Las fuertes e inusuales lluvias caídas en junio pasado sobre gran parte de Chile dejaron al desnudo la deficiente construcción de las llamadas viviendas básicas o sociales para personas de bajos ingresos.
Pero la muerte de una joven, semanas más tarde, en un edificio del barrio alto por emanaciones tóxicas de monóxido de carbono a través de los ductos del inmueble reveló, asimismo, la situación anómala de varias construcciones destinadas a residentes de altos ingresos.
La situación de las viviendas básicas explotó cuando, debido a las lluvias, dos conjuntos habitacionales ubicados en la periferia de la capital, con un total de 3.500 casas, fueron traspasadas por el agua, al punto que la empresa constructora, Copeva, optó por cubrirlas con plástico para reducir el impacto del agua dentro de los edificios.
Las dramáticas imágenes que diariamente mostraban los noticieros de televisión, tales como bebés durmiendo en camas húmedas, adultos con neumonía, muros agrietados por el agua y gente protestando contra la empresa constructora, provocaron la respuesta del gobierno que, a través de su Ministerio de Vivienda, asumió la responsabilidad de repararlas.
El gobierno demandó judicialmente a Copeva y formó varias comisiones paraque revisen los programas habitacionales del Ministerio de Vivienda y los reglamentos que los rigen. Paralelamente, fue aceptada la renuncia del Director del Servicio deVivienda y Urbanismo (Serviu), Fernando Guerra y, en su lugar, nombrada la arquitecta Joan McDonald.
De acuerdo al Consejo Nacional de Defensa de los Consumidores (CONADECUS) el número de casas defectuosas en el país alcanzaría al treinta por ciento de las cien mil viviendas subsidiadas que anualmente entrega el Ministerio de Vivienda.
Mala o nula impermeabilización, techos mal colocados, aleros cortos, terminaciones deficientes y suelo inadecuado para ubicar las casas, fueron algunas de las fallas señaladas a la prensa a fines de junio por Ernesto Medina, presidente de CONADECUS.
A conclusiones similares y aún más duras acaba de llegar un equipo de alumnos de la carrera de Arquitectura de la Universidad de Chile quienes el 14 de julio pasado dieron a conocer los resultados de un estudio realizado en una villa santiaguina con viviendas similares a las construidas por Copeva.
Los universitarios señalaron a la prensa que lo que allí observaron era todo lo contrario a lo que habían aprendido en construcción y diseño.
Material inadecuado para la construcción de viviendas, como el bloque de hormigón, losas con grietas, instalaciones sanitarias y eléctricas colapsadas, así como fallas en la ejecución de las obras, fueron algunas de las deficiencias detectadas por los universitarios en su estudio, cuyas conclusiones serán entregadas a la comunidad universitaria y a algunos arquitectos nacionales.
Por otra parte, la muerte de una joven en la comuna (barrio) de Las Condes por emanaciones de monóxido de carbono, a mediados de julio, implicó que el alcalde ordenara la inspección de todos los edificios de ese rico municipio ubicado en la zona oriente de Santiago.
El descubrimiento de emanaciones tóxicas en varios inmuebles, todos de reciente construcción, produjo la suspensión del suministro de gas en catorce edificios de esa comuna, lo cual ha afectado a unas quince mil personas.
Como primer resultado, la Superintendencia de Electricidad y Combustibles -órgano que autoriza los planos de los ductos de los edificios- fue invitada a participar en las comisiones técnicas establecidas por el Ministerio de Vivienda para controlar la calidad de las viviendas. (FIN/Consumers International-IPS/97