REPETICION//AUSTRALIA: Pacífico Sur acusa a primer ministro de racismo

El gobierno del primer ministro de Australia, John Howard, recibió una lluvia de críticas de islas del Pacífico Sur que lo acusan de mantener posiciones racistas y autoritarias.

Australia se sumergió en de otra crisis de relaciones exteriores, esta vez tensando sus lazos con países del sur del Pacífico, después de un episodio en que ofendió a Asia, dejando que un debate racial se le fuera de las manos.

La disputa comenzó poco después de la primera reunión del Foro del Pacífico Sur (FPS), el 17 de julio, organizada por Australia para promover la liberalización económica en la región.

Gran parte de los logros se perdieron tras la publicación en la prensa de un documento preparatorio de la reunión con puntos de vista críticos y ofensivos de naciones del Pacífico Sur.

El documento fue preparado por ministros australianos de la Oficina de Evaluación Nacional, y marcado con la advertencia "Sólo para ojos australianos".

Calificando a muchos líderes del Pacífico Sur como corruptos y borrachos, afirma que países como Naurú y las Islas Cook están al borde del colapso económico, y acusa a muchos gobiernos de no estar dispuestos a iniciar las reformas económicas, amenazando los intereses regionales de Australia.

El documento sostiene que el primer ministro de Islas Salomón, Soloman Mamaloni, es un obstáculo para el gobierno responsable porque llegó al poder con la ayuda de intereses madereros malasios.

Su ministro de Finanzas, Michael Maina, es llamado "Señor Diez Porciento", por supuestamente aceptar sobornos de compañías taladoras de Malasia.

El ex primer ministro de Papúa Nueva Guinea, Julius Chan, es atacado por ser hostil a Australia y por buscar relaciones más estrechas con Malasia para reducir su dependencia de la ayuda australiana. El viceprimer ministro, Chris Haiveita, es "ambicioso y engreído".

Sobre Naurú, que recientemente llevó a Australia ante la Corte Mundial demandando compensación por daños ambientales causados por actividades mineras en el país, el documento afirma que es "una entidad empobrecida y desesperada incapaz de sustentar su soberanía".

Analistas indican que la revelación del documento socavó severamente la situación de Australia en la región, y sus esfuerzos por ausmir un papel de liderazgo en el desarrollo del Pacífico Sur.

Jefes de gobierno y Estado respondieron con indignación al contenido del documento. El primer ministro de Fiji, Sitiveni Rabuka, lo calificó como "demostración de falta de respeto" hacia la gente del Pacífico.

El presidente en funciones Ruben Zackhiras de Islas Marshall, actual presidente del SPF, acusó a Canberra de dar lugar a "los prejuicios y la intolerancia".

El canciller australiano, Alexander Downer, emitió una declaración asegurando a los líderes del Pacífico que el documento no refleja "el punto de vista o la actitud del gobierno, ni su política hacia las islas del Pacífico".

Downer solicitó a las misiones diplomáticas en la región que expliquen la posición de Australia.

Pero críticos afirman que el informe añade nuevos elementos a la actitud racista de Australia. El ex canciller Gareth Evans, ahora líder opositor, dijo que el documento es "autoritario, arrogante, despectivo" y agregó que "nunca debió haber sido escrito".

"Nos ganamos la antipatía de la gente en Asia con el fenómeno Hanson y la incapacidad del gobierno para tratar con el asunto. Ahora ofendimos a todo el Pacífico Sur", agregó.

Evans se refirió a la parlamentaria independiente Pauline Hanson, cuyas declaraciones a favor de detener la inmigración asiática encendieron una debate racial. El gobierno de Howard dio una mala imagen al no objetar rápida y categóricamente a sus puntos de vista.

Incluso Nueva Zelanda, el amigo más cercano de Australia en la región, fue ofendida por el documento sobre el Pacífico Sur, el cual la acusó de socavar los intentos de Canberra de estimular a los gobiernos de las islas a que introduzcan reformas económicas.

El documento calificó al ministro de Finanzas de Nueva Zelanda, Winston Peters, de "bala perdida", un oportunista con reputación de conducta poco clara y borracho que frecuenta clubes nocturnos hasta altas horas de la noche.

Por ser el primer ministro de origen maorí de Nueva Zelanda, el documento agregó combustible a las acusaciones de que tiene connotaciones racistas.

Peters restó importancia al informe, diciendo que es "meramente la opinión de un burócrata ignorante". (FIN/IPS/tra- en/ks/js/lp/ip-pr/97

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